El dólar (estadounidense) es un bien como otros con una particularidad,
es una moneda generalmente aceptada en Argentina, principalmente porque mantiene su poder adquisitivo (valor) en cortos periodos de tiempo, en comparación con nuestra moneda, el peso.
En el último año hasta julio de 2018, el peso tuvo una pérdida de su valor en términos de las cosas que puede comprar (inflación) del
31,0% anual, es decir que, manteniendo pesos durante un año se hubiera esfumado casi un tercio de la canasta de bienes y servicios que se hubieran podido comprar en julio de 2017. Mientras que, si se conservan dólares por igual periodo, la pérdida hubiera sido sólo del
2,9% anual. Este es uno de los principales motivos de la demanda por dólares,
el peso dejó de cumplir una importante función de la moneda: depósito temporario de poder de compra, para ello los argentinos demandamos dólares. El responsable directo de este hábito argentino es
la permanente inflación generada por los malos gobiernos que nos llevaron a
quitar 13 ceros a nuestra unidad monetaria a lo largo del tiempo.
Se dijo que el dólar es un bien, como tal, su valor viene determinado por la demanda por dólares y por la oferta de ellos. El dólar también es una moneda aceptada en las transacciones internacionales y eso se debe tener en cuenta al analizar las fuerzas que determinan su valor, i.e., los componentes de la demanda y oferta.
La demanda por dólares viene determinada por dos fuerzas principalmente. La primera son las
importaciones de bienes y servicios necesarios para desarrollar la actividad económica. El segundo determinante son
todos los agentes económicos, nacio nales o extranjeros, que desean reducir sus tenencias de activos argentinos o aumentar las tenencias de activos extranjeros, para ello necesitan dólares.
La oferta de divisas también reconoce dos motivos principales. Las
exportaciones o ventas de bienes y servicios al exterior producidos en Argentina. El segundo motivo es el financiero proveniente de
aquellos agentes económicos que quieren aumentar sus tenencias de activos argentinos o disminuir los activos externos, para lograr eso venden dólares.
Los fundamentos económicos detrás de los primeros motivos de importación y exportación de bienes y servicios tienen que ver con la disponibilidad de recursos relativamente abundantes en el país, ventajas comparativas dinámicas, evolución de los términos del intercambio, otras consideraciones de largo plazo y algunas de corto plazo como ser las sequías.
La oferta de dól ares por exportaciones ha sufrido un importante efecto negativos por la sequía que afectó al sector productos de soja.
Mientras que,
la aceleración de la inflación argentina aumentó la demanda por dólares por el segundo motivo, depósito temporario de poder de compra.
Para describir la evolución del valor del dólar o tipo de cambio desde enero de 1970 hasta julio de 2018,
583 meses, tomaremos el precio promedio mensual del dólar en el mercado libre de Buenos Aires o Montevideo, cuando no hubo mercado libre en Argentina. La unidad de este tipo de cambio (nominal) es pesos de cada mes por un dólar de ese mes. Cómo hubo inflación en ambos países, Argentina y EE.UU., para expresar la cotización promedio en pesos de julio de 2018, multiplicamos el tipo de cambio nominal por el cociente entre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de EE.UU. con base julio 2018=100, dividido por el IPC Argentina con la misma base. Así, el tipo de cambio real queda expresado para los 583 meses como pesos de julio de 2018 por dólar de julio de 2018. Una magnitud fácil de interpretar. Esos datos se presentan en el siguiente gráfico:
En el gráfico se detallan los máximos y mínimos, fechas y valores. Además, se grafica el promedio (mediana, menor influencia de los valores extremos) de
la cotización del dólar para los 583 meses: $32,6/dólar, un valor que es 17,5% menor que el máximo de fines de agosto.
¿Pero, puede esta manera de analizar el valor del dólar ser
razonable? ¿Sobre todo con los motivos de importaciones y exportaciones de bienes y servicios? Durante todo el periodo estudiado el saldo acumulado del balance de bienes y servicios comerciados internacional representó un
importe promedio anual del 1,03% por año del Producto Interno Bruto (PIB) y un acumulado de
poco menos de 2 veces el PIB en los 49 años.
Asimismo, en 49 años se puede esperar que los términos del intercambio y otros factores detrás de los primeros motivos, importaciones y exportaciones, han compensado su cic lo propio. Por último, el tipo de cambio real es una serie sin tendencia, en términos econométricos, es estacionaria y se puede pensar que converge a la media.
Como conclusión,
el problema no es el dólar, el problema es la inflación y, sobre todo,
una política gradualista que no es ni fue política para nada. Es la insatisfacción y frustración respecto al futuro de los agentes económicos, canalizada por los segundos motivos para demandar y ofrecer dólares, los motivos financieros, los que generaron esta sobrevaluación de la divisa norteamericana. Esperemos que sirva de experiencia para la actual administración y se decidan a enfrentar los problemas de fondo: gasto explosivo, déficit exuberante, presión fiscal imposible, estado asfixiante en su tamaño y eficacia.
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