POR LAS ELECCIONES 2013 EMPEÑAN LA ECONOMÍA PARA EL 2014.
Informe de ECOLATINA
Al igual que en años electorales anteriores, el Ejecutivo realizará una inyección adicional de gasto para apuntalar el consumo de cara a los comicios. No obstante, a diferencia del pasado, la forma e intensidad del estímulo fiscal enfrenta limitantes provenientes del frente inflacionario y cambiario, ya que deberá ser financiada principalmente con emisión.
La tensión entre aumentar el gasto y contener la emisión será una constante a lo largo del corriente año. Tras la moderación inicial, se está registrando una aceleración de las erogaciones que volvería a frenarse hacia fines de año.
Es preciso destacar que ya no es inocuo para el Tesoro realizar fuertes inyecciones de gasto: en 2009 perdió el superávit financiero y en 2012 el resultado primario fue deficitario. Más aún, producto del aislamiento de los mercados de capitales, el financiamiento intra-Sector Público fue ganando participación. Si bien ANSeS y otras entidades asisten al Tesoro, el principal financista -tanto en dólares como en pesos- es el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Sin embargo, usar al BCRA como fuente de financiamiento no es lo mismo que otras dependencias, ya que la emisión monetaria presiona sobre la cantidad de pesos en circulación, con correlatos en el nivel de precios y en el tipo de cambio, dos frentes que el Gobierno quiere mantener bajo relativo control de cara a las elecciones.
El Ejecutivo seguirá utilizando a la emisión para impulsar el gasto, pero no podrá acelerar el ritmo de las erogaciones durante todo el año, como sí ocurrió en 2007 (+48% i.a.). De hecho, el actual margen de Adelantos Transitorios (AT) alcanza para que el gasto crezca hasta 33% i.a. en todo 2013.
El Gobierno podría, tal como ocurrió en 2012, ampliar el margen de AT, pero esto redundaría en mayores presiones cambiarias/inflacionarias.
Por tal motivo, la estrategia que está llevando a cabo es moderar el gasto a comienzos de año -lo que ya ocurrió- acelerar el ritmo de expansión en los meses pre-elecciones –está actualmente ocurriendo- y volver a morigerarlo hacia fines de año –esperamos que ocurra-.
Esta estrategia replicaría la de 2011, cuando el Gobierno luchó por no mostrar rojo primario: el gasto trepó +34% i.a. en enero-julio, +40% i.a. en agosto-octubre y un brusco freno (+19% i.a.) en noviembre-diciembre.
La primera parte de la estrategia se vio en los primeros meses del año. En enero-marzo las erogaciones primarias –de caja- aumentaron 27,9% i.a. (vs. 29% anual en 2012). Además, buena parte de los gastos obedecieron a la reducción de deuda flotante: en el ámbito de la Administración Nacional (un universo más reducido que el sector público) los pagos en base caja superaron a los devengados en $ 14.000 millones.
Las señales de mayor ortodoxia fiscal se vieron con el postergado aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias que, luego de dos años sin ajustes, subió sólo 20% (el mismo incremento que en 2011).
Por su parte, aunque los subsidios se aceleraron a comienzos de año (+43% i.a. entre enero y marzo) producto del salto en los giros al sector energético (+59% i.a.), partidas como transporte (+13% i.a.) fueron fuertemente recortadas luego de años de crecimiento sostenido (+44% promedio anual en el período 2008-2012).
En última instancia, es la moderación inicial lo que permitirá al Ejecutivo hacer “lugar” para la inyección pre-electoral. Los primeros indicios de esta aceleración se vieron en abril (el gasto primario creció +37% i.a.) y mayo (se solicitaron $ 2.500 millones de Adelantos Transitorios (AT) por primera vez en el año).
Pero el puntapié inicial de gasto se dio con el incremento en la Asignación Universal por Hijo (+36%). El resultado fiscal de ese mes no habría sido favorable ya que se solicitaron $ 14.500 millones de AT y $ 3.000 millones de utilidades. La inyección de gasto destinado a apuntalar el consumo daría un nuevo salto en julio, cuando se materialice el resto de las subas en las Asignaciones Familiares.
El paso siguiente en este sentido será la suba de jubilaciones en septiembre: con un ajuste de entre 15% y el 17% se volcarían $14.000 millones adicionales.
Finalmente, como en todo año electoral, habrá mayores incrementos en el gasto en obras públicas y de capital. De todas maneras, creemos que en esta oportunidad los giros destinados directamente a los municipios tendrán una mayor incidencia relativa.
En suma, todos estos impulsos redundaran en un gasto en torno al 40% i.a. entre los meses de agosto y octubre (contra una expansión promedio del 33% para el año).
En la 3ra. y última etapa (post–elecciones) prevemos un importante freno en las erogaciones, tal como cual ocurrió en 2011. De esta forma, este año el gasto crecería en línea con la performance de 2011 (+33% i.a.), 4 puntos porcentuales por encima de 2012.
En conclusión, esta combinación entre “ortodoxia” y “heterodoxia” le permitirá al Ejecutivo “cerrar” el año electoral con un leve empeoramiento del déficit primario (1% del PBI) consumiendo la totalidad del margen de AT vigente.
Mayores restricciones fiscales en el horizonte
Tal como vimos, 2013 será un nuevo año de deterioro fiscal. Pese a que no habrá desborde en el gasto público nacional gracias a la secuencia ortodoxia-heterodoxia- ortodoxia (+33% anual), igualmente se hará pleno uso de los AT (originales y extraordinarios).
En un marco de creciente dependencia del financiamiento intra-sector público, se generan dudas acerca del futuro. De hecho, las perspectivas para 2014 lucen muy complejas.
En primer lugar, esperamos que el déficit primario –antes del pago de intereses- del Sector Público Nacional (SPN) se ubique en torno de 1% del PBI en 2013, lo que implica un punto de partida más bajo respecto del año pasado (-0,2% del PBI en 2012).
En segundo lugar, de no mediar una nueva modificación del límite legal de AT, el año que viene esta herramienta no podrá contribuir a cubrir el rojo del Tesoro como lo hizo en los últimos años: en 2012-2013 los AT aportaron financiamiento neto por 2,6% del PBI por año.
En teoría, en 2014 el Ejecutivo deberá cancelar los AT extraordinarios solicitados en 2012- 2013 ($ 71.000 millones). Dado que es poco probable que el Tesoro se desendeude con el BCRA, en el escenario de máxima se renovarán los AT extraordinarios.
Es por eso que el financiamiento neto con AT alcanzaría, bajo supuestos razonables, 1,8% del PBI en 2014 ($ 60.000 millones), por debajo del uso que se hizo de esta herramienta en 2012-2013. Además, volver a ampliar el margen conllevaría mayores riesgos por el lado inflacionario-cambiario anteriormente mencionados.
Si a esto se le suma que por los recientes datos de actividad publicados por el INdEC (el EMAE acumula +4,1% i.a. en los primeros 4 meses) las chances de un nuevo pago del cupón del PBI en 2014 ganan probabilidad, se deberán desembolsar US$ 3.000 millones adicionales en el que parecía ser un año “tranquilo” en términos de vencimientos.
Lo que en el fondo preocupa es que con una presión tributaria record y el financiamiento interno agotándose, el margen de maniobra para corregir las cuentas públicas sin ajustes bruscos se va reduciendo. Por suerte, hay que recordar que 2014 no es un año electoral, por lo que en principio las presiones sobre el gasto serían menores a las de este año.
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