NEPOTISMO - A propósito de reelecciones

Cuando se gestó la Constitución de 1853, Juan Bautista Alberdi rechazó las reelecciones consecutivas para evitar que el gobernante saliente se convirtiera frente a sus rivales en "el caballo del comisario". Pero lo que Alberdi no pudo prever fue que el freno a las reelecciones consecutivas podría eludirse a través del matrimonialismo, ya que en su tiempo era impensable el protagonismo femenino que contemplamos hoy. Si lo hubiera anticipado, habría prohibido directamente la reelección de los presidentes a través de sus esposas.


La palabra nepote significaba al principio "sobrino preferido" de un dignatario. En los tiempos en que la palabra se difundió, allá por el siglo XVI, aludía en especial a los "nepotes" de los papas en un momento en que, si la disolución de las costumbres permitían que éstos tuvieran hijos, como lo fue César Borgia del papa Alejandro VI, lo elegante no era llamarlos "hijos" sino "sobrinos".

La disolución de la Corte papal pasó, pero no por cierto la inclinación de los hombres, eclesiásticos o no, por sus "nepotes" o familiares.
 
Hoy Cristina al igual que su marido intenta eludir la prohibición alberdiana del reeleccionismo con la ayuda inestimable del nepotismo.
 
Y por las Provincias ¿Cómo andamos?

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