¿Cómo los mercados leyeron el traspié del Congreso sobre la reforma en salud?

Por Javier Frachi
Desde hace varios años una cierta cantidad de regímenes democráticos en el mundo sufren de “disfunción” o “parálisis política”. Dentro de ésos sistemas de partidos modernos y maduros cuesta el arte de la representación (el representado no se siente reflejado en el representante) y de llegar a acuerdos sobre leyes y medidas de “estado” (la negociación dejó de ser el aceite para plasmar un consenso).
Barack Obama en contadas ocasiones tuvo a su gestión en vilo dada la reticencia del partido opositor en llegar a puntos de equilibrio en leyes claves. Un ejemplo que todos recordarán fue en el año 2013 cuando se gestó el “debt ceiling” (“techo a la deuda”), el cual le costó a Estados Unidos manchar su imagen de país libre de riesgo y ver rebajada su calificación en su deuda soberana.
España durante más de un año no logró formar un gobierno debido a la reticencia y bloqueo cotidiano de una oposición intransigente. Francia en 2015 no logró pasar leyes llaves debido a la división interna de los principales partidos. Y en el ámbito local, Argentina, la oposición tampoco hace lugar a la concordia de la negociación en proyectos vitales ni a la discusión de políticas de Estado.
Bajo este contexto secular Donald Trump asume con la premisa y promesa de ser el revolucionario que limpiaría las cloacas y el modus operandi de la política en Washington y generaría los acuerdos para gestar cambios significativos y de largo plazo en la sociedad.
Los mercados financieros amaron e inflaron esta historia basado en los tres pilares de la presidencia: reforma en salud, en impuestos y en inmigración; obras en infraestructura y simplificación en los procesos operativos del Estado.
Los mercados hablan a través de sus precios, nadie paga lo que no cree así entonces conviene repasar desde el 8 de noviembre de 2016 al día de hoy los retornos de los activos financieros para imaginar con humildad el futuro cercano.
Desde que Trump asumió el índice general de acciones subió un 9.22%. Es decir que la economía en general tiene una perspectiva positiva sobre todo los sectores que la  componen, no es casualidad como tampoco normal que en menos de seis meses un activo genere el retorno de un año cuando los fundamentos del negocio informan otra historia. Ajustando la lupa, el sector financiero tuvo un retorno de +17.76%, el sector de utilidades (+11%), salud +8.66% y los mercados emergentes +6.24%. Para perfeccionar el retorno total que se llevó un inversor hasta el día de hoy se debe sumar el retorno del dólar y los dividendos cobrados, lo que arroja un valor de +4.7% a agregar a los retornos anteriores.
El descarrilamiento en el resultado del esfuerzo legislativo impulsado por la figura del Presidente y la del líder del bloque (Paul Ryan) invitan a cuestionarse y preguntarse sobre la credibilidad y la influencia sobre la mayoría los miembros del partido republicano. Esto importa a los inversores porque casi todos los activos descansaron hasta hoy en la expectativa de que el control republicano en la Casa Blanca y en ambas cámaras del congreso “aseguraba” el cambio hacia reformas políticas pro-crecimiento y pro-desarrollo empresarial. En otras palabras, finiquitaba la disfuncionalidad política que Washington estuvo viviendo durante algunos años.
Desde acá se abren tres hipótesis de trabajo. En la  primera uno podría extrapolar hacia futuro que este traspié en la reforma de salud implicará riesgos, incertidumbre y ruptura en la promesa de cambios impositivos y gastos en infraestructura. Bajo este escenario se convalida que a pesar de la llegada Donald Trump el partido republicano sigue divido en muchas facciones ideológicas imposibilitando acuerdos generales y que el Presidente no cuenta en la política con su famosa habilidad de negociante. En términos prácticos esto daría el punta pie inicial para los sectores citados vuelvan a los valores de noviembre 2016, cayendo al menos 5%; por lo cual los activos argentinos y emergentes también se verán golpeados presentando una oportunidad de comprar “cuando hay miedo infundado”.
La segunda hipótesis propone que este traspié es positivo al funcionar como un catalizador para fortalecer, unir y estructurar al partido. Paul Ryan dejó una frase reveladora al explicar la derrota: “estuvimos acostumbrados a ser un partido de oposición y ahora el partido está en el poder”. Así el dolor de cabeza en la reforma sanitaria puede desaparecer en temas donde hay consenso de antaño cobrando así mayor relevancia, casi de pivot, la reforma impositiva. En términos prácticos, los inversores pueden comprar esta promesa y no vender masivamente sus inversiones en activos americanos ni en emergentes solo sí se toma como catalizador que la reforma impositiva debe salir sí o sí. Podríamos ver caídas de 2% cuando el retorno promedio fue del 10%.
La tercera hipótesis es que el gobierno americano decida apurar en primer lugar las obras de infraestructura y alejarse de las premisas de campañas relativas a una potencial guerra comercial; de esa manera se volatilidad o incertidumbre en temas principales vuelve a estar reprimida pasando el foco nuevamente hacia la salud, ventas y endeudamiento en las empresas. Por otro lado, el daño en las expectativas que existe en estos tres escenarios pueden impactar en las próximas mediciones y en el consumo de la gente y  los bienes durables; por ende la FED de cumplirse una disminución en la inflación o las expectativas podría no hacer una suba adicional en sus tipos de interés.
Cualquier contexto deja bien a la Argentina, lo que nosotros buscamos evitar es una recesión global, guerra comerciales y un aceleramiento en la suba de las tasas de interés en Europa y en Estados Unidos.
Fuente: MACROFINANCE

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