AEROLÍNEAS ARGENTINAS LÍNEA DE BANDERA
BY Rubén Chorny
Aerolíneas Argentinas transportó 11% más pasajeros en los últimos 4 años, casi 3 millones más de asientos, pero paradójicamente los ingresos le mermaron US$ 419 millones (-20%) en ese lapso.
El año pasado recibió US$ 200 millones en subsidios, acumuló una deuda corriente de más de US$ 300 millones y préstamos por encima de US$ 1.200 millones. Así y todo, el balance de 2019 viene negativo en US$ 600 millones.
¿Cómo se entiende que a la línea aérea de bandera (un concepto muy antiguo, obsoleto, que sólo los sindicalistas utilizan porque los políticos son desinformados) no le haya ido bien a pesar de haber incrementado el tráfico doméstico?
La principal razón ha sido el efecto que tuvo en su ecuación económica la caída del 40% en la tarifa, al haber pasado de US$ 140 a US$ 80, consecuencia directa de la guerra comercial que siguió a la desregulación aérea de cabotaje, que también dejó un tendal entre las low cost privadas: Avian (vinculada a la familia Macri) desapareció; FlyBondi (perteneciente al grupo financiero del ex subjefe de Gabinete, Mario Quintana) arrastra deudas importantes y Norwegian le tuvo que vender a Jet Smart.
La influencia de la maxidevaluación de la moneda nacional terminó siendo determinante en el cuadro de situación de las firmas aéreas: al cabo de 4 años, los argentinos valemos la mitad y tenemos que pagar el triple por las deudas contraídas. Obedeció a que la inflación hizo que se redujeran los pesos 3 a 1, en el mismo lapso en el que devaluó 6 veces su paridad cambiaria.
Mal de muchos consuelo de tontos, en la práctica, toda la economía argentina equivale en dólares a la mitad de lo que representaba en enero de 2016, pero adeuda en términos de divisas el triple de lo que producía en pesos en aquel momento para generarlas.
Sin embargo, la nueva administración acusa a la anterior, entre otras cosas, de haber dejado de promover a la Argentina en el exterior por priorizar una estrategia comercial local de altísimos costos, cuando se imponía salir a conseguir pasajeros extranjeros, que pagan en dólares.
Es justo lo que se propone hacer la actual conducción, de acuerdo con las definiciones del director Comercial de Planeamiento y Gestión de Rutas de Aerolíneas Argentinas, Fabián Lombardo.
Planea crecer en la ruta a Nueva York con un mínimo de 6 frecuencias, lo mismo con Madrid y Barcelona; reabrir Brasilia, Belo Horizonte, Córdoba-Miami y posicionarse en Europa.
La premisa es traer pasajeros del exterior potenciando el sector receptivo para redistribuirlos por la geografía nacional.
A tal efecto, la propuesta consiste en reforzar la flota de largo alcance Airbus 340, señaló el vicepresidente, Gustavo Lipovich.
Pero concretar esta idea de exportar tíckets para reforzar la cuenta de dólares no será inmediato.
Y sí le tocará volar sin ingresar fondos frescos para cumplir con un pasivo que quedó de la anterior gestión de 24.000 millones de millas (10.000 millones más que las heredadas en 2015), fruto de acuerdos que hicieron crecer ese compromiso desde un equivalente de US$ 86 millones en 2015 a unos US$ 212 millones en la actualidad.
La caja se desbalanceó porque frente a un aumento del 64% en la cantidad de millas otorgadas, el correspondiente a los pasajeros resultó de apenas un 20%.
No menos significativo para el estado financiero con que arrancan el año las compañías aéreas ha sido el apuro de los clientes por comprar pasajes hacia destinos locales cuando se empezó a hablar del impuesto del 30% al dólar, según reconocen fuentes del sector.
Turismo for import
El gerente de ventas de la empresa Despegar, Ezequiel Pico, precisó que los más elegidos fueron Buenos Aires, Iguazú, Bariloche, Córdoba y Mendoza.
Ya antes de estos movimientos preventivos había menguado el tráfico aéreo al exterior por el incremento del costo de los viajes que causó la disparada pos PASO de la paridad cambiaria.
Hubo en noviembre un descenso interanual de -3,1% en las salidas del país de turistas residentes y un -15,8% si se toma el mes anterior, octubre, como referencia.
En los 11 meses de 2019, los viajeros hacia afuera, que un 82% embarcaron en los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque, totalizaron 3.707.200, lo cual implica una caída interanual de 11,9%.
Que principalmente se hubieran dirigido a Norteamérica (23,9%); Europa (20,9%) y Brasil (19,4%) pone de manifiesto el poder adquisitivo de esta camada viajera, a lo que se agrega que, de una estadía promedio de 16 noches, el mayor de los 3.533.100 pernoctes registrados fue en Europa, con 26,9 noches.
No sólo declinó la cantidad de residentes argentinos hacia el exterior (2.760.800), sino que también hubo un -12% de llegadas en el mismo lapso, según datos del Indec. La particularidad ha sido que la devaluación de agosto en adelante activó inicialmente el turismo receptivo de menor a mayor, aunque -14% en noviembre respecto del mismo mes del año pasado.
De este modo, la balanza turística anual arrojó que hubo déficit para toda la vía aérea internacional: egresó casi un millón más de pasajeros que los ingresados.
Midiéndolo en dólares, sin embargo, se ahorró la mitad del saldo negativo que venía dando, el que en 2018 estuvo en el orden de los US$8.000 millones.
La perspectiva es que esta tendencia se consolide en 2020 por el encarecimiento efectivo de la divisa en torno de los $80 y que, como contrapartida, continúe la activación del tránsito interno, que los resultados parciales del verano vienen marcando.
Los planificadores de las compañías aéreas, ni siquiera los de Aerolíneas, saben a ciencia cierta hasta cuándo durará la actual relación cambiaria respecto de los costos internos conforme a la cual Argentina está barata en dólares para los turistas extranjeros, al tiempo que cara para los nacionales.
Así y todo el precario equilibrio entre una inflación alta y un tipo de cambio quieto no incide de la misma manera en la determinación de los turistas del Hemisferio Norte que en la del vecindario: en noviembre bajó -6% la entrada de turistas brasileños contra casi 2% más de europeos que lo hicieron en idéntico lapso, mientras los procedentes del “resto de América” disminuyeron 4,7%.
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