BCRA RESERVAS: Pobre calidad en su composición.

Informe de la consultora Economía & Regiones.

Desde hace tiempo se conoce que las reservas del Banco Central ni son las que dice su directorio ni tienen la calidad que deberían alcanzar: dinero recibido en préstamo se contabiliza como reserva, contabilidad 'falopa' con los swaps chinos y, en especial, más bonos que dólares estadounidenses. El maquillaje de reservas que ya se practicaba anteriormente, se incrementó en 2014, cuando se activó el swap de monedas con China y se empezó a contabilizar como reservas el dinero depositado por Argentina para el pago normal de bonistas. Restando ambos conceptos, las reservas liquidas sumarían US$ 26.874 millones. Si a este monto le restamos la deuda contingente con BIS (Banco de Pagos de Basilea), Banco de Francia y encajes de depósitos domésticos en moneda extranjera, las reservas liquidas habrían sumado US$ 16.366 millones a fin de 2014. El gobierno nacional utilizó reservas liquidas por US$ 54.091 millones entre 2003 y 2014. La deuda del Sector Púb lico Nacional con el Central ya alcanza los US$ 85.172 millones al cambio oficial.

El convenio de intercambio de monedas con China permite elevar de manera artificial y transitoria el valor de las reservas ya que los yuanes recibidos ahora, son a cambio de futuras exportaciones de soja que nuestro socio comercial nos las abonara con Pesos Argentinos obtenidos del intercambio. Además este endeudamiento en yuanes vence en un plazo de 12 meses y conjuntamente implica un costo financiero no menor (rondaría los US$ 250 millones).

Actualmente, el Banco Central está sobredimensionando artificialmente el stock de sus reservas para preservar la estabilidad financiera con el objetivo de llegar con poder y gobernabilidad al 10 de diciembre próximo. Puntualmente, el maquillaje de reservas se potenció el año pasado cuando se activó el swap de monedas con China y se empezó a contabilizar como reservas el dinero del pago de la deuda depositado por Argentina para el normal pago de bonistas, que por razones legales no ha salido del BCRA.
 
Concretamente, el swap con China y el nuevo default con los bonistas generan actualmente un maquillaje de las reservas del orden del 16%, ya que permiten contabilizar US$3.100 millones (swap China) y US$1.300 millones (bonos en default) como reservas que en realidad no son
activos del BCRA. Restando ambos conceptos las reservas caen de US$31.229 millones a US$26.874 millones.
 
Si a este monto le restamos la deuda contingente con 
 
i) el Bank for International Settlements (BIS), el banco de Francia (US$ 1.500 millones) y también 
 
ii) los depósitos en dólares del público que se encuentran encajados en un 100% en la cuenta corriente que lo bancos tienen en el BCRA,
 
las reservas liquidas en dólares que efectivamente son activo del BCRA ascienden tan sólo a US$ 16.366 millones a fin de 2014. Es decir, con el paso del tiempo, las reservas del Banco Central no sólo se reducen en monto, sino también en calidad.
 
Las consecuencias de la caída y del deterioro de las reservas se magnifican porque Argentina no tiene acceso al crédito y por ende paga su deuda pública nominada en moneda dura con reservas del BCRA. Es decir, en el marco de la política oficial de desendeudamiento, la caída y
deterioro de las reservas afecta negativamente la capacidad de pago futura de las obligaciones soberanas, de ahí la importancia de normalizar toda la deuda y poder volver a tener acceso al crédito internacional.
 
Concretamente, a fin de 2014 las reservas líquidas sólo alcanzan para afrontar poco más de un año y medio (1,6) de servicios de deuda pública nominada en moneda extranjera, cuando en 2008 las reservas liquidas alcanzaban para solventar 5 años de intereses y amortizaciones de deuda pública nacional en moneda extranjera.
 
¿Por qué restamos estos 4 conceptos de las reservas del Central?
 
I. Swap chino: El convenio de intercambio de monedas permite elevar de manera artificial y transitoria el valor de las reservas ya que los yuanes recibidos ahora, son a cambio de futuras exportaciones de soja que nuestro socio comercial nos las abonara con Pesos Argentinos obtenidos del intercambio. Además este endeudamiento en yuanes vence en un plazo de 12 meses y conjuntamente implica un costo financiero no menor (rondaría los US$ 250 millones).
 
II. Bonos en default: Computar como reservas de libre disponibilidad un dinero que ya tiene fijado un fin especifico, cumplir nuestros compromisos con los acreedores que ingresaron al canje de los años 2005 y 2010, desfigura la real solvencia del Central.
 
III. Pasivos BIS, Banco de Francia y otros: Incluir en las reservas activos generados por endeudamiento de corto plazo con entidades multilaterales de crédito es otro mecanismo de elevar ficticiamente las reservas y que inmoviliza otros activos del Central en concepto de garantía del préstamo.
 
IV. Encajes cajas de ahorro en dólares: Incluir como reservas liquidas, los encajes por depósitos en moneda extranjera puede ser razonable en una economía estable que no afronta una crisis de balanza de pagos ni tiene cepo cambiario. Informarse sobre el real valor de las reservas ante una eventual corrida de depósitos en dólares (la mayoría en cajas de ahorro) es una prueba importante para conocer la verdadera solvencia de la máxima entidad monetaria de la Argentina.
 
¿Por qué nos quedamos sin reservas?
 
Principalmente porque el gobierno nacional las utilizó para pagar la deuda pública a partir de la (mal) denominada “política de desendeudamiento”. Hay que tener en claro que esta política no desendeudó al sector público nacional (SPN), sino que sólo cambió de prestamista. Se eligió el endeudamiento con el BCRA, generando fuertes problemas monetarios, financieros y económicos, en lugar de concurrir al mercado de capitales para financiar infraestructura y refinanciar deuda, como hacen todos los países del mundo. Es más, con la mal llamada política  de desendeudamientola deuda pública bien medida del gobierno nacional continuó aumentando, al ritmo del incremento del déficit fiscal.
 
Las cifras son elocuentes, el gobierno nacional gastó (utilizó) reservas liquidas del BCRA por US$ 54.091 millones entre 2003 y 2014. A cambio de este préstamo en dólares, el BCRA ya suma títulos públicos en cartera por US$ 56.309 millones; cuando en el año 2002 tenía solo US$
2.655 millones. Es decir, con la política oficial de desendeudamiento el gobierno nacional deterioró fuertemente el activo del BCRA, obligándole a cambiar US$54.000 millones por US$54.000 millones de papeles que no cotizan en mercado y son intransferibles. Es más, de no
haber existido política oficial de desendeudamiento, las reservas observadas del BCRA sumarían actualmente US$ 89.176 millones.
 
Pero el gobierno nacional no sólo avanzó sobre el activo del BCRA, también agrandó exponencialmente su pasivo, deteriorando el patrimonio neto de la autoridad monetaria.
 
El avance del gobierno nacional sobre el pasivo del BCRA se materializó a través del señoreaje, es decir la emisión monetaria “por cuenta y orden” del gobierno nacional destinada a financiar el exceso de gasto público.
 
En este marco, el stock de deuda en adelantos transitorios del BCRA pasó de US$ 2.500 millones a US$ 29.402 millones (valorizados al tipo de cambio oficial) entre 2003 y 2014. Sumando ambos conceptos, la deuda del SPN con el central ya alcanza los US$ 85.172 millones. 
 
Calidad de las reservas, dólar cobertura e impacto en las expectativas de devaluación
 
La calidad y cantidad de las reservas no constituyen una señal sólida para contener a las expectativas de devaluación. Hoy por hoy, el tipo de cambio de cobertura medido con las reservas brutas observadas ya asciende a $14.20 y supera en casi 4% a la cotización del dólar paralelo.
 
Sin embargo, si al actual nivel de reservas (US$ 31.200 millones) se le descuenta el swap de monedas con China y los dólares para el pago de bonos en default que nunca salieron del BCRA, el tipo de cambio de cobertura alcanzaría $16.5.
 
En un marco de tipo de cambio oficial cuasifijo, con inflación doméstica y recomposición salarial, el abaratamiento relativo tanto del dólar oficial como del dólar paralelo podrían potenciar, las expectativas de devaluación, incentivando la demanda de dólares.
 
En este caso, la demanda de pesos se debilitaría, acelerando la inflación e incrementando la demanda de dólar ahorro, lo que provocaría que las reservas comiencen a caer. En ese contexto el dólar blue podría aumentar ampliando la brecha cambiaria y comprometiendo la actual estabilidad financiera.

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