LA HISTORIA DE LA EXPROPIACIÓN DE LAS AFJP
JORGE CASTORINA"La expropiación de las AFJP debiera ser delito imprescriptible"
Las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) fueron empresas dedicadas a administrar los fondos generados con los aportes jubilatorios realizados por los trabajadores que optaran por ser incluidos en el régimen de capitalización individual establecido por la Ley 24.241 de reforma previsional de 1993, durante el gobierno de Carlos Menem. En noviembre de 2008, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner impulsó un proyecto de ley, idea de Amado Boudou, para apropiarse de todos los recursos, eliminando tanto el sistema de capitalización como las AFJP, unificando los regímenes existentes. Según lo relató la propia CFK, con esos recursos expropiados a favor de la ANSeS, la Argentina superó la crisis global 2008/2009, usándolos según las necesidades de los K. Han p asado 10 años, el problema previsional ha crecido. Es hora de recordar lo que sucedió.
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Por JORGE R. CASTORINA
Especialista en seguros. Ex presidente de la Camara de AFJP (Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones). Coautor de "Manotazos a los fondos previsionales las manipulaciones del Estado y un futuro predecible".
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Final de la capitalización previsional.
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Pasaron diez años de un hecho de especial trascendencia como fue la expropiación de los fondos previsionales, afectando con ello a millones de personas y a la salubridad económica y financiera del país.
Hoy, con "el diario del lunes" -tal como suele decirse-, resulta fácil y doloroso reflexionar a la luz de los acontecimientos sobre la entidad de los daños causados. Es que la expropiación de los fondos jubilatorios acumulados durante 15 años mediante el sistema de capitalización individual, conocido vulgar y peyorativamente como 'el régimen de las AFJP', ha sido tal vez más grave y perjudicial que los demás daños provocados por el kirchnerismo a las distintas áreas de la economía nacional. Me arriesgo a considerarlo un d elito grave que mereciera ser tipificado con rigor jurídico y, de ser posible, imprescriptible. Y paso a explicar porqué. La expropiación se resolvió en un período tan breve que no tiene precedentes ni equiparación con el tiempo que normalmente exige la modificación de un sistema previsional, sea aquí o en el resto de los países del mundo. Así, la frase de Seneca: "No hay buen viento para el navegante que no sabe a dónde ir" se convirtió en una sentencia premonitoria de lo que luego iba a ocurrir.
Se destruyó un sistema que técnicamente ya estaba definido como "maduro" por haber superado el periodo de transición. Hoy, de haber subsistido, tendríamos un Presupuesto más que equilibrado, probablemente superavitario, sin pasivos ocultos, ni deuda pública externa elevada, ni auxilios del FMI como los que tenemos en la actualidad. Exaspera comprobar que los responsables de tal delito, ubicándolos en la figura penal más benigna de haber incumplido sus obligaciones como funcionarios públicos, siguen vigentes en el escenario político presente y futuro, así como también los pregoneros mediáticos en descalificar y criticar el sistema de capitalización, cuando en realidad, en su momento, se aprovecharon de él. Me refiero a sindicalistas que constituyeron sociedades anónimas y luego las vendieron al ser autorizadas a funcionar como AFJP, ignorando si las ganancias obtenidas recalaro n en sus respectivos sindicatos o en sus bolsillos particulares. También banqueros conocidos que constituyeron administradoras y en su momento elogiaron su existencia y desde la confiscación o expropiación se transformaron en habituales aplaudidores de la ex Presidenta. Creo que el sayo también les cabe a ciertos periodistas y medios que se aprovecharon de las sabrosas pautas publicitarias que las AFJP acostumbraban contratar. No todo fue bueno en el sistema que rigió durante su existencia. Mal diseño inicial al incluir en las criticadas comisiones la prima de seguro de vida, alta en los primeros años por falta de estadísticas siniestrales, lo que generó un concepto equivocado en los afiliados, en los desinformados y en los populistas por ideología, asumiéndose erróneamente que las administradoras cobraban hasta un 35% de comisión, cuando en realidad llegaron a percibir solo un 10% en el momento de la expropiación en el año 2008. Tampoco ha sido conveniente el predominio accionario de las instituciones bancarias, aunque funcionaran como empresas testigos las AFJP de Nación y Provincia. Sin embargo, todas se regían por normas estrictas, transparentes y de obligatorio cumplimiento, controladas por la Superintendencia de AFJP. Los Fondos eran intocables y las adecuadas inversiones aseguraban en el largo plazo una tasa de sustitución aceptable para el futuro jubilado, así como también un importante mercado de capitales gravitantes en la economía del país y en las economías regionales. Hoy, nada de eso existe. Existen, sí, moratorias que permitieron y permiten incorporar jubilados que nunca aportaron, amas de casa millonarias y pensionados que residen en el exterior que nunca vivieron en el país, haciendo deficitario el sistema y sustituyendo beneficios genuinos por f alsas reparaciones históricas, siguiendo la ANSeS con sus viejas prácticas de apelar y chicanear los juicios con sentencias firmes a favor de los jubilados. Mientras, se ha desvirtuado la finalidad legal del Fondo de Garantía de Sustentabilidad Previsional, invirtiendo sus instrumentos en financiaciones públicas improcedentes. Mucho más se puede decir a la luz de los acontecimientos, pero mejor es bregar por una nueva reforma que recoja la experiencia local y la del exterior, elaborada por técnicos y no por delincuentes políticos que hoy están presos o aspiran a ser Presidente. |
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