Vaca Muerta, el "barril criollo" y la "verdad" que oculta la industria petrolera

Informe Prensa Obrera

Congelamiento de los precios de los combustibles, hundimiento del precio internacional del barril de petróleo, de la demanda de combustible, la emergencia de la pandemia y el aislamiento obligatorio, entre otros. Los factores que hacen a la inviabilidad del actual esquema de explotación hidrocarburífera en la cuenca neuquina serían varios. Sin embargo, desde la izquierda publicaron un informe acerca de cuáles son los mitos y qué es lo que se oculta en la industria petrolera -siempre bajo la intención de defender al "pueblo trabajador"- que revela por qué las empresas aún tienen ganancias aseguradas y explica por qué reclaman el "barril criollo".
grafico prensa obrera
Cierto es que el parate y los cruces que generó la pandemia mundial de coronavirus trajo fuertes consecuencias a la industria del petroleo, y Vaca Muerta no fue ajena a ello.
Hundimiento de la demanda, del precio internacional, acumulación de existencias mundiales de petróleo, como se lo entienda, lo cierto, según un informe especial publicado por la izquierda en 'Prensa Obrera', es que la "inviabilidad del esquema de explotación de Vaca Muerta había quedado en evidencia ya antes", y las petroleras tienen "ganancias aseguradas" pese a todo.
Se refiere, en principio, a los últimos seis meses de 2019 cuando "se bajaron de los yacimientos el 40% de las torres de perforación de la cuenca neuquina, y a partir de octubre se produjo un amesetamiento de la producción no convencional". Motivo por el cual, argumenta, el secretario general del Sindicato de Petroleros privados, Guillermo Pereyra, manifestó entonces que "sobran 3.000 obreros" en los pozos neuquinos.
El informe elaborado por Pablo Giachello y Norberto E. Calducci sostiene que el "detonante de la crisis de Vaca Muerta fue el congelamiento de los precios de los combustibles dictado a mediados de 2019. La dolarización de los mismos se había transformado en una bomba de tiempo. En un país jaqueado por sucesivas devaluaciones, esta dolarización llevó a tarifazos generalizados y sistemáticos que acicatearon el proceso inflacionario, expoliaron los ingresos de las familias trabajadoras y empujaron a la quiebra a numerosas industrias y comercios.
Pero lo que colapsó en 2019 fue todo un esquema de explotación petrolera y gasífera, que tuvo su origen en la reprivatización de YPF (a partir de la estatización gravosa de las acciones de Repsol) y en el pacto secreto que el gobierno de Cristina Kirchner y el gobierno provincial de Jorge Sapag cerraron con la petrolera yanqui Chevron en 2013. Aquel acuerdo, la Ley de Hidrocarburos aprobada en 2014, los “senderos de precios” (tarifazos) habilitados por el macrismo en 2016, la implementación de la adenda de flexibilización del convenio colectivo de trabajo de los obreros petroleros en 2017, y la dolarización de los precios del gas y del petróleo en boca de pozo en 2018, forman un hilo conductor".
Luego, menciona la Ley de Hidrocarburos de 2014 que extendió al resto de las grandes petroleras los beneficios otorgados a Chevron, habilitó la utilización generalizada del fracking, la posibilidad de las empresas de girar sus dividendos al exterior, magras regalías y exenciones impositivas por las áreas hidrocarburíferas concesionadas. También sentó las bases para que se avance en un nuevo convenio en partir de enero de 2017, aclara.
¿Cuánto se logró apuntalar realmente la producción de hidrocarburos con todo ello? Como respuesta afirma que la supuesta "producción récord" fue más un "relato" tanto del Gobierno de Cristina Fernández como el de su sucesor en el cargo, Mauricio Macri, y del resto de los gobiernos provinciales.
Aquí algunos datos que publica:
- "la producción de gas se incrementó sensiblemente desde la firma del pacto con Chevron a esta parte, al punto que se pasó de la necesidad de importación a la posibilidad de exportación", sin embargo, "no se han alcanzado índices de producción extraordinarios. En el último período apenas se equipararon algunos de los índices históricos.
En febrero de 2020 la extracción de petróleo (con un 72% proveniente del no convencional) marcó un "record" de 166.829 barriles diarios -según los datos del informe oficial del gobierno neuquino. Si se compara esta producción con la producción promedio del año 1998, de 306.000 barriles diarios -según la Secretaría de Hacienda de la Nación- cuando era todo convencional, se tiene magnitud del retroceso experimentado. La provincia produce poco más de la mitad que hace veintidós años atrás. Incluso durante todo el crítico 2001 la producción de petróleo tuvo un promedio de 255.000 barriles diarios".
- Los datos de la producción gasífera arrojan resultados similares: en el año 2004 la provincia producía un promedio de 79 millones de m3 por día,  mientras que el pasado febrero arañó los 71 millones de m3/día.
Así destaca que "a pesar de todos los incentivos fiscales, la producción general no logró superar la producción de hace quince o dieciséis años atrás, cuando aún no existía el fracking. Por otro lado, la producción no convencional ha ido rotando del gas al petróleo y viceversa, al compás de los precios, los subsidios y los beneficios garantizados por los sucesivos gobiernos a las empresas operadoras".
También "denuncia" que la implementación de una adenda al convenio colectivo de trabajo de los obreros petroleros significó "una aguda flexibilización de sus condiciones laborales y una furiosa intensificación de los ritmos de producción", al punto de generar "condiciones de extrema inseguridad laboral que redundó en la muerte de 8 trabajadores petroleros en un lapso de poco más de un año".
Por otro lado, Añelo ubicada en la "zona caliente" de Vaca Muerta y bautizada por el Congreso Nacional como "la capital" de la extracción no convencional, pasó a transformarse en una "ciudad campamento" con una desocupación de 10%, un déficit habitacional del 27% y un 16% de las viviendas en asentamientos informales. "Apenas un 2% de las calles urbanas están pavimentadas y el resto no cuenta con cordón, cuneta, veredas ni señalizaciones. El 50% de las viviendas carece de redes de gas y cloacas, y el 30% de redes de agua potable".
Tomando datos de una encuesta, afirma que "el 97% de la población señaló que Añelo se inunda cada vez que llueve, y que 4 de cada 10 habitantes sufrió inundaciones el último año".
En paralelo, y fuera de lo que el informe llama "los campamentos de trailers que proveen las empresas", un terreno de 500 metros cuadrados pasó a costar US$ 40.000, el alquiler de un monoambiente llega a los $55.000 por mes (según datos publicados por 'El Cronista', en octubre de 2019), a lo que hay que agregarle un monto similar de garantía y garantes con propiedad que tripliquen ese valor.
En Añelo no hay ni cines ni teatros, pero ya cuenta con "un casino y varios prostíbulos", detalla el informe.
Hasta hace muy poco, la localidad tampoco contaba con un hospital.
Finalmente destacada que en base a los balances presentados por YPF a la SEC estadounidense, un investigador de la Fundación Bariloche demostró que "el costo promedio para producir un millón de BTU de gas es de 1,9 dólares. Este cálculo se hacía en momentos donde las petroleras recibían hasta 5 dólares por millón de BTU y se les garantizaba un sendero de precios de hasta 7,5 dólares el millón de BTU para el gas producido por encima de la producción promedio. El mismo estudio afirma que las petroleras se aseguraron un lucro de más de 3.000 millones de dólares anuales", que no fueron reinvertidos en el país, sostiene, y cita otro informe del Ministerio de Hacienda que expone que "en la Argentina los yacimientos más económicos poseen un costo de extracción de 13,9 dólares por barril", en tanto desde el Estado se garantizaba a las petroleras un precio de entre 55 a 65 dólares por barril, esto es, "¡cuatro veces su costo de extracción!"
Finalmente, y antes de plantear la necesidad de una "salida de fondo", muestra que "esto es plenamente confirmado por el director financiero de YPF en una reunión con inversionistas extranjeros, cuando reconoció que el “lifting cost (costo de puesta en superficie) de la compañía es de 12,2 dólares por barril equivalente de petróleo” y que si se suman las regalías, impuestos y recuperación del capital invertido el costo del BEP (barril equivalente de petróleo, promedio para el crudo como para el gas) es de 20 o 21 dólares".
"La apertura de los libros de contabilidad de las empresas petroleras pondría de manifiesto que, con un barril de petróleo a 20 dólares y un millón de BTU de gas a 2 dólares, las empresas tienen ganancias aseguradas. Asimismo, pondría en evidencia las ganancias acumuladas por las empresas en todo el último período".
 
Las petroleras, sin embargo, exigen el conocido "barril criollo" que "justamente" sería el que genera "la irracional situación de que mientras se hunde el precio del barril en el mercado internacional en nuestro país se mantienen intactos los siderales precios de los combustibles". 

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