ÚLTIMO ESFUERZO PARA RECUPERAR EL CONSUMO
En los primeros meses del año el consumo estuvo alineado con una débil performance de la actividad, así como con un enfriamiento del mercado laboral. Los indicadores de confianza del consumidor también muestran una pronunciada caída en los últimos meses. Tanto la baja creación de empleo como el contexto de salarios reales estancados afecta la capacidad de crecimiento del consumo. El empleo trepó tan sólo 0,7% interanual (i.a.) en el 1er. trimestre, mientras que la subocupación demandante aumentó 11% i.a. El salario real acumula una caída de 1,1% respecto a diciembre último, mientras que se mantiene estable respecto a los registros de los primeros meses del 2012. Al tanto del enfriamiento del consumo y ante la necesidad de estimularlo de cara a las elecciones legislativas, el Ejecutivo anunció una serie de medidas que apuntan a reactivar la demanda. En promedio, la performance de la variable-objetivo del Ejecutivo será algo mejor que la de 2012. Pero ¿alcanza para recuperarle sufragios?
Un informe de la consultora Ecolatina:
Un informe de la consultora Ecolatina:
En los primeros meses del año el consumo estuvo alineado con una débil performance de la actividad, así como con un enfriamiento del mercado laboral (en el que se observa una mínima creación de empleo y un salario real estancado) que confirma un escenario de magro crecimiento del consumo en 2013.
En el primer cuatrimestre, las diferentes variables que cuantifican la evolución del consumo (ventas en supermercados, ventas minoristas, IVA DGI, etc.) muestran que el gasto de los hogares se resintió, hecho que se confirma también en la caída evidenciada en los indicadores de confianza del consumidor.
Por caso, las ventas en supermercados en términos reales (deflactadas por nuestro relevamiento de precios), evidencian en el 1er. cuatrimestre del año una suba de tan sólo 1,1% i.a. frente a un alza de más de 3% durante 2012. Lo propio ocurre con las ventas minoristas (CAME), que en el primer cuatrimestre cayeron 2,6% i.a., profundizando la baja observada en 2012 (-1,6%).
Asimismo, el IVA DGI creció en los primeros cuatro meses del año 23% i.a., en línea con la suba de precios, mientras que los patentamientos de autos acumulan un alza del 5,6% i.a., motorizados por la fuerte suba de abril (+33,8% i.a.) tras un 1er. trimestre con resultados mixtos.
Dichas trayectorias están en línea con el deterioro del Índice de confianza del consumidor (UTDT) y del indicador de expectativas económicas de los agentes (UCA). Como se observa en el gráfico ambas mediciones muestran una pronunciada caída en los últimos meses.
En este contexto, el poder de compra de los hogares se está viendo afectado no sólo por salarios reales estancados, sino también por el enfriamiento del mercado de trabajo. Según el INDEC, el empleo trepó tan sólo 0,7% i.a. en el primer trimestre de 2013, mientras que la subocupación demandante aumentó 11% i.a.
La tasa de desempleo ascendió a 7,9% de la Población Económicamente Activa (PEA) en el primer trimestre, aumentando 0,8 p.p. respecto a un año atrás, mientras que la tasa de empleo se mantuvo en niveles similares a los de igual período de 2012 (42,2% vs 42,3% de la PEA, respectivamente).
Por el lado de los ingresos, el salario real (Nivel General) acumula una caída de 1,1% respecto a diciembre último, mientras que se mantiene estable respecto a los registros de los primeros meses del 2012 (de hecho, el salario real prácticamente no ha sufrido variaciones desde julio de 2011).
Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas cifras no incluyen los recientes acuerdos de subas salariales. Por ejemplo, la UOM, el sindicato de Comercio y los bancarios acordaron una suba de 24% a aplicarse durante los próximos 12 meses, superando las pretensiones que tenía el Gobierno a principios del año de fijar una pauta en torno a 18%-20%.
Si bien hay sindicatos que no alcanzaron un acuerdo aún (por ejemplo, el de Camioneros, que reclama un ajuste del 34%), la mayoría ya cerraron o están próximas a hacerlo.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que las subas se darán de manera escalonada, por lo cual el impacto pleno se distribuirá en el tiempo; sin embargo, en muchos casos incluyen aumentos retroactivos, además de subas no remunerativas que en los hechos no se computan como alzas de salarios, pero aumentarán el poder adquisitivo de la fuerza de trabajo.
Finalmente, en los últimos años la elevada inflación empujó al sector privado a adelantar decisiones de consumo ante la pérdida de poder adquisitivo de sus saldos reales y ante la falta de alternativas de ahorro/inversión en Pesos (tasas reales negativas).
Pero ante la exacerbación de las tensiones cambiarias, se fortaleció tanto la dolarización de portafolios como al gasto en turismo externo o de bienes importados (consumo que no alimenta la demanda interna) como forma de acceder a un dólar inferior al paralelo. Esto explica en buena medida las cifras positivas del patentamiento de 0 km, dado el aumento de la demanda de autos de alta gama a partir del aumento de la brecha cambiaria.
El Gobierno no es ajeno al freno del consumo
Al tanto del enfriamiento del consumo y ante la necesidad de estimularlo de cara a las elecciones legislativas, el Poder Ejecutivo anunció una serie de medidas que apuntan a reactivar la demanda.
El reciente anuncio del aumento de las Asignaciones familiares (AAFF) se orienta en este sentido. Entre junio y julio –dependiendo del caso- se empezarán a transferir los nuevos montos en concepto de asignaciones, donde destaca una suba de más de 35% en la Asignación Universal por Hijo (AUH). El monto del beneficio pasa de $ 340 a $ 460 y se solapa con el aumento de 26% otorgado en septiembre pasado, por lo que en julio la AUH mostrará un fenomenal incremento (+70% i.a.), superando ampliamente a la inflación.
Considerando el número de beneficiarios totales de las AAFF, así como las nuevas escalas y los aumentos, esto implicará, según cifras oficiales, una inyección anual de $ 16.800 millones, de los cuales estimamos que alrededor de $ 5.400 millones se volcarán antes de las elecciones.
La elevada propensión marginal a consumir de los sectores beneficiados por estas medidas nos permite prever que prácticamente la totalidad del monto adicional asignado (que alcanzaría 0,6% del PBI) será direccionado a bienes de consumo masivo.
Además, hay que considerar que cuando se concreten los aumentos salariales algunos trabajadores pueden volver a subir de escala (menos beneficiarios en las escalas inferiores, que son las que reciben las asignaciones más altas), lo que licuará parcialmente el efecto positivo del aumento en las asignaciones. A esto se le suma, la presión que ejercerá una mayor demanda sobre los precios.
Por último, el riesgo implícito de segunda ronda, es que los nuevos Pesos volcados al mercado inicialmente apuntalen el gasto pero luego se dirijan al mercado paralelo, presionando nuevamente sobre la brecha cambiaria.
En conclusión, los recientes aumentos salariales, las subas en las asignaciones y los nuevos acuerdos de precios (de limitada efectividad) se sumarán a un aumento de la dinámica del gasto fiscal en los meses previos a las elecciones (convalidado por una mayor expansión de la emisión monetaria), que permitirá darle un impulso positivo –pero transitorio- al consumo.
Pasados los comicios, y disminuido el efecto de ilusión monetaria, estimamos un cierre de año más débil en términos del consumo. De todas formas, en promedio la performance de la variable objetivo del Ejecutivo será algo mejor que la de 2012. El problema es que a futuro se le sumaran nuevas presiones cambiarias y en menor medida inflacionarias, fruto del mix expansivo de la política monetaria/fiscal.
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Fuente: URGENTE 24 | |
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