Clase de matemática financiera: Cómo llegar a la hiperinflación K
"(...) Según nuestras estimaciones la velocidad de circulación empezó a acelerarse desde fines de 2012 y alcanzó su máximo nivel en mayo de este año. Una interpretación que se le da a la velocidad de circulación es la de ser la inversa de la demanda de dinero (V = 1 / K). Es decir, el aumento de “V” o caída de “K”, indican que el público reduce su demanda de pesos. De hecho, se observa que la demanda de pesos (K) se viene desacelerando marcadamente desde fin de 2012 y se torna negativa a partir de julio de 2013. (...)"
Fuente: Economía & Regiones.
Luego del desequilibrio monetario de los últimos 2 años que provocó la pérdida de reservas internacionales por casi US$ 12.700 millones en 2013 y de la devaluación del 22% en enero, el BCRA había empezado a ponerle un piso a la crisis.
En concreto, el Central empezaba a retirar pesos del mercado esperando que el Tesoro cierre la brecha fiscal.
Sin embargo, la ausencia de ajuste y la demanda creciente de emisión para financiar gasto público hicieron que el cambio de sesgo monetario vaya perdiendo fuerza. La descoordinación entre la política fiscal y monetaria diluyó los esfuerzos del Central para eliminar definitivamente el sobrante de pesos.
Los desequilibrios macroeconómicos que padece nuestra economía se siguieron acumulando y retroalimentando. El exceso de gasto público genera una demanda creciente de emisión monetaria (señoreaje) que presiona sobre el nivel de precios y sobre la brecha cambiaria.
A medida que avanza la dominancia fiscal y se reducen las reservas internacionales, el público percibe la pérdida de sustento de los pesos emitidos y reduce su demanda de dinero.
El ajuste del sistema económico es traumático: aumenta la cotización del blue, de la brecha y la inflación.
En paralelo, cae el empleo, el nivel de actividad y la demanda de pesos.
La merma en la demanda de pesos coincide con el aumento en la velocidad de circulación del dinero. O lo que es lo mismo, el público se desprende de los pesos con mayor velocidad.
De modo que si nadie quiere pesos, éstos pierden valor y, su espejo -el precio de los bienes- aumenta.
Lógicamente, entre los precios que se incrementan se incluye el del dólar paralelo.
En otros términos, el aumento de la velocidad de circulación del dinero o la caída en la demanda de pesos acelera la inflación, aumentan la cotización del blue y la brecha cambiaria.
Velocidad de circulación del dinero
La teoría cuantitativa del dinero es una teoría económica de determinación del nivel de precios que establece la existencia de una relación directa entre estos últimos y la cantidad de dinero.
La misma parte de una identidad según la cual el valor de las transacciones que se realizan en una economía es igual a la cantidad de dinero existente por el número de veces que el dinero cambia de manos (o velocidad de circulación).
P*Q = M*V; donde el nivel de precios (P) por la cantidad producida (Q) es igual a la cantidad de dinero en la economía (M) por la velocidad de circulación (V, número de veces que el dinero cambia de manos).
En la coyuntura actual el público se desprende cada vez más rápido del dinero doméstico.
Mientras que el PBI nominal (P*Q) crece al 38% interanual aproximadamente, la cantidad de dinero -medida a través de M1- se incrementa un 20%. Lo que pone de manifiesto un aumento de la velocidad de circulación del dinero. Es decir, el mismo dinero circula a mayor velocidad para costear el valor de las transacciones de la economía.
Según nuestras estimaciones la velocidad de circulación empezó a acelerarse desde fines de 2012 y alcanzó su máximo nivel en mayo de este año. Una interpretación que se le da a la velocidad de circulación es la de ser la inversa de la demanda de dinero (V = 1 / K). Es decir, el aumento de “V” o caída de “K”, indican que el público reduce su demanda de pesos.
De hecho, se observa que la demanda de pesos (K) se viene desacelerando marcadamente desde fin de 2012 y se torna negativa a partir de julio de 2013.
Este período de aumento de velocidad de circulación y caída en la demanda de dinero coincide con un avance de la inflación, que supera la barrera del 24% anual en junio de 2013 y asciende a 40% aproximadamente un año después.
En otros términos, el aumento de V (o caída de K) genera un marcado incremento de precios.
Paralelamente, la merma en las tenencias de dinero del público se refleja en la caída de los agregados monetarios medidos en términos reales.
Lo que ocurre es que los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado muestran una reducción real del 2% en junio. El público está contrayendo su demanda real de depósitos remunerados (inclusive), lo que no debería sorprender dado que la tasa de interés que pagan los plazos fijos se ubica muy por debajo de los precios observados y esperados.
A modo de ejemplo, la tasa de interés anual de los plazos fijos a 60 días deflactada por el índice de precios del Congreso Nacional se ubica en -12%.
Por su parte, los créditos del sector privado medidos en términos reales, también se encuentran en plena caída, con una merma interanual del 11% en junio ’14, reflejando la mala performance del nivel de actividad.
En este contexto, para ponerle un piso a la caída de la demanda de créditos, el BCRA emitió un comunicado en donde agregaba una regulación al sistema bancario con el objeto de bajar el costo financiero y las tasas de interés de los préstamos personales, de las tarjetas de crédito y de los préstamos prendarios.
Sin embargo, la intención de imponer precios máximos a las tasas de interés activas puede presionar a la baja las tasas (pasivas) de fondeo de los bancos (que se encuentra en niveles muy bajos), lo que tornará menos atractiva la demanda de plazos fijos y presionará sobre el dólar paralelo.
La dominancia fiscal afecta negativamente a la demanda de dinero de los privados
Como anticipamos, la caída en la demanda de dinero del sector privado tiene como correlato la pérdida de sustento de los pesos emitidos por el BCRA.
Mientras que el Central emite para financiar al Tesoro, el público reduce su apetito por esos pesos emitidos.
Peor aún, el Gobierno no sólo eludió el ajuste fiscal sino que incrementó su déficit que alcanzó $19.457 millones en los primeros cuatro meses del año contabilizando los recursos extraordinarios del BCRA y el ANSeS.
Sin estos recursos heterodoxos, el déficit fiscal a $41.614 millones.
En el acumulado de los últimos 12 meses el déficit fiscal aumentó de $39.022 millones a $96.505 millones a pesar que los recursos extraordinarios girados por el BCRA y del ANSeS al Tesoro aumentaron más de 100%.
De modo que el BCRA fue incrementando la emisión para cubrir el exceso gasto y el déficit del Tesoro.
Si bien luego de la devaluación de enero, había empezado a quitar pesos del mercado, esta estrategia fue perdiendo fuerza a lo largo del primer semestre del año.
En efecto, las necesidades de emisión destinadas al mercado cambiario (liquidación de divisas de la soja contra pesos) y al sector público (financiamiento de los déficits) obstaculizaron la intención de corregir los desequilibrios monetarios.
De acuerdo con nuestras estimaciones, a fines de 2013 había pesos excedentes (en términos de M1) equivalentes a 5,1% del PBI.
Desde comienzos de 2014, el BCRA aplicó una política monetaria restrictiva que logró reducir dicho excedente sucesivamente a 4,4%; 2,7% y 1,1% del PBI en febrero, marzo y abril. Dicha política, implicaba tasas de interés cada vez más elevadas con el fin de absorber los pesos “sobrantes” del mercado. Fue así que colocando $37.359 millones de LEBACs redujo la base monetaria en $32.378 millones.
Sin embargo, el ajuste monetario comenzó a debilitarse en el segundo bimestre. Se colocaron muchas menos LEBACs ($19.982 millones) que lo que se tuvo que emitir ($27.326 millones), haciendo que la base monetaria se vuelva a incrementar $7.344 millones.
De acuerdo con nuestras estimaciones, a fines de 2013 había pesos excedentes (en términos de M1) equivalentes a 5,1% del PBI.
Desde comienzos de 2014, el BCRA aplicó una política monetaria restrictiva que logró reducir dicho excedente sucesivamente a 4,4%; 2,7% y 1,1% del PBI en febrero, marzo y abril. Dicha política, implicaba tasas de interés cada vez más elevadas con el fin de absorber los pesos “sobrantes” del mercado. Fue así que colocando $37.359 millones de LEBACs redujo la base monetaria en $32.378 millones.
Sin embargo, el ajuste monetario comenzó a debilitarse en el segundo bimestre. Se colocaron muchas menos LEBACs ($19.982 millones) que lo que se tuvo que emitir ($27.326 millones), haciendo que la base monetaria se vuelva a incrementar $7.344 millones.
En el tercer bimestre la tarea de retirar pesos se complicó aún más. El BCRA se vio obligado a emitir $28.602 millones y sólo absorbió $10.058 millones colocando LEBACs, por lo cual la base monetaria terminó aumentando $18.544 millones en mayo y junio.
En síntesis, el cepo cambiario pierde fuerza como sostén artificial y coercitivo de la demanda de pesos en general y la de depósitos en particular.
La merma en la demanda de dinero o el aumento de la velocidad de circulación, se corresponde con un avance de la inflación, de la cotización del dólar paralelo y de la brecha cambiaria.
En este contexto, la dominancia fiscal y las medidas impuestas por el BCRA (en lo que respecta a las tasas de referencia y a las tasas de interés de los créditos privados) tienden desincentivar aún más la demanda de pesos.
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