ECONOMÍA & REGIONES: El rebote única salida

LO QUE VIENE

Si no baja la inflación, el crecimiento será bajo y el rebote es la única salida

La recesión existe y presionará en especial a Alfonso Prat-Gay aunque también debería poner contra las cuerdas al ineficiente Don Juan conservador, Francisco Cabrera. A Marcos Peña le resultaría altamente atractivo ubicar a Rogelio Frigerio al frente de la economía, para hacer carambola en el billar de Mauricio Macri. Semejante movimiento es beneficioso hasta para la angustia del inseguro Peña, quien conoce las críticas de parte de quienes creen que le queda enorme la Jefatura de Gabinete de Ministros, y buscan alternativas más eficientes. Pero ¿qué cabe esperar de la economía que viene en 2016? Algunos datos:
Mauricio Macri entre Rogelio Frigerio y Alfonso Prat-Gay.
Noticia 1: En el 3er. mes de 2016, el comercio bilateral entre Argentina y Brasil se redujo un 14,9% si se compara con los resultados de igual mes de 2015 al totalizar US$ 2.006 millones, producto de una caída del 23,6% en las exportaciones -menores envíos del sector automotriz y autopartista-, y una contracción del 7,2 en las importaciones. El saldo comercial bilateral resultó deficitario para Argentina en US$ 316 millones, cifra que más que duplica el saldo negativo registrado durante el mismo período de 2015.
Noticia 2:  Al 31/12/2015 el stock nominal de préstamos otorgado a personas en relación de dependencia (familias) alcanzó los $ 303.581 millones, o sea que el endeudamiento promedio de cada trabajador formal público y privado asciende a los $ 35.111. Descontando la inflación, en 2015 el endeudamiento creció 0,7%, luego del desplome del 12,8% que se había registrado el último trimestre del 2014. Para comparar entre provincias se puede calcular el endeudamiento relativo expresado en cantidad de salarios. Así, al 31/12/2015 las familias argentinas adeudaban un promedio de 2 salarios brutos, situándose por arriba de esta media Santiago del Estero (3,2), Salta (2,9), CABA (2,7), Misiones (2,6), La Pampa (2,5), Tucumán (2,3) y Formosa (2,1). Los distritos con familias menos comprometidas eran Río Negro, Santa Cruz, San Juan y Catamarca, alrededor de 1 salario bruto mensual. Desde 2007 el endeudamiento relativo de las familias casi no se ha movido de los 2 salarios brutos, pero en épocas de mayor estabilidad macroeconómica e inflación baja que permitía plazos de financiación más extensos la deuda promedio llegó a casi 4 salarios (último cuatrimestre de 2000).
Noticia 3: El jueves 31/03 terminó el plazo para evaluar a los trabajadores contratados por la Administración Pública. A 9.500 no se les renovó el contrato. A 73.000 se les dijo que continuarán. Dicen que por ahora no habrá más novedades en este tema.
Noticia 4: La gestión del nuevo gobierno cumple casi 4 meses, lo cual es poco tiempo para dar solución a los (grandes) problemas de fondo de la economía argentina, pero es suficiente para parar la pelota y hacer un primer balance ya concluída la luna de miel. La consultora Economía & Regiones, que cofundó Rogelio Frigerio, hoy ministro del Interior, agregó al respecto:
Nuestra economía está enferma; anémica de crecimiento. Puntualmente, durante todo el 2do. mandato de CFK estuvimos sumergidos en un proceso estanflacionario en el cual el PBI creció a un ritmo promedio anual de +0.6% y la inflación ascendió a 30% anual.  Paralelamente, nuestro país presentó la peor dinámica en materia de crecimiento (evolución del PBI per cápita) de la región durante los últimos años.

En este contexto, el principal desafío que tiene la nueva gestión es hacer que Argentina vuelva a registrar variaciones positivas y sostenidas en el PBI y, más importante aún, que pueda retornar al sendero del crecimiento perdido. En otras palabras, la gestión del nuevo Presidente será exitosa si y sólo si Argentina vuelve a crecer.
Las primeras medidas adoptadas por la nueva gestión han ido en el sentido correcto. A pocos días de asumir y cumpliendo con lo prometido en campaña, el nuevo gobierno abrió el Cepo,  generando una condición necesaria (no suficiente) para volver a crecer.
Segundo, de acuerdo con la información disponible hasta el momento, lo más probable es que para fines de abril también esté solucionado el problema con los holdouts, generando otra condición necesaria (no suficiente) para volver a crecer. No es poco si se considera que la gestión de CFK no sólo no pudo resolver ninguno de estos 2 problemas, sino que los fue agravando sostenidamente durante los últimos 4 años.
 
Pero abrir el Cepo y volver a los mercados financieros internacionales no alcanzan (por si solos) para volver a crecer, sino que hay que resolver los problemas de fondo. Y los problemas de fondo, vienen por el lado fiscal / monetario. En este sentido, el pasado 1º de marzo el Presidente hizo un excelente diagnóstico de la enfermedad que presenta nuestra economía: constante aumento del exceso de gasto, que genera un creciente déficit fiscal que se financia con emisión, dando lugar a una elevada y sostenida inflación, lo cual atenta contra el poder adquisitivo de nuestra moneda y la previsibilidad económica, menoscabando la inversión, el crecimiento y la generación de puestos de trabajo. De hecho, puede apreciarse como el aumento del gasto genera creciente déficit fiscal que se financia con emisión e impacta en aumento del IPC y depreciación del peso. 


El punto es que cuando una economía registró variaciones positivas de PBI con altos niveles de inflación (2003/2010) y luego entra en un proceso estanflacionario en el cual se deja de crecer y sólo queda la (aún más elevada) inflación, la vuelta al crecimiento exige como pre condición bajar la inflación. Es decir, es difícil que una economía sumergida en un proceso estanflacionario hace 4 años pueda volver a crecer con altos niveles de inflación.  En los últimos 8 años, la inflación de Argentina (+531.7%) fue 11 veces superior al promedio de la región (+48%).  
En consecuencia, primero hay que bajar la inflación; y luego se volverá a crecer. Y cuanto más se tarde en bajar la inflación y menos se reduzca el ritmo del aumento del nivel general de precios, menos probable sería volver a crecer. Y acá surgen las dudas. Hay una inconsistencia entre la gravedad del diagnóstico de la enfermedad y el suave y prolongado tratamiento propuesto, ya que se planea tardar 4 años en alcanzar el equilibrio fiscal y reducir la inflación hasta los estándares de la región.  
De acuerdo con nuestro análisis, si la inflación permanece elevada, la economía no crecerá fuertemente. En este marco, si se espera un piso elevado de inflación para 2016, lo más probable es que la economía no crezca este año. Es más, tomarse 4 años para aproximarse al equilibrio fiscal y bajar la inflación tampoco ayudaría a que la economía volviera a crecer rápida
y, sobretodo, vigorosamente en los próximos años. En este sentido, hay que recordar que la pauta de inflación para 2017 asciende a 12%/17 anual.


En este marco, la pregunta del millón es: ¿qué pasará con el nivel de actividad en 2016?  Desde un enfoque de equilibrio general, hay que considerar las potenciales fuentes dinamizadoras del crecimiento económico que básicamente son 3:
i) sector privado;
ii) sector público y
iii) sector externo.  

Pensando en el corto plazo, en el 2016 el apuntalamiento del nivel de actividad debería materializarse por un mayor dinamismo de la demanda agregada, ya que un aumento de la oferta tarda más tiempo en plasmarse. En este sentido, la oferta agregada comenzaría a contribuir al crecimiento a partir del 2017/2018.  
En este contexto, hay que tener en cuenta que el nivel de actividad del 2016 depende de la demanda agregada, cuyo dinamismo puede provenir desde el sector privado, el sector público y/o el sector externo.  
De acuerdo con nuestra visión, creemos muy poco probable que el sector externo pueda ponerse al hombro a nuestra macroeconomía y dispare por sí sólo un aumento del nivel de actividad. El volumen de cosecha gruesa será menor que el del año pasado, tanto por efectos climáticos, como por decisiones de siembra efectuadas bajo el anterior gobierno. Paralelamente, los precios internacionales también serán marginalmente menores a los del año pasado, por lo cual el valor de la cosecha exportada sería inferior.
Además, hay que agregarle el efecto negativo de Brasil cuyo nivel de actividad también se contraerá este año,  impactando negativamente en nuestras exportaciones, sobre todo las industriales en general y automotrices en particular.  
De acuerdo con nuestra visión y en línea con el diagnóstico presidencial arriba descripto, pensamos que el actual nivel de gasto no puede ser financiable y ahoga al sector privado, desincentivando la inversión, la acumulación de capital, el aumento del nivel de actividad y la generación de empleo.  
En este sentido, para lograr tasas positivas y sostenidas de crecimiento del PBI y poder retornar al sendero de crecimiento es necesario reducir el peso del gasto público en la economía. Sin embargo, si se reduce el peso del gasto en la economía y no se hace “nada más”, lo más probable es que la demanda agregada se contraiga y la economía enfrente una recesión en
2016.  

Por el contrario, para quebrar la tendencia declinante que registra el producto en los últimos trimestres de 2015 y primeros meses de 2016 y volver a registrar variaciones positivas importantes en la tasa de crecimiento del PBI,  se necesita una expansión del consumo privado y de la inversión que más que compense la necesaria reducción del gasto público.  
En un año en el cual un piso elevado de inflación promedio anual está asegurado, el aumento del consumo privado sólo puede provenir de una significativa disminución de la presión tributaria. En este sentido, cuanto mayor sea el aumento del mínimo no imponible y mayor sea la actualización de las escalas del impuesto a las Ganancias, más probabilidad que se revierta la tendencia declinante del PBI y que el nivel de actividad repunte en la segunda mitad del año.  
El potencial aumento de la inversión se relaciona con todas las variables que afectan a la competitividad. A menor presión tributaria (impuestos al trabajo y al capital) y menor distorsión de precios relativos (más rápido ajuste de tarifas), así como también a más baja tasa de interés, expectativas de inflación (devaluación), emisión monetaria e inflación, más probabilidad que la inversión repunte y más que compense la baja del gasto público en la demanda agregada.  
En síntesis, el arreglo con los hold outs y la vuelta a los mercados de deuda es la oportunidad para que despegue del nivel de actividad, financiando una baja impositiva para el sector privado, una mayor reducción del gasto y una capitalización del BCRA que potencie la política anti inflacionaria, lo cual generaría un combo dinamizador de la inversión, el consumo, la demanda agregada, el nivel de actividad y el empleo.  
En este marco, si en el transcurso del 1er. semestre no se visualizan bajas relevantes de la presión tributaria, lo más probable es que el consumo y la inversión no tengan capacidad de compensar la reducción del gasto, por lo cual la demanda agregada se debilitará y el resultado en materia de nivel de actividad no sería el deseadoPor el contrario, si dichas bajas se materializan, las chance de un rebote del nivel de actividad crecen.  

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