90 DÍAS DE PLAZO PARA KICILLOFF
(Economía
& Regiones).
Parar la fuga de reservas y eliminar las presiones cambiarias exige que el Gobierno haga un ajuste fiscal serio y creíble. Sin ajuste fiscal no hay chances de éxito
El ministro tiene poco tiempo para encarar el ajuste fiscal por “las buenas”, es decir adelantarse los acontecimientos. Con un tipo de cambio nominal de $8 por dólar y una inflación de 4% mensual durante los próximos tres meses, el tipo de cambio real a fines de abril se encontraría en el mismo nivel que a comienzos de 2014.
Es decir, dentro de tres meses la inflación se habría comido toda la devaluación de enero.
En este escenario, si Axel Kicillof no hace el ajuste fiscal, la falta de credibilidad crecería exponencialmente y todos los esfuerzos del BCRA terminarían diluyéndose.
Sin ajuste fiscal, la falta de credibilidad volvería a gatillar una nueva corrida contra las reservas; pero ahora sin instrumentos de contención eficaces del BCRA.
Todos los esfuerzos del BCRA caerían en “saco roto” cuando se observa el exceso de gasto y la dominancia fiscal creciente del Gobierno, que lejos de ajustar cada vez aplica una política más expansiva.
Sin embargo, la contracara de este ataque especulativo sería el desplome de la demanda de dinero que alimentaría una aceleración inflacionaria consumiendo los efectos reales de tipo de cambio.
La aceleración inflacionaria licuará el peso relativo de los salarios y las jubilaciones reduciendo el exceso de gasto.
En este sentido, el señoreaje transferido al Tesoro alcanzó un record de $ 8.500 millones en enero 2014, que fue contrarrestado por la venta de divisas por $ 12.700 millones (vende dólares a cambio de pesos) y por la intención de absorber pesos a través de pases, redescuentos y letras por unos $ 18.000 millones.
El poder adquisitivo se reducirá notoriamente, deteriorando el consumo y el nivel de actividad. La economía volverá a bajar varios escalones. Llegaríamos así al ajuste por “las malas”, escenario es donde el ajuste lo realiza el sistema económico. No queda mucho tiempo.
A casi 20 días de la devaluación, que elevó el tipo de cambio nominal a $8 por dólar, los argentinos asistimos la semana pasada una apreciación “inesperada” del peso frente a la divisa norteamericana.
El tipo de cambio oficial bajó a $7.85 en bancos y casas de cambio.
El dólar bolsa (dólar MEP) y el contado con liquidación también cayeron las últimas 3 jornadas. La divisa MEP se hundió 47 centavos a $ 10.36 y el “contado con liqui” 82 centavos a $ 10.80.
Paralelamente, el dólar blue descendió 25 centavos y cotizó $ 12.15.
En este marco, la mayoría de los argentinos que le prestan atención a la cotización de dólar se hacen tres preguntas.
> ¿Qué está pasando que el dólar bajó?
> ¿Es sostenible esta baja del dólar?
> ¿Qué pasará con el dólar en el futuro?
La primera respuesta es fácil de contestar. La reciente baja del dólar en todas sus “formas” es consecuencia exclusiva de las últimas medidas adoptadas por el BCRA, que obligan a los Bancos a vender gran parte de su patrimonio en moneda extranjera, ya sea en dólares
billetes, bonos “contado con liqui” y contratos a futuro.
El presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega, astutamente revivió una norma suspendida en 2005 para forzar a los bancos a desprenderse de divisas y “entregárselas” al BCRA.
De acuerdo con estimaciones del sistema, esta nueva medida del BCRA permitirá que de aquí a mayo la venta de dólares del sistema financiero alimente la oferta de divisas en todos sus tramos por aproximadamente US$3.000 millones (billetes).
En síntesis, durante los últimos días el dólar bajó porque el BCRA, con sus medidas, logró que apareciera una punta “vendedora” y así acrecentar la oferta de divisas en el mercado.
La segunda pregunta ya es un poco más complicada. Con estas medidas uno podría suponer que el BCRA baja el dólar para “planchar” las expectativas de devaluación persiguiendo un objetivo dual: “convencer” al campo que liquide “lo que falte” de la cosecha 2013 y “evitar” que se demore la liquidación de la cosecha 2014.
En este escenario, en el mes de febrero la oferta de dólares estaría alimentada por dos flujos nuevos que no estaban presentes, ni en enero pasado ni en 2013.
En este sentido, el campo se habría comprometido a liquidar US$2.000 millones de la cosecha pasada y el sistema bancario proveería dólares por la venta de sus activos, que según estimaciones del sistema, generaría un flujo promedio mensual de US$1.000 millones por mes hasta abril 2014.
De esta manera, con los dólares del campo y de los bancos, en febrero 2014 la oferta de divisas estaría acrecentada en US$ 3.000 millones adicionales con respecto a los meses anteriores. Luego, como consecuencia de la venta de los activos dolarizados de los bancos, la oferta de divisas estaría incrementada en otros US$ 1.000 millones adicionales en los meses de marzo y abril próximos, respectivamente.
Si se tiene en cuenta que la demanda neta de dólares ascendió a US$ 2.250 millones en enero 2014 y superó marginalmente los US$ 1.500 millones promedio mensual en los últimos 4 meses de 2013, el flujo marginal de oferta de dólares que el BCRA recibiría del campo y de los bancos en febrero de 2014 (US$ 3.000 millones) permitiría por un lado mantener el tipo de cambio en los niveles actuales y por el otro reconstituir reservas por primera vez en 14 meses.
Aunque esto último sería posible si y sólo si el gobierno siguiese manteniendo las importaciones totalmente “pisadas” tal como lo hizo en las últimas semanas, lo cual no es sostenible ni siquiera en el mediano plazo ya que implicaría fuertes costos en materia de nivel de actividad.
En marzo y abril, sin medidas innovadoras, la oferta marginal de dólares disminuiría en relación a febrero cayendo de US$ 3.000 millones a US$ 1.000 millones de dólares mensuales, ya que sólo quedaría el flujo de dólares aportado por los bancos cumpliendo con la Comunicación 5536.
Sin embargo, esta reducción del flujo de oferta de dólares que se daría durante los próximos dos meses también estaría acompañada por una menor demanda como resultado de la mayor tasa de interés en pesos del BCRA.
En este sentido, hay que remarcar que lo más probable es que el BCRA continúe subiendo las tasas de manera de apuntalar la demanda de pesos y sacarle presión a la demanda de dólares en todas sus formas.
Las nuevas políticas del BCRA están equilibrando el juego de oferta y demanda en el mercado cambiario durante los próximos tres meses, de manera de permitir mantener el tipo de cambio estable en torno a los 8 pesos sin perder reservas en forma significativa.
De tener éxito, la autoridad monetaria estaría logrando dos o tres meses de estabilidad y previsibilidad al tipo de cambio, que podría mantenerse en sus niveles actuales hasta abril 2014.
Teniendo en claro lo anterior, la última pregunta a contestar es: ¿Cuál será la trayectoria del tipo de cambio en el futuro?
La trayectoria temporal del tipo de cambio dependerá de lo que haga el Ministerio de Economía, no el BCRA. Fábrega está asumiendo los costos y hace su ajuste. Para encauzar la estabilidad económica, Kicillof deberá inevitablemente hacer el ajuste y asumir los costos de la crisis cambiaria que generó creando el Cepo.
La crisis cambiaria que enfrenta Argentina es de manual, ya que tiene su origen en el exceso de gasto y la dominancia fiscal. Cuando una economía con tipo de cambio fijo o cuasi fijo financia su permanente y creciente déficit fiscal con emisión monetaria, se genera una crisis cambiaria que “corre” contra la reservas del Central conduciendo, a la corta o a la larga, a una devaluación y liberación del tipo de cambio. De hecho, la suba del dólar de 6.8 a $8 por dólar de enero pasado es una anticipación, en dosis pequeña, de lo que probablemente podría pasar más adelante si Kicillof no hace el ajuste.
Parar la fuga de reservas y eliminar las presiones cambiarias exige que el Gobierno haga un ajuste fiscal serio y creíble. Sin ajuste fiscal no hay chances de éxito
El ministro tiene poco tiempo para encarar el ajuste fiscal por “las buenas”, es decir adelantarse los acontecimientos. Con un tipo de cambio nominal de $8 por dólar y una inflación de 4% mensual durante los próximos tres meses, el tipo de cambio real a fines de abril se encontraría en el mismo nivel que a comienzos de 2014.
Es decir, dentro de tres meses la inflación se habría comido toda la devaluación de enero.
En este escenario, si Axel Kicillof no hace el ajuste fiscal, la falta de credibilidad crecería exponencialmente y todos los esfuerzos del BCRA terminarían diluyéndose.
Sin ajuste fiscal, la falta de credibilidad volvería a gatillar una nueva corrida contra las reservas; pero ahora sin instrumentos de contención eficaces del BCRA.
Todos los esfuerzos del BCRA caerían en “saco roto” cuando se observa el exceso de gasto y la dominancia fiscal creciente del Gobierno, que lejos de ajustar cada vez aplica una política más expansiva.
Sin embargo, la contracara de este ataque especulativo sería el desplome de la demanda de dinero que alimentaría una aceleración inflacionaria consumiendo los efectos reales de tipo de cambio.
La aceleración inflacionaria licuará el peso relativo de los salarios y las jubilaciones reduciendo el exceso de gasto.
En este sentido, el señoreaje transferido al Tesoro alcanzó un record de $ 8.500 millones en enero 2014, que fue contrarrestado por la venta de divisas por $ 12.700 millones (vende dólares a cambio de pesos) y por la intención de absorber pesos a través de pases, redescuentos y letras por unos $ 18.000 millones.
El poder adquisitivo se reducirá notoriamente, deteriorando el consumo y el nivel de actividad. La economía volverá a bajar varios escalones. Llegaríamos así al ajuste por “las malas”, escenario es donde el ajuste lo realiza el sistema económico. No queda mucho tiempo.
A casi 20 días de la devaluación, que elevó el tipo de cambio nominal a $8 por dólar, los argentinos asistimos la semana pasada una apreciación “inesperada” del peso frente a la divisa norteamericana.
El tipo de cambio oficial bajó a $7.85 en bancos y casas de cambio.
El dólar bolsa (dólar MEP) y el contado con liquidación también cayeron las últimas 3 jornadas. La divisa MEP se hundió 47 centavos a $ 10.36 y el “contado con liqui” 82 centavos a $ 10.80.
Paralelamente, el dólar blue descendió 25 centavos y cotizó $ 12.15.
En este marco, la mayoría de los argentinos que le prestan atención a la cotización de dólar se hacen tres preguntas.
> ¿Qué está pasando que el dólar bajó?
> ¿Es sostenible esta baja del dólar?
> ¿Qué pasará con el dólar en el futuro?
La primera respuesta es fácil de contestar. La reciente baja del dólar en todas sus “formas” es consecuencia exclusiva de las últimas medidas adoptadas por el BCRA, que obligan a los Bancos a vender gran parte de su patrimonio en moneda extranjera, ya sea en dólares
billetes, bonos “contado con liqui” y contratos a futuro.
El presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega, astutamente revivió una norma suspendida en 2005 para forzar a los bancos a desprenderse de divisas y “entregárselas” al BCRA.
De acuerdo con estimaciones del sistema, esta nueva medida del BCRA permitirá que de aquí a mayo la venta de dólares del sistema financiero alimente la oferta de divisas en todos sus tramos por aproximadamente US$3.000 millones (billetes).
En síntesis, durante los últimos días el dólar bajó porque el BCRA, con sus medidas, logró que apareciera una punta “vendedora” y así acrecentar la oferta de divisas en el mercado.
La segunda pregunta ya es un poco más complicada. Con estas medidas uno podría suponer que el BCRA baja el dólar para “planchar” las expectativas de devaluación persiguiendo un objetivo dual: “convencer” al campo que liquide “lo que falte” de la cosecha 2013 y “evitar” que se demore la liquidación de la cosecha 2014.
En este escenario, en el mes de febrero la oferta de dólares estaría alimentada por dos flujos nuevos que no estaban presentes, ni en enero pasado ni en 2013.
En este sentido, el campo se habría comprometido a liquidar US$2.000 millones de la cosecha pasada y el sistema bancario proveería dólares por la venta de sus activos, que según estimaciones del sistema, generaría un flujo promedio mensual de US$1.000 millones por mes hasta abril 2014.
De esta manera, con los dólares del campo y de los bancos, en febrero 2014 la oferta de divisas estaría acrecentada en US$ 3.000 millones adicionales con respecto a los meses anteriores. Luego, como consecuencia de la venta de los activos dolarizados de los bancos, la oferta de divisas estaría incrementada en otros US$ 1.000 millones adicionales en los meses de marzo y abril próximos, respectivamente.
Si se tiene en cuenta que la demanda neta de dólares ascendió a US$ 2.250 millones en enero 2014 y superó marginalmente los US$ 1.500 millones promedio mensual en los últimos 4 meses de 2013, el flujo marginal de oferta de dólares que el BCRA recibiría del campo y de los bancos en febrero de 2014 (US$ 3.000 millones) permitiría por un lado mantener el tipo de cambio en los niveles actuales y por el otro reconstituir reservas por primera vez en 14 meses.
Aunque esto último sería posible si y sólo si el gobierno siguiese manteniendo las importaciones totalmente “pisadas” tal como lo hizo en las últimas semanas, lo cual no es sostenible ni siquiera en el mediano plazo ya que implicaría fuertes costos en materia de nivel de actividad.
En marzo y abril, sin medidas innovadoras, la oferta marginal de dólares disminuiría en relación a febrero cayendo de US$ 3.000 millones a US$ 1.000 millones de dólares mensuales, ya que sólo quedaría el flujo de dólares aportado por los bancos cumpliendo con la Comunicación 5536.
Sin embargo, esta reducción del flujo de oferta de dólares que se daría durante los próximos dos meses también estaría acompañada por una menor demanda como resultado de la mayor tasa de interés en pesos del BCRA.
En este sentido, hay que remarcar que lo más probable es que el BCRA continúe subiendo las tasas de manera de apuntalar la demanda de pesos y sacarle presión a la demanda de dólares en todas sus formas.
Las nuevas políticas del BCRA están equilibrando el juego de oferta y demanda en el mercado cambiario durante los próximos tres meses, de manera de permitir mantener el tipo de cambio estable en torno a los 8 pesos sin perder reservas en forma significativa.
De tener éxito, la autoridad monetaria estaría logrando dos o tres meses de estabilidad y previsibilidad al tipo de cambio, que podría mantenerse en sus niveles actuales hasta abril 2014.
Teniendo en claro lo anterior, la última pregunta a contestar es: ¿Cuál será la trayectoria del tipo de cambio en el futuro?
La trayectoria temporal del tipo de cambio dependerá de lo que haga el Ministerio de Economía, no el BCRA. Fábrega está asumiendo los costos y hace su ajuste. Para encauzar la estabilidad económica, Kicillof deberá inevitablemente hacer el ajuste y asumir los costos de la crisis cambiaria que generó creando el Cepo.
La crisis cambiaria que enfrenta Argentina es de manual, ya que tiene su origen en el exceso de gasto y la dominancia fiscal. Cuando una economía con tipo de cambio fijo o cuasi fijo financia su permanente y creciente déficit fiscal con emisión monetaria, se genera una crisis cambiaria que “corre” contra la reservas del Central conduciendo, a la corta o a la larga, a una devaluación y liberación del tipo de cambio. De hecho, la suba del dólar de 6.8 a $8 por dólar de enero pasado es una anticipación, en dosis pequeña, de lo que probablemente podría pasar más adelante si Kicillof no hace el ajuste.
Comentarios