INFORME DE LA FUNDACIÓN CAPITAl
Las exportaciones terminarán 2017 en niveles similares a 2016 (0,8% i.a.) y las importaciones aumentarán luego de 2 años en baja (16% i.a.), con lo cual la balanza comercial alcanzaría un déficit récord de u$s 6.242 millones y la cuenta corriente llegaría a un rojo de 4,2 puntos del PBI (u$s 25.095 millones).
Ese debería ser un punto de partida para la 2da etapa del 1er mandato de Macri. Con el PBI volviendo a crecer en 2018, las importaciones mantendrán un buen ritmo de aumento (7,7% i.a.), si bien las ventas externas podrían un mejor desempeño el año entrante (5,9% i.a.), achicando la brecha de crecimiento respecto de las importaciones, confome el equipo de Redrado abre como luz de esperanza, aunque la proyección del déficit comercial le dé US$ -7.760 millones en 2018, y el rojo de cuenta corriente, hoy compensado por un ingreso neto de la cuenta capital y financiera, lo ubique en 4,4% del PBI.
La alta concentración del comercio exterior en pocos destinos y en el rubro agroexportaciones simplifica el análisis pero torna más complejas las soluciones.
La Fundación Capital llega a la conclusión respecto del intercambio con nuestros socios comerciales que se entrelazaron:
-un déficit comercial récord con Brasil y China,
-importantes saldos negativos con el NAFTA y la Unión Europea y
-menores superávits con Medio Oriente, ASEAN y el resto de ALADI.
1ra. mala noticia: si bien el crecimiento entre enero y agosto del 3,1% i.a, en las exportaciones a Brasil, mostró una mejor dinámica que al resto del mundo (-0,7% i.a.), las importaciones subieron bien por encima (29,4% i.a.). De modo que el déficit bilateral aumentó un 75% i.a. en un año alcanzando los US$ 5.633 millones, récord para el período. Más del 60% se debe al déficit en el intercambio de material de transporte, que alcanzó los US$ 3.534 millones, principalmente por la fuerte suba en la compra de vehículos al país vecino, en el marco de que hacia el resto del bloque MERCOSUR, el resultado comercial resultó positivo (US$ 513 millones), por más que sea la mitad del exhibido en 2016, aunque bien lejos del máximo alcanzado en 2012 (US$ 2.922 millones). De ahí que preocupe la dinámica de los flujos de comercio con los demás países de la región, donde las exportaciones cayeron bien por encima del promedio (-9% i.a. en ene-ago), mientras las importaciones crecieron más aceleradamente que desde el resto del mundo (32% i.a).
2da.: el déficit de US$ 4.355 millones con China, 2do socio comercial del país, dónde se reflejó el mal desempeño de los envíos de productos primarios. La contracción en las ventas de grano de soja al gigante asiático (-22% i.a. en ene-ago), presionó a la baja las exportaciones totales hacia ese destino (-12% i.a.). Asimismo, las importaciones aumentaron (6,3% i.a., aunque por debajo del promedio) presionando t ambién el saldo bilateral, que se mantiene en terreno negativo hace más de un lustro.
3ra.: respecto de la Unión Europea, el déficit también se amplió y alcanzó los US$ 1.862 millones. Bajaron las exportaciones (-1,5% en enero-agosto; principalmente por los envíos de productos primarios) y un aumento de las importaciones (15,4% i.a.). De todos modos, se mantuvo por debajo del déficit máximo del 2013 (US$ -2.736 millones) cuando, tras la denuncia de dumping al biocombustible argentino se cerró el mercado y las exportaciones cayeron fuertemente. No obstante, en agosto volvió a exportarse biocombustible a España y los Países Bajos luego de 4 años. Según datos de la Aduana, en septiembre se habría mantenido la buena dinámica en los embarques, lo que podría limitar la suba en el déficit.
4ta.: el rojo con el NAFTA también se profundizó respecto d el 2016 y alcanzó los US$ -2.669 millones, por un alza mayor de las importaciones que de las exportaciones (17% i.a. vs. 6,4% i.a.). En agosto los envíos cayeron fuertemente (-32% i.a.), principalmente por la baja en las ventas de biocombustibles a Estados Unidos tras el aumento en los aranceles. Esto podría repetirse los siguientes meses y presionar aún más el déficit comercial. El año pasado, las ventas de biodiesel al país del norte involucraron US$ 1.140 millones, un cuarto de las ventas totales al país.
Son pocas las buenas noticias respecto de otros destinos que compensaron, en parte, los altos déficits, aunque tampoco las dinámicas fueron positivas. Es el caso del bloque ASEAN, que ha ganado relevancia en los últimos años, alcanzando un superávit de US$ 1.688 millones, aunque se achicó respecto de los últimos 4 años. Las exportaciones a este mercado se encuentran muy concentradas en pellets de soja (60% del total). En efecto, el 25% de la baja en las exportaciones a ASEAN (-10% i.a. en ene-ago) se debe a la caída en las ventas de pellets (-4,9% i.a. en ene-ago). Sin embargo, el aumento de las importaciones (15% i.a en ene-ago) también colaboró para reducir el saldo comercial. Por su parte, Argentina mantiene un saldo positivo con el Resto de ALADI (US$1.471 millones), aunque se desaceleró desde el pico de 2012 (US$ 5.097 millones). Las importaciones crecieron bien por encima de las exportaciones (48% i.a. vs. 25% i.a. ene-ago).
La recomendación de la Fundación Capital es que se retome la agenda de diversificación de las exportaciones, se trabaje sobre la competitividad y se entablen mejores vínculos comerciales, procesos que llevan tiempo pero algún día habrá que comenzar.
Haberle puesto todos los porotos al agro para recuperar la economía encontró su techo en el mal desempeño de las ventas de productos primarios (-28% i.a.), que ya venían mostrando un signo negativo (-9% en enero-agosto). Si bien el 70% de la caída se debió a las ventas de cereales y oleaginosas, el magro dinamismo fue generalizado, con 11 de los 13 subrubros mostrando bajas anuales.
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