BARRIL DE PETRÓLEO A US$ 31

El fracaso en las negociaciones de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) y Rusia para ponerse de acuerdo por los precios del petróleo, sumado a los efectos traumáticos del coronavirus en las economías del mundo, empujan cada vez más para abajo los valores del petróleo.
Otro factor es la decisión de la petrolera estatal saudí Aramco de comenzar en abril próximo a bombear más barriles diarios después de que el actual acuerdo de la OPEP expire.
La firma ha estado produciendo 9,7 millones de barriles diarios en los dos últimos meses, pero cuenta con una capacidad de producción de hasta 12 millones, y ya comunicó a algunos participantes del mercado su intención de incrementar la producción, e incluso llegar a su máximo.
En el caso de la Argentina la preocupación pasa porque de mantenerse el crudo en esos niveles de precios, los proyectos de producción en la formación Vaca Muerta serían inviables, ya que los costos de producción en la metodología no convencional son mayores.
El CEO de YPF, Daniel González, señaló ante inversores de Wall Street que con niveles del Brent por debajo de US$50 el barril no hay espacio para desarrollar nuevos yacimientos de producción no convencional, como los que están en la formación de Vaca Muerta.
"Estamos teniendo breakevens bajos con las nuevas perforaciones en bloques ya desarrollados, pero es difícil hacer inversiones en nuevos bloques con precios internacionales menores a 50 dólares".
Lo cierto es que tanto en las empresas como en el gobierno tienen claro que con un precio de US$30 por barril no hay posibilidad de desarrollar Vaca Muerta. De hecho, fuentes oficiales aseguraron al sitio especializado 'EconoJournal' que el gobierno ya estuvo evaluando la posibilidad de bajar las retenciones al 5% si el precio del crudo se estabilizaba por debajo de los 50 dólares y subirlas por encima del valor actual si la cotización del barril trepaba por encima de los 75 dólares.
Vaca Muerta es una formación sedimentaria muy dura, y para perforarla y liberar los hidrocarburos (gas y petróleo) es necesario hacer pozos horizontales, en forma de L, y hacer fracturas con la inyección de mucha agua y arena para romper la roca. Son pozos que en el primer año se extrae mucho petróleo y gas, pero, pasado ese tiempo, el rendimiento declina muy rápido. Para mantener el ritmo de producción es necesario estar perforando nuevos pozos de forma constante.
Esta técnica es muy costosa. Se necesitaron varios años de inversiones en investigación y desarrollo para que la producción no convencional sea económicamente viable: que el precio de venta del barril de petróleo o del gas cubra los costos.
Luego de los avances tecnológicos de Estados Unidos, muchos países intentaron replicar la técnica no convencional. La mayoría sin éxito, como Arabia Saudita, Argelia y China. La Argentina, en cambio, logró hacer funcionar Vaca Muerta con esfuerzo de toda la industria e incentivos fiscales de los gobiernos. Los resultados son claros: en menos de siete años, la producción no convencional de petróleo ya representa el 19,4% del total -tuvo un crecimiento anual del 50% en 2019 en relación a 2018- y la de gas, el 42,7% de toda la producción nacional, según el último informe del Instituto Argentino de Energía Gral. Mosconi.
Los costos bajaron de manera exponencial y el futuro de Vaca Muerta ya es posible sin subsidios. Sin embargo, un precio del barril de petróleo por abajo de US$40 rompe con cualquier proyecto de desarrollo. No solo para la Argentina. Con valores en niveles de US$31 también se desacelera la producción en Estados Unidos, ya que se paralizan nuevas perforaciones.
Y es ahí donde está la diferencia con los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo: Arabia Saudita y la mayoría de los países árabes tienen un breakeven de entre US$5 y US$10 el barril, alrededor de US$30 menos que los países productores del no convencional o los de producción offshore.
Por eso pueden seguir produciendo petróleo con valores del Brent más bajos que la Argentina y Estados Unidos.
Estos países árabes también tienen una limitación: su "breakeven político" es de entre US$75 y US$80; es decir, el nivel de rentas que necesitan para cubrir los altísimos costos sociales.
En los últimos años, estos países redujeron la necesidad de mantener un precio tan alto con la imposición de mayores impuestos, ya que la mayor producción de petróleo de Estados Unidos implicó que perdieran poder para mantener el valor del crudo alto con reducción de oferta. De hecho, la estrategia de mantener precios altos fue fundamental para permitir que los proyectos no convencionales de Estados Unidos se desarrollaran, porque permitían que, aun con costos altos, fueran rentables. Al darse cuenta de esto, los miembros de la OPEP aumentaron de nuevo la producción para reducir el precio, pero, para ese entonces, la tecnología estadounidense ya había mejorado la eficiencia y bajado los costos.
El viernes pasado, en la reunión de la OPEP en Viena, Arabia Saudita y Rusia no llegaron a un acuerdo sobre continuar recortando la producción para frenar el derrumbe del precio del barril, que se produjo luego de que se reduzcan las proyecciones de crecimiento mundial y, por lo tanto, se estime una caída en el consumo del combustible.
El hundimiento del precio del petróleo podría tener todavía más consecuencias, según los observadores.
"La caída del un 30% del precio del petróleo no tiene precedentes y está provocando una gran onda de choque en los mercados financieros", dijo Margaret Yang, una analista de CMC Markets a la agencia 'Bloomberg'.

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