BRICS +

Moscú 2020 prepara BRICS+ como oferta para la próxima política exterior argentina

Reuniendo información disponible entre los conocedores de la geopolítica global, Hernando Kleimans, permanente promotor del ingreso argentino al BRICS+, en especial aprovechando que Brasil con Jair Bolsonaro anda en horas bajas respecto de USA, realizó el siguiente análisis (debiéndose recordar que BRICS+ fue una alternativa que había comenzado a explorar Cristina Fernández de Kirchner sobre el final de su mandato presidencial):
Por HERNANDO KLEIMANS
"BRICS+ puede convertirse en una excelente plataforma para una utilización más amplia y profunda de las divisas nacionales en el comercio y las inversiones, reduciendo así la dependencia del dólar estadounidense."
Durante la presidencia de Rusia en los BRICS, en 2020, Moscú promoverá la propuesta de China para la formación de BRICS+. El formato implicará la creación de una especie de club de amigos de los cinco países que hoy integran el grupo: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
El objetivo central de esta iniciativa es convertir en permanente la hasta hoy esporádica cooperación económica con los futuros participantes convocados por el grupo.
En especial, esta propuesta atañe a la Argentina, que ya en los primeros años de esta década fue considerada como asumida candidata a integrar los BRICS.
Además del respaldo explícito de India, tanto China como Rusia avalaron la posibilidad e incluso se desarrollaron, hacia finales de 2014, intensas negociaciones informales entre representantes diplomáticos de la Argentina y aquellos países.
Luego, el gobierno del presidente Mauricio Macri dejó enfriar la gestión y sólo participó en algunas “amables” tertulias en los márgenes de varias cumbres del G-20. Ahora, con el posible recambio del poder luego del 27 de octubre, la alternativa de integrar el BRICS+ cobra nueva fuerza.
Sobre todo porque esta nueva red de alianzas periféricas en diversos continentes permitirá a sus participantes, además de
> ampliar el número de socios comerciales,
> consolidar su posición en las organizaciones financieras internacionales como el FMI o la OMC y, por añadidura,
> reducir la dependencia del dólar como divisa universal a cuenta de una utilización más activa de las divisas nacionales en el intercambio comercial y en los proyectos económicos conjuntos.
Esta canasta única de pagos, que ya fue bautizada como BRICS Pay, facilitará la creación de un sistema coordinado de transacciones que unificará todos los medios de pago de los países que se incorporen al mismo, además de los cinco integrantes actuales del grupo.
El sistema se extenderá a los pagos de compras habituales de consumidores, lo que contribuirá a reducir la dependencia de las redes de pago transnacionales, algo especialmente actual en el marco de la creciente tensión geopolítica mundial.
Esta tendencia a la convocatoria de nuevos participantes, ya sean miembros plenos u observadores, ha sido una constante en la política de los BRICS.
Aunque, inicialmente expresada en un contexto regional, cuando cada uno de sus integrantes convocaba a sus vecinos regionales a las cumbres que tocaba en sus países:
> Sudáfrica invitaba a países africanos,
> Brasil a sudamericanos,
> India a los del sudeste asiático y
> Rusia a los de la Unión Económica Euroasiática, esta modalidad comenzó a revertirse hace un par de años.
En 2017 China invitó a la cumbre en Xiamen a Egipto, Guinea, México, Tadzhikistán y Tailandia. En esa cumbre Beijing lanzó la propuesta de BRICS+ como una integración más permanente y operativa con los países “periféricos” del grupo.
El actual presidente pro-témpore de los BRICS es Brasil. En Brasilia, pues, se llevará a cabo en 2019, entre el 13 y el 14 de noviembre, la XI cumbre del grupo. Pese a que los BRICS conforman la tercera parte del comercio exterior brasileño, Jair Bolsonaro no ha expresado especial simpatía por el grupo e incluso se mencionó la posibilidad de que lo abandonara, en función de su alineamiento con el presidente estadounidense nuestras abandonadas posibilidades de integración con el grupo, en el marco del anunciado BRICS+.
Rusia, la sucesora de Brasil en la presidencia del grupo, ya manifestó que está dispuesta a respaldar la idea de una nueva plataforma para fortalecer las alianzas económicas en los diversos continentes. Moscú respalda la formación de este club de amigos de los BRICS y, según lo afirman fuentes de la cancillería rusa, está actualizando su propuesta para la lista de posibles candidatos a la admisión.
El objetivo, afirman las fuentes rusas, es que el BRICS+ coordine los mecanismos de cooperación que ya existen en cada región y que están en la práctica representados por los miembros actuales de la organización.
Además de la “propia” Unión Económica Euroasiática, la Organización de Cooperación de Shanghai, la Asociación Sud-Asiática para la Cooperación Regional o la Comunidad de Desarrollo de África Australexiste en Rusia un marcado interés por incorporar el Mercosur al BRICS+. El conteo que hacen los diplomáticos rusos admite la participación de 35 países en esta nueva alianza de socios preferenciales y de libre comercio.
BRICS+ puede convertirse en una excelente plataforma para una utilización más amplia y profunda de las divisas nacionales en el comercio y las inversiones, reduciendo así la dependencia del dólar estadounidense. El actual desarrollo de la economía mundial requiere el funcionamiento de esta plataforma multidivisas, confortable para las relaciones empresariales pero además para las relaciones entre los bancos y reguladores financieros internacionales.
Esta misma profundización de la cooperación entre los miembros del club de amigos y los BRICS aumentará su peso en organizaciones como el FMI o la OMC. Hoy, por ejemplo, la participación de los países BRICS en el FMI es menor al 15%. La integración de esos 35 nuevos adherentes al actual quinteto podría facilitar el acceso al “paquete” mayoritario en el Fondo, decisivo en la adopción de las decisiones claves del mismo. Por ejemplo, el manejo de la deuda con la Argentina.
Al fin de cuentas, la consolidación del BRICS+ incidiría decididamente en el panorama geopolítico mundial. El nuevo orden multipolar ganaría fuertes posiciones en procura de su funcionamiento soberano y en defensa de sus propios intereses en medio de las guerras comerciales, aduaneras, de preferencias que se desarrollan en el mundo actual.
Para la política exterior argentina, tan carente de grandes líneas estratégicas de acción, la potenciación de su posible participación en el proyecto BRICS+ sería un punto básico en su posicionamiento independiente y decidido en el nuevo ordenamiento multipolar que está surgiendo en el mundo.

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