Los dólares excedentes del BCRA se agotaron hace rato

17.03.12 


De acuerdo con un informe del IERAL, a fines del año pasado las reservas de libre disponibilidad tenían un saldo negativo.


Cuando en 2005, el decreto 1.599 del entonces presidente Néstor Kirchner establecía la creación de las reservas de libre disponibilidad, la situación era otra; existía una enorme acumulación de ahorros, cómodas condiciones fiscales y las ventajas competitivas que otorgaba la balanza comercial. Así sostiene los considerandos del DNU que dio vida a esta disposición que hoy, más allá de la aprobación, ubica a la polémica en la cresta de la ola. El texto, en aquella oportunidad argumentaba que una vez cubierta la base monetaria, que incluye la circulación monetaria y los depósitos de cuenta corrientes en el Banco Central, el Ejecutivo podía disponer del excedente. Cabe destacar que la base monetaria al día 14 de marzo ascendió a $202.637, que a un valor del dólar del día de la fecha representa un total de un poco más de US$ 46.000 millones. Es decir que los márgenes a utilizar se venían achicando notablemente. Las controversias alrededor de la carta orgánica del Banco Central se alimentan, en parte, en el hecho que la entidad monetaria viene jugando un rol creciente en el financiamiento de los compromisos del sector público. Hacia fin de 2009 las reservas excedentes alcanzaban 15,5 mil millones de dólares, para luego extinguirse, según los últimos datos. En 2003 los adelantos transitorios al Gobierno nacional y los títulos públicos representaban el 11,9% de los activos del Banco Central, para pasar a un 44,9% a fin de 2011.
Otros datos significativos revelan que en 2005 el excedente llegaba a los US$ 9.215 millones, en tanto que en 2006 bajó a US$ 5.083 millones. En los tres años posteriores estaba por encima de los US$ 14.000 millones, mientras que en 2010 se ubicó en los US$ 11.786 millones.
De acuerdo con un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea, en diciembre del año pasado se perdió la condición, llegando a ubicarse en valores negativos que ascendieron a US$ 5.428 millones. A partir de allí podría interpretarse una urgente necesidad en la modificación de la carta orgánica del Banco Central.
Teniendo en cuenta que en aquellos años el aumento de las reservas internacionales resultantes le permitió financiar al Tesoro (una vez cubierta la base monetaria al tipo de cambio vigente, el BCRA podía prestar sus “reservas excedentes”), para pagar la deuda con privados en moneda extranjera.
Desde hace un tiempo esta situación ha cambiado, en razón de que existe un menor excedente externo y mayor deseo de posicionarse en dólares, a pesar de las limitaciones por parte de los ahorristas. En consecuencia, el BCRA dejó de acumular reservas y ya no puede financiar al Tesoro, respetando lo establecido por la actual carta orgánica y que a partir de ahora cambiará notablemente.
El deterioro de la capacidad de pago del país (superávit fiscal y reservas excedentes) han resultado dos de los factores primordiales que llevó a la propuesta de reforma de la carta orgánica del BCRA. Lo preocupante es que el debate no incluya medidas destinadas a corregir los factores que ocasionaron el deterioro fiscal (política procíclica, distorsión de precios relativos, etc.). La reversión de estas tendencias permitiría que, por un lado, deje de debilitarse el activo del BCRA y, por el otro, cedan las presiones inflacionarias originadas en la recurrente emisión monetaria destinada a cubrir los baches del sector público.
Todo cambio genera nuevas expectativas y con estas condiciones que se le quiere otorgar en estos momentos al Banco Central, otros países generaron ahorros y mayores empleos. Aunque la asignatura pendiente sigue siendo la conservación de una ley de entidades financieras de la dictadura.

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