Manuel Belgrano, lado B: Cannabis, homosexualidad y más...
Manuel Belgrano, lado B: Cannabis, homosexualidad y más...Al conmemorarse este 20 de junio el paso a la inmortalidad de Manuel Belgrano resulta interesante repasar algunos aspectos menos conocidos sobre su vida y obra. |
Manuel Belgrano. |
Este 20 de junio se celebra en la Argentina el Día de la Bandera, en conmemoración del paso a la inmortalidad de su creador, Manuel Belgrano. Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano -tal su nombre completo- fue una de las figuras fundamentales del proceso que condujo a la independencia de la Argentina. Recordado como el creador de la bandera nacional y el general que consolidó la Independencia con sus victorias en las batallas de Tucumán y Salta (1812-1813), puso sobre el tapete temas 'polémicos' para su época, como el cultivo de cannabis y los derechos de la mujer. Además, fue objeto de una campaña de desprestigio por parte de sus rivales. Y tuvo una agitada vida sentimental. Aquí, algunas cuestiones poco conocidas sobre la v ida de Manuel Belgrano. El lado B: ¿Manuel Belgrano era homosexual?En rigor, a estas alturas, poco importaría la orientación sexual que haya tenido Manuel Belgrano. Pero es interesante conocer esta versión -poco difundida- ya que es una radiografía de la época. Los historiadores coinciden en la respuesta a esta pregunta: Manuel Belgrano no era homosexual. Sin embargo, en su época se corría ese rumor. ¿Por qué? Sus rivales y enemigos querían perjudicarlo. "En sus machistas mentes aquel hecho lograba descalificar su obra", ha explicado el historiador Felipe Pigna. "Era un tipo flaquito, con voz aguda y rasgos que consideraban femeninos. Tenía una voz afeminada para la época, no era un 'machote'. Otra cosa que les llamaba la atención era que usaba un traje verde loro y le decían 'cotorrita'", contó la historiadora Florencia Plomer en una nota con Filo.news. Y agrega: "Belgrano rompía con esa estructura de la imagen estereotipada que tenían de un hombre, un macho". Era una época donde decir que un hombre era gay era lo peor que podías decir, usaban esa 'acusación' para desacreditarlo Por su parte, la escritora Florencia Canale ha declarado al respecto: "Siempre corrió el rumor infundado y con maledicencia, la leyenda de su homosexualidad: él llega de Europa a 'patear muchos kioscos' y organizaciones instaladas, que no querían ser importunadas por este joven al que le toca el momento histórico de encargarse de un ejército. Los militares no lo querían nada, la tropa se le amotina y como él tenía una voz metálica un tanto aflautada y como en el famoso retrato vestía calzas... Fue una operación que le montaron. Tenía mucho éxito con las mujeres, lo rodeaban". Escribió Pigna en 'Los amores de Belgrano': "afortunadamente vivimos tiempos más racionales y menos hipócritas. De todas maner as podemos afirmar, por apego a la verdad histórica, que Belgrano era heterosexual y que tuvo dos amores. Uno de ellos fue con María Josefa Ezcurra, hermana de Encarnación Ezcurra, la futura esposa de Juan Manuel de Rosas (...) El otro amor de Belgrano fue la tucumana María Dolores Helguera, con quien vivió un romance marcado por la guerra". Manuel Belgrano, Óleo sobre tela por Paul L. Hallez. Un hijo en adopción y una hija no legítima Manuel Belgrano tuvos dos hijos: uno fue dado en adopción; a la otra no la menciona como hija legítima en su testamento. Fruto de su amor con María Josefa Ezcurra (a quien casi doblaba en edad), nació su primer hijo Juan, el 30 de julio de 1813 en Santa Fe, en el marco de la Campaña del norte. El bebé fue anotado como huérfano en la Catedral de dicha provincia. El niño fue adoptado por su tía, Encarnación Ezcurra, y su flamante marido, Juan Manuel de Rosas. Los recién casados llamaron al niño Pedro Rosas y Belgrano. La intriga es si Belgrano supo de la existencia de ese hijo, aunque sin conocerlo. Cuando fue mayor de edad, Pedro conoció su verdadera identidad. Según relata Felipe Pigna, "en 1837, don Juan Manuel de Rosas cumplió con su promesa de contarle a aquel hombre de 24 años, que ya era un estanciero y acababa de ser nombrado juez de paz de Azul, su verdadero origen familiar". El otro amor de Belgrano fue la tucumana María Dolores Helguera, con quien vivió un romance marcado por la guerra. En 1812, después de su victoria en Tucumán, Belgrano conoció a la joven María Dolores Helguero y Liendo, a quien prometió matrimonio. Pero la boda nunca llegó a concretarse ya que cuando regresó de sus campañas, la joven había sido dada en matrimonio a otro hombre. Se sabe que se volvieron a ver durante el Congreso de Tucumán, cuando ella aún estaba casada, y que años más tarde tuvieron una hija como fruto de su relación, Manuela Mónica Belgrano, nacida el 4 de mayo de 1819. "La convivencia duró poco. Tiempo después debió dejar la comandancia por motivos de salud y trasladarse a Buenos Aires. Si bien no menciona en su testamento a Manuela como hija legítima, le pidió a su hermano y albacea, Domingo Estanislao, 'que secretamente, pagadas todas sus deudas, aplicase el remanente de sus bienes a favor de una hija natural llamada Manuela Mónica que de poco m ás de un año había dejado en Tucumán'", relata Pigna. La niña vivió con su madre hasta 1825, cuando la hermana de su padre, Juana Belgrano de Chas, la llevó a Buenos Aires para cumplir con el deseo de Manuel Belgrano. Belgrano, 1er. patriota en propiciar el cultivo de cannabisManuel Belgrano fue uno de los pioneros en la idea de cultivar cannabis -cáñamo- en la Argentina. Buscaba hacer lo mismo que vio en Europa: fabricar con su fibra telas para uso doméstico y aparejos para la navegación. "Fue el primer patriota en propiciar el cultivo de cannabis. Pensó un proyecto integral de su cultivo, para uso industrial, 'provechoso': daría trabajo, activaría el uso de la tierra y generaría industria. Lo argumentó e intentó aplicarlo. No prosperó: la Colonia no quiso", narra el periodista Fernando Soriano, autor del libro 'Marihuana, la historia. De Manuel Belgrano a las copas cannábicas' (editado por Planeta). Cabe resa ltar que a finales de 1700 no existía el concepto "droga". Como explicó el filósofo español Antonio Escohotado, se manejaban otros criterios de moralidad y estereotipos culturales. No había restricciones para el uso de la planta de cannabis. Se fumaba, se usaba como medicina y se sembraba en los campos de todo el planeta, porque su utilidad industrial -la resistencia de su tallo- era clave en la economía de Europa y Asia desde ya hacía siglos. Es probable que sin las cuerdas, las velas y la estopa hecha con cáñamo, Cristóbal Colón no hubiera puesto sus pies en América. Como secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires, cargo que ocupó entre 1795 y 1809, Belgrano escribió 15 memorias, de las que solamente se conocen cinco. La primera la hizo en 1796 y sienta las bases de su pensamiento sobre el progreso industrial basado en la agricultura. Al año siguiente, expuso otro texto titulado "Utilidades que resultarán a esta Provin cia y a la Península del cultivo de lino y cáñamo". Se trata de una especie de manual, el primero registrado en territorio rioplatense, con sugerencias para los interesados en apostar al cannabis como negocio paradigmático. En esas páginas, Belgrano califica a estas plantas como "tan útiles para la humanidad". Había aprendido sobre su producción en las regiones de Castilla, León y Galicia. Y ya dos siglos antes el Reino de España había mandado a jornaleros de estas zonas a toda Latinoamérica para intentar instalar el cultivo pero, excepto en Chile, había fracasado. "Son increíbles los beneficios que proporciona a un país un nuevo cultivo provechoso", redactó Manuel Belgrano, preocupado por la dignidad de los pobladores del virreinato, especialmente de las mujeres, y con el objetivo inicial de brindarle a España, sumida en crisis, una materia prima cuya producción había colapsado. Plantación de cannabis (imagen ilustrativa). En el cannabis Manuel Belgrano veía una salida laboral, "un recurso para que trabajen tantos infelices, y principalmente del sexo femenino, sexo, en este país, desgraciado, expuesto a la miseria y desnudez, a los horrores del hambre y estragos de las enfermedades (...) espuestos a la prostitución (...) a tener que andar mendigando de puerta en puerta un pedazo de pan". Para aprender más secretos de esta planta, intercambió correspondencia con su par chileno, Manuel de Salas, con quien tenía un vínculo de afinidad ideológica. El funcionario trasandino le mandó semillas para experimentar con el cultivo. Con ese conocimiento, Belgrano escribió un manual de cultivo cuya información incluso en el siglo XXI es actual, con fechas para siembra y cosecha y maneras de cuidar la planta. "Aprendió que las semillas no deben ser antiguas, si tienen dos años, según se ha observado, no producen, y mucho menos si ha pasado más tiempo, porque el aceite que contienen pasando el tiempo se arrancia". Entusiasmado, el joven Belgrano incluso proyectaba generar comercio de cáñamo con Brasil y París. Entonces sugirió que el gobierno españo podría comprar las cosechas completas de lino y cannabis, a fin de asegurarles la venta a los labradores. Quiso instalar en Buenos Aires, igual que ya sucedía en Montevideo y en Brasil, fábricas cañameras, convencido de que recibiría "grandes beneficios". < b>"Esta rama de comercio vendrá a ser algún día una de las más interesantes del país", redactó. Pero no prosperó: España no activaba recursos para crear una marina mercante como la que proponía su hombre en el Consulado de Comercio. La resistencia también fue interna: los monopolistas de Cádiz no quería liberalizar el comercio porque su ventaja estaba en el contrabando y para la Corona no se necesitaban pilotos ni barcos mercantes en el Río de la Plata, y por lo tanto, bloquearon el desarrollo de la industria cañamera. Belgrano, ¿el 1er. feminista?No solo en el terreno del cutivo de cannabis fue pionero. Manuel Belgrano también se destacó por su preocupación en buscar la igualdad entre hombres y mujeres. "Podría decirse que era un feminista anticipado", destaca la escritora Florencia Canale. Biógrafos e historiadores coinciden en que era llamativa su obsesión con la igualdad entre hombres y mujeres. "Nadie escucha ba a las mujeres: Manuel recomendaba a los amigos que lo hicieran, que tenían mucho para aprender de ellas -un argumento ridículo, los hombres eran la ley-. Muy vanguardista, raro e interesante; trae de Europa la idea pionera de la educación pública de la mujer, acá las muchachas eran analfabetas", resalta Canale. Pigna refiere que "fue el pionero de estas tierras en ocuparse en la defensa y dignificación de la condición femenina, comenzando por su derecho inalienable a la educación". Según dicho historiador, Belgrano sostenía: "Por desgracia el bello sexo que debe estar dedicado a sembrar las primeras semillas, lo tenemos condenado al imperio de las bagatelas y de la ignorancia (...) a pesar del talento privilegiado que distingue a la mujer y que tanto más es acreedora a la admiración cuanto más privado se halla de medios de ilustrarse. La mujer forma en sus hijos el espíritu del futuro ciudadano, una mujer ignorante es una mal a generadora de ciudadanos, de ciudadanos retardados, poco productivos e incompetentes para una nación moderna". Era "revolucionario, en aquel momento, instar a su educación formal académica, cuando se suponía que lo único en que debían prepararse era para el matrimonio y las labores domésticas, hogareñas", ha remarcado el historiador Mario "Pacho" O'Donnell. "Trasladado al presente: entendería mucho de lo que ve, acerca del paradigma del hombre sobre la mujer", aporta, por su parte, el historiador Daniel Balmaceda, autor de 'Belgrano. El gran patriota argentino' (Sudamericana). Una muestra de su consideración hacia la mujer puede verse en que, para premiar a la amazona Juana Azurduy, tras su campaña en Chuquisaca, manda un oficio al Supremo Gobierno bonaerense señalando que ella obtuvo la bandera enemiga como trofeo. Y luego le informa por carta su designación por las "acciones heroicas nada comunes a su sexo", como la pri mera oficial del ejército argentino "Teniente Coronel". |
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