Creciente influencia de la Geoeconomía en el Hemisferio

DETALLES DE LA EXPANSIÓN CHINA


Edward Luttwak llama al ascenso de la Geoeconomía una competición definida por “la gramática del comercio pero la lógica de la guerra”. El autor nos introduce en ese nuevo universo.
2 preguntas: ¿Cuán profunda es la crisis doméstica china? ¿Cómo influye en el proceso de expansión en Latinoamérica?
por JULIO A. CIRINO
Usualmente hemos entendido a la geopolítica como el ámbito de estudio de las amenazas a la seguridad nacional que emanan de la historia y la geografía  de un estado-nación. Para la geopolítica, la supervivencia del Estado y su integridad territorial se convierten en su principal objetivo.
Geoeconomia es un concepto bastante más complejo. En su construcción la supervivencia del Estado y su integridad territorial no esta tan amenazada por desafíos tradicionales externos como por
> su situación económica,
> su cohesión social,
> la capacidad del Estado para el monopolio de la violencia legítima, y
> la habilidad del mismo para lograr el éxito en la competencia económica.
En lo que algunos denominan ya el “nuevo orden Geoeconómico”, la seguridad nacional requiere, no solo de las tradicionales fuerzas armadas, sino de un constante aumento de
> la productividad,
> la innovación tecnológica,
> la sustentabilidad del desarrollo,
> reformas económicas dinámicas que permitan adaptarse a escenarios que cambian con velocidad impensada 30 años atrás.
También requiere de la integración a los mercados tanto regionales como internacionales y de la protección de las fuentes de ingresos.
Todo esto sin perder de vista la creciente y nefasta influencia de ciertos actores sub nacionales, particularmente del terrorismo y de las organizaciones criminales transnacionales.
A decir verdad, las ideas centrales que impulsan el ascenso de la geoeconomía no son nuevas en el mundo. De hecho, el siempre mencionado Sun-Tzu señalaba que la forma más elevada de excelencia era someter al ejército enemigo sin combatir; los conflictos armados son costosos en sufrimientos humanos, en recursos y en moral. No tiene sentido infligir por infligir ni destrucción ni sufrimientos; es mejor buscar el control de los recursos de que dispone el competidor y, si fuese posible, lograr que él trabaje con nosotros y para nosotros. (El Arte de la Guerra)
Durante el verano de 1990, Edward Luttwak publicaba en la revista The National Interest un artículo titulado “From Geopolitics to Geoeconomics”, trabajo que abrió el debate sobre la transferencia de relevancia que el avizoraba desde la geopolítica moviéndose hacia la geoeconomía.

Pongamos de lado, por un instante, la fecha en que  el trabajo de Luttwak fue publicado (1990) y veremos que el núcleo de sus conceptos, no solamente permanecen válidos sino que se convierten en una de las piedras fundacionales para entender la imagen política de nuestro Hemisferio y cómo se entrelaza con el desarrollo económico.
Luttwak señalaba: "…Parece que hoy todos coinciden en que los métodos de la innovación civil, en vez de las tecnologías militares y el tratamiento de la penetración en los mercados entendidos estos como entidades espacialmente estructuradas y celosamente guardadas por los estados no va a desaparecer, pero va a reorientarse hacia la geoeconomia a efectos de compensar la pérdida de significado de los elementos geopolíticos puros…"
Y seguía Luttwak: “…geoeconomia” es el mejor término en el que puedo pensar para describir la mezcla  de la lógica del conflicto con los métodos del comercio, el “campo de batalla” principal pasa a ser económico más que militar, "las sanciones reemplazan los ataques armados y la competición entre los regímenes comerciales reemplaza a las alianzas militares…"
Edward Luttwak llama al ascenso de la Geoeconomía una competición definida por “la gramática del comercio pero la lógica de la guerra”.
En el mundo occidental la transición de la geopolítica a la geoeconomía se mueve lentamente. China es el país que sigue más de cerca una lógica Geoeconómica. China está haciendo un constante trabajo para mostrar al mundo, en particular a América Latina y Africa que ellos son la “nueva alternativa”, la mejor opción entre el viejo modelo de la URSS y el mercado occidental, a la vez que se aseguran una constante provisión de las materia primas que necesitan.
Tanto Estados Unidos como Europa continúan aun mayoritariamente en una lógica geopolítica, centrada enconceptos de territorialidad clásicos, mientras tanto se hace visible que el concepto de “áreas de interés”esparcidas por todo el mundo toma forma rápido, y esos intereses tienen que ver no solamente con los recursos naturales pero también en la capacidad como mercado y en áreas que facilitan el acceso a otros mercados, el clásico concepto estático de “territorio” no es que desaparece sino que cambia.
Si lo pensamos, la implosión de la ex URSS fue en sí mismo el fenómeno Geoeconómico más importante de la post guerra. Mucho antes que la URSS se disolviera a sí misma las bases económicas de esa disolución estaban plantadas en la medida en que su economía se hacía cada vez más anquilosada e inviable.
Hoy, la interconexión de eventos que, vistos en una perspectiva histórica, no solían interconectarse, son parte de una “interconexión” que es global, y afecta a la política y por ello impacta en el uso de la fuerza, y extiende su influencia al campo de la seguridad y finalmente se convierte en la razón de ser de la Geoeconomia.
Todas estas premisas ponen un nuevo y diferente tipo de estrés tanto en los gobiernos cuanto en las compañías privadas. Ambos necesitan aprender a pensar de modo diferente, actuar  rápido y relacionar eventos, personas y circunstancias que para el ojo no entrenado aparecen  sin ninguna relación aparente y donde el poder militar en su sentido tradicional se muestra más difícil y más costoso de utilizar; pero dondeactores sub estatales violentos se convierte en una carga política tanto como financiera.
La consecuencia es que asistimos a un uso diferente del poder y de la influencia, y, como señalamos arriba, posiblemente la política hemisférica de China sea uno de los más interesantes ejemplos del uso de la geoeconomia para enfrentar los eventos actuales.
No pocos expertos señalan que la creciente presencia de China en el Hemisferio es la consecuencia de lo que la administración Obama denominó el “strategic pivot towards East Asia” y es posible que en parte así lo sea, pero recordemos que el interés chino en esta región puede ser fácilmente rastreado hasta los años 70 del siglo 20, ciertamente con una perspectiva completamente diferente.

Nuestros países enfrentan la necesidad de desarrollar una infraestructura moderna y eficiente, que alcance a todos los ciudadanos y encontrar la forma  de financiar este emprendimiento. China vió esto como una oportunidad  y con su Asian Infrastructure Investment Bank  procura convertirse en parte de “la solución”de los problemas de la región.
Las visitas de Xi Jinping a Cuba, Venezuela, Brasil y Argentina durante 2014 y la del premier Li Keqian a Brasil, Colombia, Perú y Chile en mayo de 2015 muestran una clara intencionalidad geoeconómica. Para tener una idea más concreta y específica basta con mirar el trabajo realizado por el Interamerican Dialogue denominado “China-Latin America finance database” para ver el grado de involucramiento del que estamos hablando.
Sin calificar esta acción el punto que merece ser destacado es que se ha convertido en una constante por parte de China la compra de materia prima, evitando todo aquello que conlleve un valor agregado, lo que deja a la región en una situación muy parecida a la existente en los siglos XIX y XX. Esto unido al tipo de contrato que suelen proponer las empresas constructoras de China y que tan bien describieran dos periodistas españoles, que viven en China, Juan P Cardenal y Heriberto Araujo, en su libro China’s Silent Army y por el cual trabajadores no calificados de China reemplazan en muchas oportunidades a los locales.
Pero, tal vez, más significativo es que, toda vez que se está haciendo un trato con una empresa de China, realmente se está efectuando con el Estado Chino, atento a que el 100% de sus empresas están, en diversos grados y formas controladas por el  Partido Comunista Chino actualmente en el poder, y este dato es algo que no deberíamos dejar de tomar en cuenta.

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