ENACOM DEMOCRATIZACIÓN DEL ACCESO A LA INFORMACIÓN
DEMOCRATIZACIÓN DEL ACCESO A LA INFORMACIÓNEnorme pasivo del Enacom que con Javier Milei sigue aumentandoLa Administración Javier Milei carece de gestión idónea. El caso del Enacom es un ejemplo. Germán Berizzo conoce el tema y se lo explica a Martín Ozores y Cía. |
Enacom intervenida por Martín Ozores. |
El Decreto N°675/2024 de la Administración Javier Milei decidió la prosecución de la intervención del Enacom (Ente Nacional de Comunicaciones), a cargo de Martín Ozores. La finalidad de esta intervención es analizar cómo limitar la influencia del Enacom en el mercado de las telecomunicaciones. La realidad es que, pequeñas poblaciones del interior no son alcanzadas por los servicios de las grandes empresas de telefonía e internet. Es el caso de Personal-Flow (Telecom), Movistar (Telefónica) y Claro (America Móvil); por otra parte, los prestadores de cable, radio o televisión abierta, que, en su mayoría, son cooperativas o pequeños prestadores independientes que se ven obligados a depender en sus contenidos de asociaciones de cooperativas o medios con cabecera en Ciudad de Buenos Aíres, Rosario (Santa Fe) o ciudad de Córdoba. Existían herramientas como el FFSU (Fondo Fiduciario del Servicio Universal) y el Fomeca (Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual), pero hoy están en duda en cuanto a su futura existencia.
En el caso de Internet, tecnología a la que progresivamente están migrando servicios anteriormente satelitales y que ahora van por las redes de fibra óptica, los tráficos de streaming están ocupando importantes porciones de ancho de banda, antes disponibles para trafico de datos ajenos al entretenimiento. Esto sucede en detrimento de la disponibilidad de ancho de banda para los servicios de datos de los proveedores locales de Internet. Los pequeños proveedores de localidades remotas están enfrentando dificultades para disponer de suficiente ancho de banda para sus abonados, pese a la presencia de Arsat (Empresa Argentina de Soluciones Satelitales S.A.) que tiene una buena cobertura nacional, pero que, quizás, también esté cerca de sus límites. Oligopolio con deudasEs muy posible que la falta de organización gremial empresaria de los pequeños prestadores sea un factor negativo para lograr un diálogo con el Enacom, dado que los grandes operadores cuentan con estudios jurídicos de primer nivel y recursos para lograr, vía amparos, lo que no pueden lograr por lobby. En cualquier caso, la concentración de la demanda es algo que le juega en contra a las pequeñas localidades, dado que las principales redes de fibra son propiedad de los tres grandes jugadores, que planifican su servicio en función del potencial de demanda, sumado a que pueden disponer de un subsidio oculto: La tarifa discrecional que pueden cobrar a pequeños prestadores. La ausencia de servicios hacia lugares remotos o localidades de escasa población es una deuda cubierta por mini empresarios audaces, quienes llenan este agujero, notoriamente injusto, que sufre parte de la población argentina, asumiendo un riesgo financiero descomunal, pero también gozando de beneficios acorde al riesgo. Las cooperativas de comunicaciones en lo único que se diferencian de las grandes operadoras es en la escala: Sirven con su servicio a las áreas de mejor densidad dentro de su zona de servicio, pero a su favor cuentan con una mejor organización gremial empresaria, representada en CATEL (Cámara de Cooperativas de Telecomunicaciones).
También hay un stand by en este aspecto. Mientras micro empresarios arriesgan su escaso capital en propuestas radiales o de producción de TV, basadas ambas en el ingreso publicitario, las televisoras "alternativas" y las "radios comunitarias" descubren que los subsidios y las exenciones impositivas parecen llegar a su fin y hacen su presión, a través de FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias), y de CONTA (Coordinadora Nacional de Televisoras Alternativas). Aquí se presenta un problema de difícil solución. En cualquier ciudad que supere los 150.000 habitantes es imposible sintonizar cualquier radio libre de interferencias de otras en toda su zona de servicio. Esto se debe a que son muy pocas las emisoras que dan cumplimiento a las normas técnicas, y la saturación de frecuencias disponibles hace inevitable un 'spillover' entre ellas, sin contar con que algunas, directamente generan espurias y armónicas que 'caen' en frecuencias ocupadas por otras radioemisoras. Quienes quieren realizar un trabajo comercial serio en su radioestación, atienden con cuidado el no exceder sus niveles de modulación por fuera de las normas y contratan profesionales técnicos para mantenerse en norma. No es el caso de la mayoría de las llamadas "comunitarias" que, aduciendo su "función social" y la consecuente falta de recursos, invaden el espectro sin ningún tipo de control o sanción por parte del Enacom. Lejos de cumplir una función social, suelen ser un brazo comunicacional de agrupaciones políticas o meros medios de subsistencia familiar, sin mencionar la polución de emisoras autodenominadas "religiosas", que obtienen sustanciales beneficios impositivos en su operación y son simples radios comerciales en competencia desleal frente a las que no operan contando con estos beneficios. Apagón analógicoEl espectro es algo finito y su apropiación por parte de gente escasamente capacitada para utilizarlo, tanto desde lo técnico, como desde lo social y cultural, representa una afrenta a los derechos de personas debidamente capacitadas para llevar a cabo esta actividad, sin contar el daño que los aportes en pauta de publicidad de los gobiernos locales a estos medios, quitan recursos a quienes operan cumpliendo estrictamente todas las reglas. Tanto las técnicas como las periodísticas, sociales y culturales. Más grave aún es el caso de las productoras de contenidos de TV y los canales comunitarios. El 'apagón analógico' vigente, puso en evidencia la escasa capacidad económica para emprender este tipo de actividades sin apoyo gubernamental, a causa de los costos que conlleva producir en digital y emitir en tecnología ISDB-t. Aún en las anteriores experiencias analógicas, el Estado puso a disposición de algunos de estos medios equipamiento suficiente como para lograr una emisión correcta, pero jamás brindó apoyo técnico para implementarlas. Hoy, ya obsoleto, se puede ver costoso equipamiento arrumbado que no ha sido utilizado nunca por falta de los mínimos conocimientos para poder emplearlo.
La posibilidad de coordinar parte de la programación con medios nacionales o de capitales provinciales, choca con la rentabilidad que le significa a los medios nacionales reservar derechos a los cableoperadores, o con derechos cruzados con las estaciones de capitales provinciales que tienen parte de su programación abastecida desde cabeceras de Ciudad de Buenos Aires. Esto significa que deben abastecerse de su propia producción y de programación de bajo costo de derechos, habitualmente obsoleta. Inclusive, en el interior, la TV comercial "no comunitaria", o no soportada por el erario público, vive al borde del quebranto debido a la dispersión de apoyo publicitario que significa que haya 75 u 80 estaciones de FM en la misma zona. La TDA ha venido a democratizar algo el acceso a la información, pero su alcance se limita a centros urbanos. También la utilización del satélite Arsat 1 y el kit de recepción satelital, pero con un marcado sesgo político en sus contenidos.No se vislumbra una solución equitativa para la democratización del acceso a Internet, radio y TV en un país que tiene provincias con menos de un habitante por kilómetro cuadrado.
Es posible que la tecnología haga su aporte a la solución pero, mientras tanto, serán, tal como siempre lo fueron, los audaces pioneros que irán llenando los agujeros vacíos con sus ideas y, seguramente, serán fagocitados por alguno de los grandes operadores cuando su escala alcance un nivel "interesante". Por esto, es esencial que el Enacom arbitre la formidable diferencia de potencial de mercado y capacidad económica que tienen los megaoperadores contra los "poetas" que van pintando de realidad lo que parecía una utopía. Otra vez: es definitivo que el Enacom ubique en igualdad de condiciones impositivas a las cooperativas con los emprendedores comerciales y que, fundamentalmente, no salga un solo peso del erario público para financiar emprendimientos de este tipo, con la excepción de quienes son esenciales en aquello que el Estado debería intervenir directamente. Pero que sea bajo la figura de servicio público en gestión privada. No sea cosa que se termine creando otro monstruo estatal en estas áreas. |
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