CUANDO BOLIVIA ERA TERRRITORIO PATRIOTA

SUIPACHA

Cuando Bolivia era territorio patriota y la traicion de la 1ra. Junta

La batalla de Suipacha fue un combate el 07/11/1810, durante la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú, a 25 km de Tupiza, en la población de Suipacha, a orillas del río Suipacha, entonces intendencia de Potosí —en la actual provincia de Sud Chichas del Departamento de Potosí de Bolivia— y en el que el Ejército Auxiliar del Alto Perú, enviado por la Primera Junta, triunfó por primera vez ante el Ejército Real del Perú, enviado por el Virreinato del Perú. Nunca se ha profundizado cómo fue que desde Ciudad de Buenos Aires se decidió abandonar a Bolivia pero, mientras tanto, mejor recordar esta otra historia que explica que bolivianos participaran, en 1816, de la Declaración de la Independencia.

Por URGENTE24

Batalla de Suipacha

El 14/09/1810, Francisco del Rivero depuso al gobernador de Chuquisaca y adhirió a la junta de Buenos Aires. 

El 06/10/1810, Oruro también adhirió.

El 22/10/1810, Chuquisaca y Oruro unieron sus fuerzas para cerrar por el norte toda ayuda que el teniente general José Manuel de Goyeneche pudiera enviar al general Vicente Nieto. 

Después del desfavorable combate de Cotagaita ocurrido el 27/10/1810, las fuerzas de vanguardia del Ejército Auxiliar del Alto Perú, al mando del mayor general Antonio González Balcarce, se vieron obligadas a volver a Tupiza sin ser perseguidas por la vanguardia del Ejército Real del Perú. Juan José Castelli definió lo sucedido como "falso ataque". 

El 05/11/1810, las fuerzas comandadas por el coronel José de Córdoba y Rojas, estimadas en 1.200 hombres, comenzaron la marcha hacia Tupiza, luego de recibir al general Vicente Nieto con tropas de marinos veteranos, vecinos de la ciudad, artilleros de Cuzco, fusilería de Oruro y algunos de La Paz, incluyendo los Granaderos Provinciales de La Plata (Chuquisaca).

El 06/11/1810, González Balcarce desalojó el pueblo, y se ubicó en Nazareno, sobre el río Suipacha, frente a la población de Suipacha, donde recibió por la noche un refuerzo de 200 hombres al mando del teniente coronel Matías Balbastro, provenientes de Jujuy, 2 piezas de artillería, municiones y la paga para las tropas (fundamental).

El coronel José de Córdoba y Rojas había recibido informes falsos sobre la moral combativa de las fuerzas de González Balcarce, convenciéndose de que marchaban descontentos, mal armados y sin paga: sería relativamente fácil dispersarlos. Tampoco se había enterado de la llegada de refuerzos con municiones y cañones.

En verdad, ambas vanguardias tenían fuerzas equivalentes, entre 800 y 1.000 soldados. La diferencia en cañones, 4 para Córdoba y Rojas contra 2 de González Balcarce, no era significativa.

Además d las tropas provenientes de Buenos Aires (275 combatientes), González Balcarce estaba al mando de salteños, jujeños, oranenses, tarijeños, cinteños y la Caballería chicheña de Tupiza, comandada por el coronel Pedro Arraya.

El 07/11/1810 la vanguardia española quedó frente a las tropas de González Balcarce, quien había ocultado gran parte de su infantería y artillería entre los cerros y quebradas vecinas.

Estas tropas estaban a las órdenes de Martín Miguel de Güemes, acompañadas de la caballeria chicheña de Tupiza comandada por el coronel Pedro Arraya.

Hasta las 15:00 no ocurrió ningún enfrentamiento.

Impaciente, González Balcarce hizo adelantar 200 hombres sobre la playa del río y con 2 cañones abrió fuego.

Córdoba movió algunas tropas.

González Balcarce desplegó más tropas y Córdoba envió batallones para reforzar a su vanguardia, abandonando sus posiciones seguras. 

González Balcarce ordenó simular una retirada en aparente desorden, haciendo caer en la trampa a Córdoba, quien dio la orden de perseguirlos con todas sus tropas.

Llegando a la quebrada de Choroya, González Balcarce ordenó girar para enfrentarlos, mientras aparecían sus tropas ocultas entre los cerros, emboscando a los enemigos, quienes se dieron a la fuga arrojando banderas, armas y municiones.

Algo tragicómico: La aparición de indígenas para observar la batalla desde los cerros hizo pensar a Córdoba y Rojas que se trataban de fuerzas de refuerzo y se precipitó en fuga sin esperar el resultado de la batalla.

En total, la batalla duró media hora y fue una fácil victoria para los revolucionarios que capturaron una artillería que era muy oportuna. También eran importantes los $10.000 de plata capturados.

Tomaron 150 prisioneros. 

El factor Güemes

Sin embargo hay quienes subestiman lo sucedido: "Suipacha no fue más que un combate parcial entre dos pequeñas divisiones de vanguardia", afirma Alejandro Rabinovich, en su libro "Anatomía del pánico".

Pero el triunfo de Suipacha tuvo un fuerte efecto moral, que se vio reflejado en el pronunciamiento de las ciudades de Potosí el 10/11/1810, Chuquisaca, La Paz y Cochabamba en favor de la Junta de mayo.

En el momento de la batalla Castelli se hallaba en Yavi, desde donde el 08/11/1810 informó a la Junta sobre la victoria, enviando su parte completo a Buenos Aires el mayor de Patricios, Roque Tollo.

El 09/11/1810, el representante de la Primera Junta, Juan José Castelli, ordenó al capitán Martín Miguel de Güemes que, con 150 tarijeños montados, ocupara "la cabeza de Cinti, provincia de los Charcas", apresara al subdelegado y comandante militar Pedro Cabrera y a su antecesor Gregorio Barros, secuestrara sus bienes, interrogara sobre el tesoro del presidente Nieto, nombrara un nuevo subdelegado e intentara capturar a los prófugos Nieto, Socasa y Córdoba y Rojas que, posiblemente, se dirigían hacia el Chaco con rumbo a la frontera portuguesa o al Paraguay.

José de Córdoba y Rojas, Vicente Nieto y Francisco de Paula Sanz fueron capturados en Potosí y ejecutados. 

Sin embargo, ocurrió algo terrible: soberbio e inepto, Castelli omitió resaltar la importancia de las fuerzas gauchas salto-jujeñas-tarijeñas.

Las bajas que se produjeron en el combate, pertenecían a las milicias de Güemes. 

Los hermanos Miguel y Alejandro Gallardo, salteños, entre el fuego de los cañones y la fusilería tomaron como trofeo la bandera del enemigo, emblema que se encuentra en el Museo Histórico Nacional.

Ante este desdén, las fuerzas comandadas por Güemes se retiraron del Ejército del Norte. 

La falta de reconocimiento a los soldados de Güemes será una de las causas que decidirá la suerte de la campaña.

El texto:

Exmo Señor.
Son las dos de la mañana, y media hora hace, que llegan dos ayudantes del ejército, Rojas y Saravia, con el capitán Tollo, dándome de orden del mayor general Balcarce, el parte del resultado feliz para nuestras armas del ataque, que dieron los enemigos sobre la retirada de los nuestros de Tupiza a Suipacha, donde se fijaba el cuartel general, con cuatro piezas de artillería, habiéndose destacado una fuerza de más de mil hombres, al mando de don José Córdoba. Se alistaron ayer a las tres de la tarde, y nuestra gente les esperó gallardamente, operó la artillería mandada por Villanueva y Giles, que acababan de llegar con las piezas, municiones, caudal para pago de la gente, y tres divisiones que venían a mi vanguardia; obró la mosquetería y cargó la caballería, poniendo en fuga vergonzosa el resto de las que no quedaron tendidas en los cerros. Han perdido toda la artillería y municiones, banderas, armamentos, mulas, monturas, mochilas y demás, pidiendo clemenc ia, que mandé no se les diese. Siguen los nuestros la derrota hasta alcanzar los montados, y entre ellos el general Córdoba; y es probable que reforzado Balcarse siga hasta Cotagaita a atacar, y tomar los de la reserva, y franquear el paso para Potosí. Luego que tenga más circunstanciadas noticias reiteraré mi parte para satisfacción de Vuestra Excelencia bastando decirle, que tengo en mi poder parte de los despojos del atolondrado ejército de los rebeldes, que sus banderas están en presa, que no contamos más que un oficial y seis heridos nuestros, y que no se sabe de nuestra tropa entrando las de Tarija, cual es la que mejor se ha portado.
Circulo estos avisos a las ciudades por medio de sus jefes, para que celebren los triunfos de la patria y glorias de la lealtad.
Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. Yavi 8 de noviembre a las dos de la mañana de 1810.

Peor que todo: las instrucciones del Gobierno Central a Castelli en el sentido de no combatir más allá de las fronteras del Virreynato del Río de la Plata y negociar con Goyeneche, postergaron la libertad americana.

Enorme falta de visión de la 1ra. Junta. 

En un oficio al Director Supremo, Ignacio Álvarez Thomas, en 1815, Güemes manifestó: "La Paz, Cochabamba, Charcas, Potosí y Salta tienen que clamar y lamentarse ante el tribunal de la razón, de la demora criminalísima de más de 60 días en Chuquisaca del representante Castelli, con que dio lugar a Goyeneche, que no tuvo más fuerza que la de cinco compañías, reforzase su ejército con 7.000 combatientes".

Corroborando la demora "criminalística" que menciona Güemes, José de San Martín en su proclama a los peruanos el 19/10/1819, les dijo, entre otras cosas: "la libertad de América hubiera sido el resultado del primer impulso de la Revolución si los hijos del nuevo mundo no se hubieran dividido entre los prestigios de una servidumbre sistemada y el temor de un porvenir incierto... El tiempo y los sucesos rasgarán el velo del misterio y la injusticia de nuestras pretensiones. La consolidación de la libertad y la nulidad del poder de nuestros antiguos opresores, se han instituído en dogma". 

Final

Una semana después de Suipacha, el 14/11/1810, las fuerzas combinadas de Chuquisaca y Oruro, al mando de Esteban Arze, derrotaron a la columna de Fermín Piérola en la planicie de Aroma, pulverizando el dominio del virrey Abascal sobre el Alto Perú.

Enorme gesta boliviana en defensa del gobierno de la 1ra. Junta, que obliga a preguntarse qué pasó que hoy son países diferentes.

El avance de las tropas del gobierno de Buenos Aires, ya sin el refuerzo de Güemes, continuó hacia el norte del Alto Perú, hasta el límite con el Virreinato del Perú.

Llegaría la enorme derrota en la localidad de Huaqui sobre el borde del lago Titicaca, que provocó el teniente general José Manuel de Goyeneche deviniera en I conde de Guaqui.

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