ARGENTINA NECESITA US$ 2.565 MILLONES MÁS PARA EL 2013
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A pesar de la mejor (+23%) cosecha proyectada, de los buenos precios esperados para la soja y del mayor crecimiento esperado en Brasil, las políticas domésticas le imponen un techo al incremento de nuestro PBI y, probablemente, Argentina será el país de menor crecimiento de la región en 2013.
La pregunta clave a contestar es: ¿más cosecha, buenos precios y mejor Brasil implicará que haya más dólares en la economía y se relaje la intervención cambiaria en 2013?
A partir de fines de 2011 el cepo cambiario fue ganando fuerza y el sector privado tuvo cada vez menos acceso a la compra de dólares. Los particulares perdieron la capacidad de ahorrar en moneda extranjera y enfrentan restricciones para consumir bienes y servicios denominados en dólares. Las empresas afrontan trabas para importar, abonar servicios en el exterior, pagar royalties, girar utilidades o pagar dividendos a los inversores extranjeros.
Sin embargo, a pesar de la intervención cambiaria en 2012 la economía en su conjunto “perdió” más dólares de los que “ganó”. Es decir, agregando todas las transacciones de nuestra economía (tanto del sector público como del sector privado), se perderían aproximadamente unos US$ 2.700 millones; o lo que es lo mismo, las reservas internacionales se reducirían en ese monto (6% con respecto al año pasado).
Por el lado de balanza comercial, el año cerraría con un superávit de aproximadamente US$ 14.000 millones, en el que las menores exportaciones (de soja y de bienes industriales hacia Brasil) fueron más que compensadas por una mayor caída de las importaciones impulsando un incremento marginal del superávit comercial.
A pesar de mantener un considerable excedente en su cuenta comercial, el resto de la cuenta corriente (del balance de pagos) viene mostrando algunas señales de debilidad.
Concretamente, si además del comercio exterior se toma en cuenta el resultado neto de los dólares que ingresan y egresan por turismo, por fletes, por regalías, por pago de intereses y por giro de utilidades y dividendos, el resultado de la cuenta corriente del año se reduce a unos US$ 2.000 millones aproximadamente.
En efecto, por esta vía nuestra economía habría perdido unos US$ 1.900 millones por el pago del cupón PBI del Gobierno Nacional; unos US$ 3.400 millones de intereses de deuda pública (nacional y provincial); unos US$ 1.000 millones por el déficit de los servicios6 y unos $ 5.200 millones en concepto de utilidades y dividendos girados por las empresas multinacionales.
Cabe resaltar que el saldo negativo de “rentas de la inversión” (expresado principalmente por los egresos en concepto de “dividendos y utilidades”) es la segunda partida en importancia relativa de la cuenta corriente y es la consecuencia del proceso de extranjerización de las grandes empresas que caracterizó a la década del ’90 y que para nada se revirtió en los últimos años.
De todos modos, el magro resultado positivo de la cuenta corriente (US$ 2.000 millones aproximadamente) es más que contrarrestado por el resultado negativo de la cuenta capital y financiera que presentaría un déficit de US$ 4.500 millones. Este déficit estaría provocado por la fuga de capitales (US$ 6.000) y por la cancelación neta de amortizaciones de la deuda pública en dólares (de Nación y Provincias) por US$ 3.500 millones que superan la entada de dólares por inversión extranjera directa (IED) por US$ 5.000 millones.
El hecho de que el resultado negativo de la cuenta de capital supere al resultado positivo de la cuenta corriente implica que Argentina pierde dólares.
En contraposición, los países de la región han aprovechado el favorable contexto internacional, atrayendo el flujo de IED hacia la región y aprovechando precios de commodities históricamente elevados para acumular reservas durante los últimos años.
De hecho, todos los bancos centrales de la región experimentaron un aumento de sus reservas en el último año. El caso extremo es el de Uruguay y Perú, en donde las reservas habrían aumentado un 30% aproximadamente en los últimos 12 meses.
Justamente, este comportamiento opuesto en materia de reservas entre Argentina y los otros países es resultado de las políticas también contrapuestas que aplican unos y otros. Los países de la región que le prestan atención a la inflación, hacen políticas contra-cíclicas, son prudentes con el manejo del ritmo de expansión monetaria y de la política cambiaria, que utilizan para amortiguar las oscilaciones del nivel de actividad y la inflación.
En Argentina perdemos reservas porque aplicamos una política económica no sustentable.
A pesar que entrarán más dólares por comercio exterior y no se pagará cupón del PBI, en 2013 esperamos una caída de las reservas similar a la de este año. Esto sucedería porque estimamos una reducción del superávit comercial, como consecuencia de que nuestra economía necesitará importar insumos y bienes de capital para los sectores productores.
Es decir, el aumento de las exportaciones quedaría contrarrestado por un avance mayor de las importaciones, necesario para que la economía crezca entre el 3% y el 4% anual.
No obstante, no creemos que haya una liberalización masiva de las trabas a las importaciones, sino que se liberarían selectivamente y sólo marginalmente. Será una decisión política. Lo más probable es que haya liberalización para insumos y bienes de capital, pero no para bienes de consumo final.
De todos modos, la fuga de capitales se mantendría en niveles estructurales similares a los de este año (US$ 6.500 millones). En este escenario, el giro de utilidades y dividendos al exterior será la variable clave que determinará la variación del el stock de reservas internacionales del Central. Descartamos que el gobierno aumentara las trabas al giro de utilidades y dividendos de manera de minimizar la pérdida de reservas.
Igualmente, nuestra economía cuenta con un déficit estructural de aproximadamente US$ 6.000 por año en materia de giro de dividendos y utilidades.
Por lo tanto, habría que seguir de cerca los permisos que el Gobierno le otorgue a las empresas, que se irían reduciendo para compensar en parte el aumento de las importaciones.
Por último, se perderán aproximadamente unos US$ 5.600 millones por vencimientos de deuda (capital e intereses) tanto nacional como provincial, excluyendo la deuda que se refinanciaría automáticamente.
De modo que, la economía argentina perdería US$ 2.565 millones en 2013.
Resumiendo, a pesar que entrarían más dólares por mayor cosecha, buenos precios y mejor Brasil, en 2013 no quedarían más dólares en el país.
Fuente: ECONOMÍA & REGIONES
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