RECESIÓN MADE IN CASA
RECESIÓN MADE IN CASACortar luz, gas, agua, andar a pie… y chau tarifazos
Para un asalariado medio del sector privado, que la Secretaría de Trabajo estima que cobra $34.830 al mes, o un estatal de las categorías más pobladas que, según ATE, perciben entre $26.000 y $32.000, y un jubilado que está encima de la mínima ($12.400 promedio), una boleta veraniega de electricidad con aire ($3.000/4.000), una de gas con estufa ($2.000), una de agua ($1.000) y llenar 2 veces el tanque del auto con nafta Premium con $4.000, le comerían un tercio del ingreso, en el mejor de los casos, y dos tercios del haber de 2018, en el peor. Ese es el auténtico rostro del tarifazo que llega al seno de los hogares y dicen mucho más que las estadísticas. Unos y otros reaccionaron aplicando el torniquete, como cuando hay hemorragias. La consigna fue bajar los consumos y ahí sí los númer os del INDEC lo reflejaron: 3,5% de recorte en el total interanual de electricidad, gas y agua, 6,3% menos de viajes en el transporte de pasajeros, 8,3% menos en la carga de naftas de mayor octanaje y 13,7% de pases por peaje menos. La batalla contra los medidores tiene otra recompensa, que consistiría en descender alguna categoría en las escalas de los servicios públicos que premian la austeridad e ir, en consecuencia, a un multiplicador más benévolo. En el invierno que viene, en ese sentido habrá que ver si es suficiente andar abrigado dentro de la casa y agregar frazadas para dormir, de modo de poder disminuir la calefacción, ya que de afrontar los incrementos mayores al 30% en ciernes se trataría.
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Por RUBÉN CHORNY
Periodista. Columnista de Urgente24.
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MMLPQTP.
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Los tarifazos que regula el gobierno desde que asumió se están haciendo sentir fuerte en los bolsillos de la población.
Las estadísticas oficiales de noviembre lo dejaron en evidencia, como surge de la caída interanual del 4,6% para noviembre último del indicador de servicios públicos (ISSP) que informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
Se trata de una medición de coyuntura con periodicidad mensual que abarca un conjunto de servicios: la demanda de energía eléctrica, consumo de gas natural y agua entregada a la red, recolección de residuos, transporte de pasajeros, transporte de carga por ferrocarril y de aeronavegación comercial, peajes, servicio de correo y telefonía.
Aunque como no releva combustibles, tampoco incluye el 75% que sumaron los 14 aumentos aplicados durante 2018, si bien no pasaron inadvertidos para los automovilistas, quienes optaron por restringir el uso del vehículo o utilizar otro tipo de movilidad para desplazarse.
Datos de la Secretaría de Energía publicados por surtidores.com señalan que hubo retracción general, aunque leve, en la carga de naftas y gasoil en todo 2018: se despachó -0,1% respecto de 2017, pero la merma de la actividad se hizo sentir en el -6,3% que afectó a las gasolineras.
Los recortes en el consumo de los servicios aumentados con autorización, explícita o implícita, de las autoridades se plasmaron del siguiente modo:
-3,5% de recorte en el total del consumo interanual de electricidad, gas y agua,
-6,3% interanual menos de residuos recolectados,
-13,8% menos de utilización del servicio de correo,
-4,4% menos de teléfonos celulares activados, con 17 meses consecutivos de retroceso,
-6,3% menos en el uso del transporte de pasajeros,
-13,7% menos en el pago de peajes,
-8,3% de caída en la venta de las naftas de mayor octanaje, lo que confirma la migración de los consumidores a productos de menor calidad y por ende más económicos.
La relación es directa con los incrementos autorizados en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano durante el año: 77,6% para el gas (32% en abril y 34,5% en octubre); 46,3% para la electricidad (18% en enero y 24,4% en agosto); y 26% durante abril para el servicio de agua.
Tarifas a las zancadas
Claro que la política de los tarifazos ya se venía implementando desde el inicio de la gestión de Cambiemosy lleva acumulados, según datos extraídos por un relevamiento de la consultora Invenómica del Ín dice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires: 660% para el gas, 1317% para electricidad y 483% para el agua, contra el 98% que subieron en ese lapso los sueldos nominales.
Sin embargo, en un contexto inflacionario como el actual, el atraso salarial y de las pasividades respecto de las tarifas se siente muchísimo más que el inmanente a la suma de los aumentos comparada.
Con la movilidad jubilatoria, el año pasado los haberes efectivamente percibidos terminaron perdiendo 13,2% frente al 47,8% anual del IPC. El porcentaje negativo fue similar en términos de lo que subió la boleta de la luz en el mismo período, pero la depreciación del ingreso habría superado el 50% si se tomase de la de gas como referencia y se más que duplicó el deterioro midiéndolo contra la espectacular alza del transporte público.
Asimismo, el salario calculado por el índice Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte), que elabora la Secretaría de Seguridad Social, perdió terreno con relación a los servicios públicos, ya que en igual lapso se había hundido 11,6%, su mayor retroceso desde 2002.
El pronóstico para este año es que, si la inflación no se va del 29% que esperan las consultoras, la actualización salarial no se alejará demasiado de la foto del año pasado, pero la de las jubilaciones sí, en cambio, quedará un 1,6% más corta por cómo viene el Ripte, de acuerdo con un informe realizado por elInstituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
Aunque ha habido indicios de que el gobierno aflojaría el ritmo de aumentos entre junio y noviembre para descomprimir tensiones preelectorales, la perspectiva del plan de sinceramiento de las tarifas es que luego redoblará la marcha.
A pesar de que la electricidad aún se encontraría 50% atrasada (lo mismo que el agua), según estimó hace poco el ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, los calores estivales ya hicieron sonar las alarmas sobre los montos que llegan a los hogares con las facturas.
Los aire acondicionados encendidos 8 horas diarias pudieron haber hecho saltar fácilmente a $3.000 a 4.000el rango superior a 700 KW/H, que involucra a una cuarta parte de los usuarios metropolitanos.
La Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes sacó la cuenta de que, en promedio, los hogares del área metropolitana gastan $1.400 por mes de luz, de los que 50% son por la climatización de la casa, que demanda unos $700.
De acuerdo con una estadà stica que lleva el Ente Regulador de Energía Eléctrica, el 69% de los usuarios (o sea 3,4 millones) no tiene ese problema, sencillamente porque no va mucho más allá de enchufar algún ventilador.
La boleta del gas, en cambio, quedó más supeditada a las indexaciones, y sólo tendría que prorratear los 10 puntos que le estarían faltando para llegar al equilibrio buscado. El valor real ha venido recuperando terreno desde 2014, cuando la tarifa apenas le cubría el 18%.
Claro que ahora el mayor encarecimiento llegará por el lado estacional. En invierno, el consumo puede crecer hasta 6 veces en promedio respecto del verano, con lo que seguir el consejo del Presidente Mauricio Macride “no andar en patas y en remera” adentro de la casa, podría tornar más amigable la cuenta que salga del medidor, en función de que el verdadero ahorro vendría de pasar de una categoría de tarifa a la otra inferior, de modo que también bajaría la liquidación por kw/h de ese menor consumo.
Para tener una idea, a una categoría intermedia (R2.3) hay que destinarle casi $2000, o sea, una vez y media más que por un consumo medio de 100 metros cúbicos en una baja.
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