CRECIMIENTO CON MUCHA INFLACIÓN

Es una decisión estratégica del Frente para la Victoria: crecimiento con inflación. Fracasado el congelamiento de Guillermo Moreno, no hay tiempo ya de intentar algo diferente. Apostar al crecimiento con Cedin... y aguantar la inflación que sea hasta después de los comicios de octubre. Es un riesgo enorme pero, según algunos afirman, desnuda la carencia de estrategias y de herramientas que padece la Administración Cristina. En cambio, otros, dicen que es una decisión derivada de la necesidad de pagar, vía impuesto inflacionario, alguna porción de los ingentes gastos propios del año político. En cualquier caso, Martín Tetaz es profesor en la UNLP y la UNNoBA, investigador del Instituto de Integración Latinoamericana (IIL) e investigador visitante del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (CEDLAS), y escribió lo siguiente en el diario platense El Día:

Cristina Fernández de Kirchner elige la inflación porque... así paga, en parte, los gastos del año político.
Por MARTIN TETAZ 
 
LA PLATA (El Día). El dato tomó por sorpresa a todos los analistas. Según el INDEC, la actividad económica creció en abril pasado 7 % respecto del mismo mes del año anterior, señalando el fin del parate y la vuelta a las tasas de crecimiento de la década pasada.
 
Estos datos son consistentes con el aumento del 5% que tuvo en mayo el índice de actividad industrial (EMI) que publica el mismo organismo, explicado básicamente por el boom de la producción de autos que voló en el último mes un 32,2% y acumula en los primeros 5 meses un 18,7%, en comparación con igual período del año anterior.
 
En materia de ladrillos, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción que también publica el INDEC, coincide en mostrar un 7,5% más de actividad, comparado con mayo del 2012, momento particularmente malo para el sector por el impacto negativo del cepo cambiario.
 
Los servicios por su parte también vienen experimentando mejoras, o al menos los servicios públicos, cuyo consumo subió 9,1% en mayo, motorizados por el alza del 15,6% en telefonía.
 
¿Números o dibujos?
 
Pero claro, probablemente usted se esté preguntando si no se tratará de una nueva saga de los dibujitos animados del INDEC.
 
Sabemos que el polémico instituto subestima sistemáticamente la inflación (por ejemplo sostiene que en el último año los precios crecieron sólo 10,3%; un disparate) y que por esa razón sobreestima el crecimiento, porque computa como aumentos de cantidades, cambios que en realidad se produjeron en los precios.
 
Lo cierto es que si miramos entonces índices que no usan precios sino sólo cantidades, los resultados parecen ser coherentes; a la explosión de autos nuevos se suma el incremento del 14,5% en los despachos de cemento, 10,6% en ladrillos huecos y 10% en asfalto, al tiempo que la demanda de energía eléctrica, una variable que aproxima muy bien el nivel de actividad, creció 6,4% en el quinto mes del año, en comparación con mayo del 2012.
 
Es verdad, no obstante, que la recuperación industrial no es homogénea. De los 12 sectores que releva el INDEC, sólo 5 mostraron una evolución favorable, liderados por la espectacular performance de “Automotores” y seguido por “Químicos”, “Metalmecánica”, “Minerales” y “Metales básicos”, con mejoras más discretas.
 
Otros 9 segmentos de la actividad muestran niveles de producción menores a los de 12 meses atrás, siendo “Edición e impresión” y “Textiles” los que más se contrajeron, cayendo 6,4% y 5,1% respectivamente, aunque “Productos alimenticios y bebidas” también mostró una reducción del 3,8%.
 
Así y todo, la economía parece estar recuperándose. El cierre de la mayor parte de las paritarias, junto con el aumento de la Asignación Universal por Hijo (AUH) puso más plata en los bolsillos de los argentinos y en junio mejoró 6,8% el índice de confianza del consumidor (ICC) que publica la Universidad Di Tella, después de tres meses consecutivos de caídas, indicando una reversión en el humor social. A esto se sumará el aguinaldo en los próximos días, terminando de generar las condiciones de una primavera del consumo y las expectativas.
 
La contracara es, por supuesto, el aumento de los precios.
 
Tras el congelamiento
 
La inflación que, medida por el Congreso, había caído al 18,5% en los primeros tres meses del congelamiento, se aceleró al 20,5% en mayo (último mes del congelamiento).
 
Los precios en los supermercados (relevados por inflacionverdadera.com), por su parte, venían subiendo al 25,6% anual, en la semana previa al anuncio del acuerdo de Moreno, pero cayeron al 3,1% durante marzo y abril, señalando el éxito inicial de la medida.
 
En el último mes del congelamiento, no obstante, ya comenzaron a subir hasta un 8,3% anual, y finalizado el control se dispararon. En la última semana de junio vienen subiendo al 27,3%, casi 2 puntos por encima de la inflación registrada antes de que el control de precios se pusiera en marcha, indicando que el problema de fondo persiste y que los comerciantes están recuperando de a poco los aumentos que no pudieron hacer en los 4 meses anteriores.
 
En este contexto, la inyección de dinero del aguinaldo y los aumentos salariales (incluyendo AUH) presionará los precios al alza aún más, puesto que los productores concentrados saben que ahora que la gente tiene más plata en el bolsillo pueden trasladar a los consumidores los mayores costos por los aumentos que tuvieron que otorgar en las paritarias.
 
El impacto de la harina
 
A las causas estructurales de la inflación (léase exceso de emisión monetaria y pujas distributivas) se sumará ahora el impacto del grosero aumento del precio de la harina (la bolsa de 100 kilos pasó de 100 pesos en enero a 275 en junio), causado por los controles a las exportaciones de trigo, que lograron que en los últimos 5 años se sembraran solo 4,2 millones de hectáreas en promedio, muy por debajo de las 6,2 implantadas entre 1999 y 2004.
 
La mala praxis de la política agropecuaria le pegó de llenó primero al pan, llevándolo en algunos lugares por encima de los $20, y luego hará lo propio en todos los farináceos, como galletitas, fideos, alfajores, etc.
 
En el corto plazo, esto sólo se podrá evitar importando trigo (una paradoja notable, similar a si Arabia Saudita tuviera que importar petróleo) o poniéndole un precio máximo a la harina, lo que redundará en faltantes de productos que la usan como insumo.
 
En el largo plazo se necesita un cambio de rumbo en la política económica, para que esta primavera no explote en inflación y la economía recupere el crecimiento armonioso de todos los sectores.

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