LAS DOS CARAS DEL CAMPO by Rubén Chorny

ACREEDORES Y TESORERÍA SIGUEN AL ACECHO 

Las 2 caras del campo: Se bancó retenciones a costa de invertir menos

El agro sigue funcionando como una vaquita lechera para la economía nacional. En un año de sevicias financieras, pero sin sequías, una cosecha superior a las 145 millones de toneladas (33 millones más que en la campaña anterior) aportará a la caja de los demandados dólares un refuerzo de US3.000 millones más que en 2018, que había sido de US$20,2 mil millones, según INDEC. Representaron nada menos que el 41% de las exportaciones totales, con la harina de soja como estandarte. La seguidilla de devaluaciones llevó agua para el molino de la Tesorería que, gracias a las retenciones recargadas por la Administración Macri, van camino de los $328 mil millones este año, 88% más que en el anterior, y contribuyen con el 80% de la recaudación de derechos a la exportación. Los productores no ti enen otra que continuar en la rueda de la siembra y la cosecha aunque no sepan qué le deparará en el futuro inmediato el gobierno que asumirá en diciembre: si mantendrá las retenciones como ahora o las subirá. De lo que sí están seguros es que se quedan hasta nuevo aviso. Llegaron de la mano de la crisis de 2001 y para 2003 financiaban el 16% del gasto de la Administración Nacional. Y como los márgenes de utilidad de las explotaciones rurales vienen declinando, según un relevamiento de IERAL, de Fundación Mediterránea, la variable de ajuste ha venido siendo la inversión. Dentro de la escala tecnológica, los productores optan por lo más barato, la siembra directa, que a la larga es la que más cara cuesta en términos de productividad. 
Por RUBÉN CHORNY
Los productores no saben qué le deparará el futuro inmediato. De lo que sí están seguros es que las retenciones se quedan hasta nuevo aviso. La variable de ajuste es la inversión. Dentro de la escala tecnológica, los productores optan por lo más barato, la siembra directa, que a la larga es la que más cara cuesta en términos de productividad.
Promover un aumento de las retenciones al agro trae imborrables recuerdos al presidente electo Alberto Fernández, quien en 2009, cuando estalló la crisis con el campo tras la famosa resolución 125 que subía las de la soja, era el jefe de Gabinete de CFK y al final se tuvo que ir. 
Una década más tarde, de nuevo se presenta en el país una sempiterna situación de emergencia en la economía, y vuelta la burra al trigo: la Administración Macri no sólo no alivió la carga tributaria a la exportación agrícola, sino que la incrementó, y los ganadores de la elección que la sucederán el 10 de diciembre, con un heredado estado de volatilidad cambiaria, estrangulamiento de deuda y cepos por todos lados, dos semanas antes de asumir deshojan la margarita sobre si empalmar los derechos como están o aplicarles más alzas.
La Mesa de Enlace del agro, nacida justo en aquellos aciagos días de rutas cortadas, paros tranqueras afuera y movilizaciones urbanas, ya le presentó a los que llegan una proclama de 14 puntos en la que rechaza las formas de intervención estatal que distorsionan la capacidad productiva del sector, en los cuales, obviamente, las retenciones no podían faltar.
El presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Matías de Velazco, salió a admitir en el programa LN+ Campo que este no es el momento para sacarlas“que tiene que ser una medida coyuntural y empezar a pensar ya en forma gradual y planificada, cuando asuma el nuevo gobierno, en desarticularlas”.
También reconoció que “lo que originalmente se pensó en un 10% (en realidad un 12%), actualmente queda desactualizado”.
Pero no expresa el sentimiento de toda la zona núcleo (Córdoba, Santa Fe, nordeste de la provincia de Buenos Aires) y hasta Entre Ríos, donde Macri ganó la elección y no se la van a hacer fácil a Alberto Fernández.  
Poco cuenta, en ese sentido, que las devaluaciones en tiempos de la actual Administración hayan hecho crecer 176,1% la contribución de los Derechos de Exportación a la causa fiscal.
Desde Ieral, de la Fundación Mediterránea, estimaron que la recaudación por esa vía en 2019 se estaría aproximando a $328 mil millones en 2019, un 88% más (en términos reales) que en 2018.
Plin caja
En dólares se llegaría a US$ 6.745 millones (+71% interanual): "Pasarían a representar el 6,6% de los recursos tributarios totales, casi el doble que en el ejercicio 2018 (3,4%)", indica el informe del economista Juan Manuel Garzón.
Las hipótesis que barajan los productores mientras cosechan en los campos del NOA y NEA el trigo sembrado en mayo y ya se están en pleno implante de maíz, girasol, más los aprestos iniciados para la soja, son:
** que la soja tribute 18% más $4 por dólar, que implicaría una alícuota de casi 26%, y el maíz tribute 4
pesos (implica un 7/8%);
** que se eliminen los montos máximos o topes, lo que hace subir las tasas efectivas al 30% en soja y al 12% en los cereales,
** que se vuelva a un marco legal similar al que rigió en tiempos de Cristina Fernández de Kirchner, con tasas del 35% sobre soja y 20% sobre cereales.
La incertidumbre en torno de lo que hará el próximo gobierno con las retenciones se agrega a los vaivenes propios de la actividad, como sequías, inundaciones, etc, pero fundamentalmente pega de lleno en las expectativas del productor en cuanto a los márgenes netos a obtener de la campaña agrícola 2019/20, ya castigados en los anteriores ejercicios, según los economistas de Ieral Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre.
Cunde en consecuencia un estado de ánimo negativo, que se expresa en la reticencia a invertir.
No se trata de una frase hecha entre sollozos, sino que lo captó el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de soja 2018/19 realizado por el Departamento de Investigación y Prospectiva de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, según el cual la mayor parte de los productores que sembraron soja en 2018/19 lo hicieron en el marco de un nivel tecnológico medio, mientras que un 35% se caracterizó por llevar a cabo un nivel alto. Y un 7% restante se abstuvo de realizar inversiones significativas en el cultivo.
Predominó el empleo de siembra directa, de menor rango tecnológico, sobre prácticas que requieren de mayor inyección de capitales, como los cultivares, densidad de siembra, análisis de suelos, fertilización y prácticas sostenibles de manejo
Que el horno no estaba para bollos quedó evidenciado en la falta de ejecución de créditos blandos aprobados por organismos internacionales por alrededor de US$ 10.000 millones: unos US$ 6.500 millones del BID; otros US$ 2.500 millones del Banco Mundial y algo más de US$ 700 millones de otras varias entidades, incluyendo el FonPlata, de acuerdo con la enumeración efectuada por el tucumano Jorge Neme, en un reciente coloquio de Lide.

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