De los Bancos a Cristina: El problema no es la oferta, sino la demanda


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24

El Gobierno de Cristina Fernández anunció la versión corporativa de "crédito para todos", un plan que obliga a las entidades a canalizar un cupo del 5% de su capacidad prestable para proyectos productivos, a una tasa subsidiada (15% en pesos a tres años de plazo promedio, en un país que ostenta una inflación anual del 25%).
 
Según el Gobierno, el problema crediticio de las empresas argentinas, y en especial de las pequeñas y medianas compañías, es una cuestión de oferta. Según explicó en el lanzamiento del plan, los bancos han preferido concentrar su negocio en el financiamiento al consumo interno -que justamente el propio Gobierno promovió durante años- porque allí es donde está la parte más jugosa del negocio. Y ello ha ocurrido en detrimento del sector productivo.
 
En cambio, en el mercado financiero argumentan que el problema no es la oferta, sino y principalmente, la demanda. En un momento de incertidumbre económica, la predisposición de las compañías a embarcarse en un proyecto de largo plazo (y de endeudarse para ello) se mantiene más bien baja.
 
El plan oficial supone que los bancos deberán cobrar una tasa bastante inferior respecto del Costo Financiero Total (CFT) -que ronda el 22%- ofrecido actualmente en las líneas de créditos a las pequeñas y medianas firmas.
 
"Los bancos perderán dinero con el subsidio que se busca imponer vía estas líneas de créditos compulsivas", reconoce una fuente del sector bancario al sitio 'iProfesional'.
 
Los préstamos involucrados en este programa oficial ascienden a una cifra cercana a los $15.000 millones, que se obtendrán de aquellas entidades con más del 1% de los depósitos totales del sistema, e involucraría a unas 20 instituciones bancarias.
 
El menos afectado es el Banco Nación -ya que sólo se le exigiría que coloque un 4,5% adicional- y el más impactado sería el Banco Provincia, ya que a esta entidad le representa el 20% incremental de su cartera.
 
Para acceder a este programa de "créditos compulsivos" por el que el Gobierno quiere impulsar la adquisición de bienes de capital (maquinarias y equipos) y la construcción de instalaciones primero, como requisito inicial, se deberá presentar un plan productivo.
 
"A los bancos les va a costar colocar todo el monto orientado a las pequeñas y medianas empresas. Porque éstas deben presentar avales, un proyecto de inversión que convenza y, encima, deben sortear los distintos requisitos que se exigen", destaca una ejecutivo del sector financiero. Además, "la mayoría de ellas no dispone de un plan de obras".
 
Como agravante, el enfriamiento y la incertidumbre económica han hecho que muchas hayan moderado sus expectativas de crecimiento y planes de inversión. "Actualmente, la principal necesidad pasa más por el hecho de poder financiar su capital de trabajo que por sobredimensionarse o adquirir una nueva máquina o equipo", agrega la fuente consultada al mencionado sitio. 
 
Sucede que la gran mayoría debe enfrentar la caída en sus niveles de facturación y el incremento en salarios y gastos de mantenimiento. 
 
Lo cierto es que la reacción del mercado de crédito luego del anuncio de la Presidente dista mucho de ser eufórica.
 
"Ese dinero sería ideal para fomentar las economías regionales. Pero no hay perspectivas a tres años de abrir nuevos mercados en el mundo por las trabas comerciales que vemos hoy", agrega el ejecutivo de una de las entidades líderes en colocación de créditos, que pide opinar off the record, por temor a represalias.
 
"Por lo tanto, creo que el programa del Gobierno para la realidad de hoy día no resulta funcional", agrega.
 
Otra de las cuestiones que observa es que el prestamista, al asumir todos los riesgos, tratará de orientar el dinero sólo a los "buenos clientes" que ya posee categorizados, y no a nuevos. 
 
Por lo pronto, según un experto del rubro, "la gran mayoría de los bancos pedirá más plazo para prestarle a las pequeñas y medianas firmas, ya que no podrán colocar todo el monto que pretende el Gobierno antes de diciembre".
 
En definitiva, esta exigencia "compulsiva" del Ejecutivo  a ojos de los empresarios no es el camino eficiente ni el correcto para lograr el resultado esperado ni para los tiempos que corren.
 
De modo tal que varios de ellos argumentan que se corre el riesgo de que la iniciativa termine siendo apenas un gesto para la "tribuna" y no modifique el amperímetro económico.

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