Hiperinflación o hiperdeflación

Hiperinflación o hiperdeflación




Por Antal Fekete

http://www.professorfekete.com/




En el artículo Hyperinflation Looms del 20 de abril, James Turk se basa en la Teoría Cuantitativa del Dinero (TCD). En él dibuja una analogía entre la Alemania de Weimar de 1923 y los EEUU de 2010. Pero esa comparación no es válida. Por lo que respecta a la TCD, basta con apuntar el hecho admitido por Turk de que es posible tener al mismo tiempo una escasez de dinero al mismo mientras las máquinas de imprimir billetes trabajan día y noche. La hiperinflación no es lo mismo que la última inflación del suministro de dinero. Ésta es la última depreciación de la unidad monetaria y ambos conceptos no son lo mismo a pesar de la TCD.



El motivo que hace fallar la TCD es que el dinero no tiene una única dimensión, sino dos. La cantidad es una y la velocidad de circulación otra. Los bancos centrales controlan la primera, pero los mercados controlan firmemente la segunda. Mientras hace buen tiempo se puede ignorar la velocidad. Pero cuando comienzan las tormentas la velocidad vuelve para vengarse. Si la velocidad se incrementa, entonces decimos que hay inflación. En el caso extremo, el incremento en la velocidad del dinero puede alimentarse a sí mismo hasta crecer por encima de cualquier límite. Eso se debe a que la gente compra cualquier cosa que le sea asequible porque esperan que los precios crezcan cada vez más. Esto es la hiperinflación, que termina aniquilando el valor de la unidad monetaria. Es un proceso irreversible: una vez que la moneda fiduciaria comienza a perder su valor no se detiene hasta que lo pierde completamente. Entonces el péndulo deja de oscilar y si se produce algún rebote es el del gato muerto [dead-cat bounce].



Pero es posible también que, en el otro lado del espectro, el hundimiento en la velocidad de circulación del dinero entre también en un proceso de retroalimentación y no se detenga. Entonces la gente pospone indefinidamente sus compras porque esperan que los precios caigan cada vez más. Esto es la hiperdeflación y se manifiesta en el valor creciente de las unidades monetarias. Es importante remarcar que este fenómeno puede suceder al mismo tiempo que algunos precios siguen subiendo. El oro, el combustible y los alimentos son tres buenos ejemplos de esto. Porque la gente tiene que comer, desplazarse y mantenerse caliente sin importar su condición. Paradójicamente, estos incrementos refuerzan aún más la deflación, porque el aumento de esos precios hace que la gente disponga aún de menos dinero para gastarlo en otros bienes, acelerándose así la caída de los precios en otros sectores. Esto es lo que desmonta los argumentos de Turk y de otras personas que opinan lo mismo cuando dicen que no hay deflación porque están subiendo los precios de estos tres productos.



El asunto en ambas patologías monetarias es que las ayudas del gobierno no son útiles. Porque una vez se alcanza el punto de no retorno no hay nada que puedan hacer los gobiernos para convencer a la gente de que el proceso debe terminar, a no ser que se abra la casa de la moneda al oro y la plata. De hecho, la gente lo que espera es simplemente que haya más de lo mismo en el futuro.



Con estas explicaciones no estoy defendiendo ninguna escuela de pensamiento (sea por el lado de la hiperdeflación o por el de la hiperinflación). Sólo estoy constatando algunos datos sobre la deflación que la gente no suele conocer o simplemente ignora.



Déjenme decir primero que no es imposible que el dólar se dirija hacia la hiperinflación en los próximos 12 meses. Por ejemplo, supongan que comenzara una guerra entre EEUU e Irán en el Golfo Pérsico. Después de la euforia inicial, los soldados americanos podrían sufrir derrotas en tierra, mar y aire por las distancias entre sus campamentos base y porque el agresor tiene en desventaja el celo patriótico de su oponente. En este escenario sería posible la hiperinflación. Pero si no hay una guerra que golpee o destroce los suministros y centrales de producción, entonces la palabra hiperinflación se encuentra vacía de sentido.



La Alemania Posterior a la GMI y el EEUU posterior a la Guerra Fría



Es grotesco e irrealista trazar los paralelismos que dibuja Turk entre la situación actual de EEUU y la República alemana de Weimar. Una vez que fue derrotado el ejército alemán, se recortó el territorio por la Paz de Versalles y las tierras del Rhin quedaron bajo ocupación militar, además el resto de países provocaron un bloqueo parcial contra Alemania. Bajo esas circunstancias ningún especulador en su sano juicio habría apostado por el Reichsmark a no ser para posicionarse en corto.



Pero, muy al contrario, en 2010 EEUU tiene un ejército, una flota naval y una fuerza aérea que se puede poner en alerta máxima en cuestión de minutos. Sus bases militares salpican el mundo como las manchas de la viruela. Y el hecho más sobresaliente es que todo el mundo está ansioso por vender sus mercancías al mercado americano. Además prestan gustosamente los dólares ganados otra vez a EEUU para que éste les vuelva a comprar sus productos. Aún más, es un hecho evidente que el mercado de Bonos del Tesoro americano es todavía el más grande y líquido del mundo. Y es probable que aún se expanda más según vayan colapsando las bolsas. ¿Cómo se pueden comparar ambos países si uno estaba en quiebra y el otro todavía no lo está?



Todas las señales apuntan a la deflación. El dinero ya se está bombeando a un ritmo nunca visto hasta el día de hoy. Pero todo lo que se consigue es dejarlo aparcado en los bancos centrales. Y aunque Turk dice que el petróleo ha doblado su precio con respecto al mínimo anterior, lo cierto es que está un 45% por debajo de los máximos que alcanzó en 2008. Lo que se observa en un abaratamiento generalizado de los precios en todo el mundo, aunque en algunos casos puede quedar camuflado por el poder que tienen algunos productores como la OPEP sobre el precio.



Es obvio que se necesita una teoría distinta a la TCD para explicar lo que está sucediendo y yo he ofrecido una. La he llamado la Teoría del Agujero Negro del Interés Cero. Cuando la Fed hunde a cero los tipos se pone en marcha un proceso de destrucción del capital de forma soterrada, pero muy efectiva. La deflación es la medida de la pérdida de riqueza en este proceso de autodestrucción. La Reserva Federal está echando gasolina al fuego cuando intenta hundir los tipos a largo plazo igual que ya ha hecho en corto. Sólo está provocando una mayor destrucción de la riqueza haciendo aún más irresistible el agujero negro.



Pero ¿por qué esta creación excesiva de dinero no tiene un efecto final permanente sobre sobre los precios? Pues porque la Fed puede crear cuanto dinero desee, pero no puede hacerlo emerger a la superficie. Muy al contrario, se va hacia abajo, que es donde se encuentran unos especuladores de bonos que se lo están pasando en grande con esta política monetaria, apalancándose sobre deuda a corto plazo para invertir a más largo plazo. Conociendo además que cualquier pérdida que sufran será asumida por los bolsillos de los contribuyentes. Pero ¿por qué la Reserva Federal está garantizando a los especuladores de bonos sus beneficios? Porque estamos en medio del mayor esquema financiero de Ponzi de la historia: el Tesoro emite billones de dólares en bonos y promete beneficios sin límites a sus compradores para que estos los continúen adquiriendo. Además, los especuladores piensan que el Tesoro nunca quebrará. Y en efecto, así será mientras continúe esta relación simbiótica entre el Tesoro y los especuladores.



Cuando los tribunales cerraron los negocios de Charles Ponzi y sus clientes perdieron todo lo invertido, aquél declaró que habría pagado hasta el último céntimo si le hubieran dejado. Y no hay motivo para dudar de su sinceridad. Ahora, 90 años después, se ha hecho realidad el sueño del Sr. Ponzi. El gobierno americano está calcando su esquema en el mercado de bonos. La única diferencia es que ahora el riesgo es mucho mayor porque es nacional. Qué digo, ¡es sobre la economía mundial! Y lo más importante ahora es que no hay peligro alguno de que los tribunales detengan el negocio. Desde luego, este es un sistema de locos.



Artículo original: Position papers #1. Hyperinflation or Hiperdeflation?



Traducción por Joaquín Ferrer Benat



http://qmunty.com/2010/07/02/antal-fekete-hiperinflacion-o-hiperdeflacion/

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