Consultora NOAnomics afirma que el dólar a $ 13 / $ 14 no satisface a las economías regionales
Acerca de lo insuficiente de la devaluación
La consultora NOAnomics afirma que para las economías de las provincias, el dólar a $13 / $14 no satisface sus expectativas (y necesidades).
"(...) una mejora relevante pero que sin embargo no resulta suficiente para superar los niveles de competitividad vigentes en 2014. (...)".
por FÉLIX PIACENTINI
CIUDAD DE SALTA (NOAnomics). Por la importancia del aporte al empleo de las cadenas agrícola y turística en las provincias, resulta interesante comenzar a analizar los efectos que la devaluación del peso podría llegar a tener sobre las mismas.
Comenzado por la actividad agrícola el verdadero impacto de la devaluación, y de la eliminación o rebaja de derechos de exportación, se puede evaluar estudiando el tipo de cambio real efectivo (TCRE) de cada cultivo, o su precio efectivo de exportación.
Con la corrección cambiaria y quita o alivio de derechos de exportación, y ya tomando diciembre con el nuevo tipo de cambio oficial, ciertamente se produce un alivio respecto del TCRE promedio para todo el 2015: del 24% para soja, 44% para maíz y 34% para el trigo.
Obviamente el impacto es mayor para los cultivos en los que las retenciones pasan a cero (trigo y maíz) que para la soja en la que se reducen en 5 puntos porcentuales.
Sin embargo el TCRE actual de la soja todavía se ubica un 13% por debajo del registrado en todo el 2014, estando el trigo en un nivel 11% inferior. El maíz sí consigue mejorar respecto del promedio de 2014 en un 14%.
En todos los casos un mejor tipo de cambio y la aligeración de retenciones es insuficiente para superar el promedio histórico registrado desde marzo de 2002.
Por otra parte, en relación a un sector no transable como el turístico se ha convertido en un importante generador de mano de obra de muchas provincias. La apreciación cambiaria también afectó intensamente a este sector, incentivando el turismo emisivo (a pesar del recargo del 35% cuando la brecha con el dólar blue se ampliaba) en detrimento del interno y receptivo.
Tomando como referencia una habitación doble estándar de un hotel categoría 4 estrellas la tarifa promedio de 2013 llegaba a los US$ 114, bajando a los US$ 103 en 2014 y volviendo a subir hasta los US$ 112 de enero a noviembre de 2015. Con el salto cambiario diciembre quedaría con una tarifa de US$ 103, lo que implica una ganancia de competitividad turística del 16% respecto de diciembre de 2014. También en este caso se presenta una mejoría respecto del promedio del año que se va, pero que se esfuma en relación a 2014.
Aunque el sinceramiento del tipo de cambio, y quita de retenciones en el caso del agro, eran medidas que urgían desde hace tiempo para dar aire a las producciones y economías regionales, la magnitud que la corrección implica para dos sectores muy importantes de las provincias como el agro y el turismo (uno transable y otro no transable) se convierte en una mejora relevante pero que sin embargo no resulta suficiente para superar los niveles de competitividad vigentes en 2014.
La duración de este alivio dependerá de la evolución del precio de las commodities y de la velocidad del pass throuhg (pase) a precios de la devaluación, pero del análisis de estos dos casos testigo cabe preguntarse si el nuevo nivel del tipo de cambio con el que el sector financiero parece sentirse cómodo no es insuficiente para la economía real, o lo será pronto.
Desde NOAnomics hace tiempo que veníamos destacando la enorme pérdida de competitividad que para las provincias implicaba la política de utilización del tipo de cambio como única ancla nominal de la economía que el gobierno anterior aplicó durante años. Es que la apreciación cambiaria real que resultaba de deslizar el dólar oficial a la mitad de la tasa de inflación había retrotraído la frontera agrícola dejando regiones enteras fuera de juego e impactando fuertemente sobre todo el espectro de las economías regionales.
Los campos vacíos no fueron una metáfora elegante para describir la gravedad de la situación, en algunos distritos fue una realidad. Por supuesto que el panorama era más desolador para las jurisdicciones más alejadas, que ya padecen una penalización natural por mayores costos del flete.
Pero, además de perjudicar a la actividad agrícola y sus encadenamientos posteriores, es decir la cadena agroindustrial en su conjunto, el proceso de apreciación cambiaria afectó a muchas otras actividades de las provincias, entre ellas al turismo.
TCRE
Por la importancia del aporte al empleo de estas dos cadenas en las provincias, la agrícola y la turística, es que resulta interesante comenzar a analizar los efectos que la devaluación del peso, o corrección cambiaria si esa palabra molesta, podría llegar a tener sobre las mismas. Esta elección arbitraria no invalida ni desconoce las consecuencias de un tipo de cambo más alto sobre el resto de las actividades económicas.
Comenzado por la actividad agrícola el verdadero impacto de la devaluación, y de la eliminación o rebaja de derechos de exportación, se puede evaluar estudiando el tipo de cambio real efectivo (TCRE) de cada cultivo, o su precio efectivo de exportación. Este indica la evolución del real poder adquisitivo de cada producción (lo que realmente le interesa al productor) y tiene en cuenta el precio FOB neto de retenciones, el tipo de cambio oficial y la inflación doméstica (ésta se utiliza como proxy de sus costos).
Desde principios de 2011 la caída de los TCRE, aunque con algunas oscilaciones, fue sostenida. Aquí actuó tanto la caída del precio de las commodities en el mercado internacional como la apreciación real de nuestro tipo de cambio. Esta trayectoria descendente tiene su mínimo histórico de los últimos 13 años (la serie inicia en marzo de 2002) justo antes de la devaluación para los 3 cultivos incorporados, lo que confirma lo necesario y urgente de la medida. Con un índice marzo de 2002=100 el TCRE de noviembre de 2015 había llegado a un piso de 47 para la soja y 53 para el maíz y el trigo respectivamente. Es decir, estos granos compraban en noviembre la mitad de bienes que en marzo de 2002.
Con la corrección cambiaria y quita o alivio de derechos de exportación, y ya tomando diciembre con el nuevo tipo de cambio oficial, ciertamente se produce un alivio respecto del TCRE promedio para todo el 2015: del 24% para soja, 44% para maíz y 34% para el trigo.
Concretamente hoy el poder de compra de la soja y el trigo queda en niveles parecidos a los de enero de 2015, y a mayo de 2014 en el caso del maíz. Es decir, comparado con el 2015 la mejora es sustancial pero desaparece o es muy leve si el punto de referencia se aleja más allá del año.
Por otra parte, en relación a un sector no transable como el turístico se ha convertido en un importante generador de mano de obra de muchas provincias. De acuerdo a estimaciones de NOAnomics la actividad llega a explicar hasta un 8% del empleo total en 2014.
La apreciación cambiaria también afectó intensamente a este sector, incentivando el turismo emisivo (a pesar del recargo del 35% cuando la brecha con el dólar blue se ampliaba) en detrimento del interno y receptivo. Tal es así que la visita de turistas extranjeros se retrajo un 8% para el total país en 2015 con bajas en todas las regiones, salvo para las de Buenos Aires y región Centro cuya participación en el total de todos modos es baja.
Excepto estos dos casos en el acumulado a septiembre de 2015 las visitas de turistas no residentes sufrieron caídas del 14% en la región Cuyo, del 10% en CABA y la Patagonia, y del 2% y 1% en las regiones Litoral y Norte respectivamente.
Aunque el sinceramiento del tipo de cambio, y quita de retenciones en el caso del agro, eran medidas que urgían desde hace tiempo para dar aire a las producciones y economías regionales, la magnitud que la corrección implica para dos sectores muy importantes de las provincias como el agro y el turismo (uno transable y otro no transable) se convierte en una mejora relevante pero que sin embargo no resulta suficiente para superar los niveles de competitividad vigentes en 2014.
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