¿TARJETA DE CRÉDITO O DDJJ PROFORMA?
El titular de la AFIP, Alberto Abad, anticipó que cruzarán los datos de las DDJJ con los consumos explícitos bancarizados de cada uno, sacará un perfil que contemple su nivel de gastos con el de ingresos y armará una liquidación proforma para que pague. O sea, después de los 4 o 5 años que estimó les llevará haber volcado en la Big Data Analitycs los movimientos individuales de las 19,4 millones de cajas de ahorro, 583.000 cuentas corrientes o 6 millones de tarjetahabientes, los administradores fiscales le armarán a cada contribuyente la declaración jurada resultante y, en caso de no coincidir con la realidad de cada uno, podrá tramitar la demostración del error. Fuera del radar continuará la voluminosa economía negra, que cualquier sabueso que decida sacar la cola de la silla se la puede tropezar en cualquier territorio, sea villa o country.
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“Pertenecer tiene sus privilegios”, era el slogan que popularizó American Express cuando estaba en pleno auge de prestigio y penetración. Hoy el Banco Central cuenta 4,6 millones de agraciados titulares de plásticos emitidos por las entidades financieras, que con las extensiones triplican esa cantidad y movilizan por año un promedio aproximado de $1.300 cada uno.
El gobierno nacional, más urgido de rascar la olla fiscal para ingresar fondos que para eliminar gastos, saca cuentas y resulta que entre empleados y jubilados que pagan Ganancias suman 2 millones, o sea la mitad de los que “pertenecen”, y tributan promedio $950 por barba.
Al titular de la AFIP, Alberto Abad, le dieron así deberes para hacer en lo que resta del mandato deMauricio Macri: contarles las costillas a esos 4,6 millones poseedores de tarjetas de crédito, ver cuánto gastan y cruzar el dato con lo que tributan de Ganancias y de las 17 millones de cuentas bancarias, antes de hacerles un perfil a cada uno, elaborarle una DDJJ (Declaración Jurada) proforma de Ganancias de acuerdo con esa construcción de contribuyente que hagan a partir de esa Big Data Analitycs y reclamarle que tribute como tal.
La presunción de cobro de la AFIP reemplaza a la que estaba vigente, cuya base era las DDJJ anterioresy tuvo que ser dejada de lado porque no reflejaba la realidad económica de cada persona al momento de confeccionarla.
Por ejemplo, un trabajador de Pepsico o de las tantas empresas que han ajustado despidiendo personal que cobraba por encima del mínimo no imponible tendrá que presentar en 2018 la DDJJ de éste y pagar los anticipos, sin que a la AFIP le importe cómo se las compuso el medio año que estuvo sin empleo, si consiguió alguno y a qué sueldo para adelantar la gabela.
En la nueva variante, el Fisco admitirá que, si bien los inscriptos tendrán que cubrir en forma automática lo que les haya calculado, tendrán la prerrogativa de demostrar lo contrario tramitando modificaciones a los detalles que les hayan sido consignados.
Sin embargo, el régimen tiene excepciones mucho más numerosas, porque no incluye todos los movimientos bancarios (acreditaciones de cheques o efectivo en cuenta) y compras que se realicen con tarjeta de débito y de crédito. O sea, la mitad del país no bancarizada sigue fuera del radar de la AFIP hasta que se les vaya cerrando el cerco.
En tal sentido, la moratoria previsional y el abaratamiento de los aportes funcionan como la flauta que pretende encantar a la serpiente oculta en el jarrón.
Sabuesos de escritorio
Por de pronto, cuentan en la AFIP con que el 90% de las facturas son electrónicas, se generalizó el uso del PosNet para todos los comercios e industrias y, en breve, van a salir a fomentar las compras de inmuebles por transferencia bancaria, como retenciones para quienes paguen en efectivo y beneficios para quienes bancaricen: es preferible a las salideras bancarias, sería el mensaje.
La informatización de los registros tampoco es garantía de nada, ta l como sucedió en otros países con el desencanto por el voto electrónico y como se está viendo ahora con el hackeo de las facturas electrónicas, cuyas usinas se descubrieron en Río Cuarto y Rosario y llevan a los programadores de la AFIP a inventar salvaguardas.
Por eso, el desafío más bien consiste en que todos los comercios, profesionales e industrias pasen a bancarizar las operaciones, con medidas como que todos los impuestos hay que pagarlos vía transferencia y generalización del uso del PosNet. Pero siempre centrifugando a los mismos.
"La AFIP tiene la base de datos más grande del país, nos llegan datos de todos los rincones: tarjetas, bancos, escribanos, colegios, expensas, registros inmobiliarios, registros automotores, el COT de transporte, importadores y exportadores. En los próximos 4 o 5 años, el desafío más grande que tiene la AFIP por delante es ver qué hacer con toda la información que tenemos", advirtió el titular de la AFIP, Alberto Abad, en una conferencia con los docentes de Tributación de la UBA.
"El desafío ahora es aprender a manejarla para predecir las conductas. Para eso creamos un Centro de Innovaciones, que ya está funcionando, para poder manejar esta Big Data Analitycs, para poder anticiparnos a las conductas de los contribuyentes y predecir sus movimientos", detalló.
En la lista enumerada, la agencia recaudadora no contempla otras manifestaciones conspicuas de posesiones económicas y conductas que se transmiten a través de las redes sociales, en las que los delincuentes que purgan condenas en las cárceles están muy atentos y las aprovechan para la logística de secuestros exprés, extorsiones, etc. Tampoco los organismos de seguridad las tienen demasiado en cuenta para anticiparse a las intenciones delictivas, tal como sucede en países más avanzados, donde el presupuesto ciudadano se aplica a su protección y no a su exacción.
Los cruces informativos más sofisticados se reservan para el afán recaudador. En ocasión del blanqueo, por ejemplo, tomaron si las personas viajaban más de una vez por año al mismo destino del exterior, si no alquilaban hotel o departamento en dicho destino y, si se cumplían estos parámetros en más de un 95%, entendían que podían tener un inmueble en el exterior sin declarar. No necesitaban ver el departamento y la escritura. Sabían en un 95% quién tenía un departamento en el exterior. En función de eso, enviaron 10.000 cartas a personas que cumplían estos parámetros, invitándolos a que blanqueen, y 6.000 lo hicieron, tal como explicó Abad.
"Eso no significa necesariamente que estuviéramos equivocados con los otros 4.000. Ahora esperaremos lo que nos traiga el intercambio de información para ver qué pasó en cada uno de esos 4.000 casos que no blanquearon", recalcó.
Que la vida se simplifique en torno de los dispositivos electrónicos tiene también sus privilegios para la mitad de la población “analógica”, cuyas costumbres se manifiestan in situ, o sea, en los territorios en los que habitan. Cualquier traficante, puntero o policía que esté en contacto con ese movimiento cotidiano sabe quién es quién, pero para poder registrarlos y que tributen haría falta sacar la vista de la pantalla y salir a buscarlos.
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