ECONOMIA & REGIONES: Crecimiento moderado, grestión conservadora

Economía & Regiones

Salieron los datos de PBI correspondientes al 1er. trimestre 2017. Empecemos con la lectura positiva. De acuerdo con los números del INdEC, el producto bruto interno creció +0,3% en el 1er. trimestre del año, lo cual lo convierte en la primera cifra interanual en verde desde comienzos de 2016.
En el análisis desestacionalizado contra el trimestre anterior, el primer trimestre de este año contra el 4to. del año anterior dio una suba de +1,1%, convirtiéndose en la 3ra. tasa positiva consecutiva, con lo cual la recesión quedó técnicamente en el olvido. Es más, esta variación positiva es la mayor de la “era” Macri.
En otras palabras, no sólo se habría salido de la recesión, sino que la economía se estaría expandiendo a un ritmo cada vez mayor. Es más, desde el gobierno se podría potenciar aún más la visión op timista y se podría sostener que “el motor de la recuperación está siendo la inversión". En este sentido, sólo basta mencionar que la inversión mostró un aumento del 3% interanual.
Ni lerdo ni perezoso, el Ministerio de Hacienda ya afirmó que, tomando el dato desestacionalizado, la inversión creció a un ritmo anualizado del 7%, "lo cual implica la mayor expansión trimestral en los últimos 2 años".
Ahora bien, estos números de PBI del 1er. trimestre de 2017 implican que:
> ¿se inicia una trayectoria temporal en la cual el crecimiento económico se va a ir acelerando sucesivamente trimestre tras trimestre y las empresas tienen que ir pensando en planes de negocios expansivos para 2018?
> ¿Hay que pensar en invertir, ampliar la capacidad de producción y tomar gente en el futuro?
Lamentablemente la respuesta a estas 2 pre guntas es negativa.
De acuerdo a nuestro análisis, la mejor opción sigue siendo descontar tasas de crecimiento moderadas, y en consecuencia encarar planes de negocios precavidos y conservadores.
La prioridad sigue siendo mantener lo que se tiene; y no la expansión.
Más allá de la mirada excesivamente optimista de los 2 primeros párrafos, la realidad es que la economía no está saliendo de la recesión con trayectoria en forma de “V”. La actual salida de la recesión 2016 es apenas un poquito mejor que la salida de la recesión 2014 que tuvo lugar en 2015.
Es un poco mejor en términos numéricos, ya que la expansión interanual del primer trimestre 2017 (+0,3%) es apenas mejor que el crecimiento interanual del 1er. trimestre 2 015 (+0,0%).
Pero, además, es un “un poco” de mejor calidad, ya que la recuperación de 2017 está basada en la inversión, mientras que la de 2015 estuvo basada principalmente en el consumo público.
Igualmente, tampoco hay que ponerse eufórico por el comportamiento de la inversión. Si bien la inversión creció (+3,0%), hay que tener en cuenta que ese impulso estuvo mayormente sustentado en construcción y vehículos, lo cual no acreciente la capacidad de producción de la economía, por ende, tiene baja capacidad de generación de puestos de trabajo y de expandir tanto la oferta como la demanda agregada.
En palabras coloquiales, la actual recuperación no es vigorosa, sino suave y lenta. Tampoco es homogénea, sino que está muy sectorizada. O sea, la recuperación está traccionada por pocos sectores. Primero y principal, el campo (+4,3%). El campo tracciona al transporte y comunicaciones (+3,7%). Luego sector inmobiliario (+2,7%) y sector financiero (+2,4%). Del otro lado, hay varios sectores que siguen con comportamientos negativo: industria manufacturera (-2,2%); comercio (-0,9%) y mineras y canteras (-5,4%).
Lo que puede apreciarse es que los sectores ganadores enfrentan un rasgo en común: a todos se les ha bajado la presión tributaria, lo que permitió desahogar al sector privado, incentivándolo a invertir para producir más, es decir crecer. Al campo se le sacaron 2 impuestos, las retenciones (disminución para la soja) y el cepo. Al sector inmobiliario se les quito el impuesto del cepo, eliminándole la regulación que impedía que hubiese transacciones económicas. Paralelamente, al sector financiero se le removieron 2 impuestos, el cepo y el default.
Los número s y la performance del PBI dejan la siguiente enseñanza: sólo con una baja generalizada de impuestos, todos los sectores económicos comenzarán a recuperarse y la economía se expandirá más vigorosamente recuperando el sendero del crecimiento.

En pocas palabras, tiene que haber baja generalizada importante de impuestos, no necesariamente one shot pero sí con un cronograma pre establecido por ley, para cambiar el “chip” y pasar del actual escenario signado por planes de negocios conservadores hacia un escenario con planes de negocios expansivos. Tiene que haber un cambio fiscal importante para pasar del actual escenario de “mantener lo que tenemos” a un escenario de “invertir, expandir la capacidad de producción y generar nuevos puestos de trabajo”.
Dado el déficit fisc al financiero (con intereses) proyectado para 2017 (7,5% del PBI), antes de la baja de impuestos tiene que haber una mayor reducción del tamaño del Estado y del gasto público mayor. Y el problema es que nadie quiere discutir el tamaño del Estado y la reducción del gasto público.
Sin discutir reducción de gasto y disminución del Estado, creemos que en el escenario más ambicioso el gobierno nacional podría intentar bajar el gasto -2p.p, lo que permitiría bajar la presión fiscal alrededor de 1 punto porcentual por año. Un alivio ultra light que no sirve para impulsar la inversión privada, el empleo y el crecimiento “en serio”.
En este marco, se confirmaría que la mejor opción sería seguir descontando un escenario con crecimiento moderado y planes de negocios conservadores que apunten sólo a mantener lo que se tiene y no a expandirse.

9 claves
1. Crecimiento: para crecer sostenidamente con generación de empleo genuino y mejora del poder adquisitivo del salario hace falta acumular capital, o sea inversión privada. El sector privado está ahogado, no gana dinero; entonces no invierte. Todos coinciden en que hay que bajar impuestos. Pero para bajar impuestos, antes hay que bajar todavía más el gasto para reducir el déficit récord; y endeudarse y emitir menos. O sea, para crecer se necesita un Estado más chico. Nadie habla de esto.

2. Inversión: es el motor del crecimiento y el empleo. La inversión que genera crecimiento es privada. Para que haya, las empresas tienen que ganar dinero. Tenemos un gasto y una presión tributaria 15 y 11 puntos porcentuales mayor al promedio de la región. Un déficit y un costo de capital del doble o triple de la región. Las peores regulaciones laborales y al comercio exterior. A las empresas (extranjeras y argentinas) les conviene invertir en los países vecinos. Entonces crecemos menos que todos.

3. Obra Pública: no sirve como motor de crecimiento macroeconómico. La obra pública sirve sólo si impulsa la inversión privada. Y para eso importa cómo está financiada. Si es con ahorro genuino, la impulsará. Si es con un déficit fiscal de 8% del Pbi terminará poniéndole la pata encima a la inversión privada, porque la deja sin crédito, porque es mayores impuestos futuros o porque aprecia el dólar y alimenta expectativas de devaluación.

4. Déficit Fiscal: es la madre de todos los problemas. Se financia con deuda que paga intereses que crecen año a año. O sea, importa el déficit financiero, no el primario que es el que mira el gobierno. Si a Dujovne le sale todo bien y cumple sus metas, el déficit financiero del Estado nacional terminará en 5,9% del PBI en 2019; similar al que dejó Axel. P ara crecer en serio y generar empleo en serio; necesitamos un déficit bastante más bajo. Hay que discutir bajar el gasto y achicar el Estado. Nadie quiere.

5. Reforma Tributaria: Como nadie discute el tamaño del Estado y del gasto, creemos que en el escenario más ambicioso el gobierno nacional podría intentar bajar el gasto -2p.p, lo que permitiría bajar la presión fiscal alrededor de 1 punto porcentual por año. Un alivio ultra light que no sirve para impulsar la inversión privada, el empleo y el crecimiento “en serio”.

6. Empleo: el empleo privado creció +0% en 2012/2016. No hay creación de empleo privado porque las empresas no pueden ganar dinero, ergo no invierten y no crean nuevos puestos de trabajo. El empleo público aumentó 12% en 2012/2016, lo cual implica más gasto público, más impuestos y más déficit; lo cual agrava aún más los problemas de empleo privado.

7. Salarios: s in crecimiento económico, sin inversión privada, sin mejoras de la productividad y sin creación de empleo que incremente la demanda en el mercado laboral, el poder adquisitivo de los salarios sólo puede caer. Y todo esto es lo que pasa en Argentina en 2012/2016. No hay magia. Ni el poder ejecutivo, ni el Congreso, ni los Sindicatos pueden lograr mejoras permanentes del poder adquisitivo del salario.

8. Pobreza: la pobreza está en torno al 30% hace 30 años, está a penas un poco mejor que el promedio de la región. Hace 40 años estábamos bien por debajo de la región. No sorprende, es consecuencia de tener la peor dinámica de crecimiento de pbi/per cápita de la región. En los últimos seis años cayó -7%. La pobreza estructural no se arregla con más Estado y asistencialismo. Todo lo contrario, se arregla con más inversión privada, para lo cual se necesita Estado más chico, menos gasto e impuestos.

9. BCRA e Inflación: el BCRA es lo mejor de Cambiemos. Por primera vez tenemos un Central “normal”, alineado con la teoría y la evidencia económica que concibe a la inflación como un fenómeno estrictamente monetario que se vence sólo con política monetaria. Si sigue con política contractiva, va a bajar la inflación a menos de 1% mensual. Va a terminar el año en línea con la meta de 2018 que tiene techo de 12%. Pero sólo no puede. Hay que ayudarlo cambiando la política fiscal. En el Presupuesto 2018 no tiene que haber más adelantos transitorios. Las metas fiscales de 2018 y 2019 hay que sobrecumplirlas para ayudar al BCRA a bajar la inflación al 5% anual hacia final del mandato.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Excel atajos de teclado que ahorran tiempo

SanCor Desaparece

Oil Closes the Month on a Strong Note