DEVALUACIÓN A LA BRASILEÑA
Devaluar como Brasil pero ¿a cuánto irá la inflación? ¿Y para qué?
Si la Argentina mantiene su alineamiento con el real brasilero, tiene que acelerar la depreciación de su moneda en términos del dólar estadounidense. Pero hay 2 problemas enormes: uno, que la inflación aumentará (hay impacto devaluatorio sobre los índices de variación de precios); dos, que muy probablemente no aumentará la competitividad argentina, que está rezagada por otros motivos. Al respecto, interesante el punto de vista de la consultora Economía & Regiones:SI en Argentina el tipo de cambio nominal se depreciara con la misma fuerza que en Brasil, nuestra inflación doméstica se aceleraría inmediatamente y el tipo de cambio real contra Brasil muy probablemente se apreciaría con más ímpetu que en la actualidad.
CIUDAD DE BUENOS
AIRES (Economía & Regiones). Los problemas cambiarios que enfrenta
nuestra economía se encuentran en el centro de la escena
macroeconómica.
Por un lado, el cepo hace que los pesos “de más” queden en
la economía y estimulen la inflación. A su vez, el combo cepo
cambiario, política oficial de desendeudamiento y políticas (fiscales y
monetaria) expansivas deterioran el balance del BCRA y la relación base monetaria / reservas. Es
decir, cada vez hay más pesos y menos dólares; por ende el tipo de
cambio de cobertura y el dólar paralelo presentarán una tendencia
estructuralmente alcista.
En Argentina el gasto público crece a un ritmo del 34%, los
agregados monetarios se expanden al 35%/38% y el tipo de cambio paralelo
se deprecia a un ritmo interanual del 33%.
Además de la depreciación del dólar paralelo, hay que destacar que
se acelera la depreciación del tipo de cambio nominal oficial, que pasó
del 21% (mayo’13) a 23% (junio´13); 28% (julio´13) y actualmente se
ubica en 31%1 (agosto´13).
El agresivo deslizamiento del tipo de cambio oficial no es un hecho
aislado, sino que se presenta como una tendencia que lleva varios
meses.
La teoría económica demuestra que una política fiscal
expansiva financiada con emisión monetaria puede terminar en
depreciación del tipo de cambio (paralelo y oficial) y con una
aceleración inflacionaria (tarde o temprano). Hoy en día, la aceleración
de la tasa de devaluación oficial presiona sobre la cotización del
dólar blue y sobre el nivel de precios. Esto le impone un piso más
elevado a la inflación, aumentando incluso las expectativas futuras de
inflación.
La proporción en la cual la devaluación se traduce a precios se
denomina “pass-through”. Al analizar el "pass-through" del tipo de
cambio hacia los precios internos se deben evaluar dos aspectos:
magnitud y velocidad. Ambos dependen de factores macro y
microeconómicos.
Entre estos factores se destacan:
> Magnitud de la inflación: cuanto más haya
perdurado en el tiempo y más fuerte sea el proceso inflacionario, más
elevado es el coeficiente de pass-through y más rápidamente se
trasladará la devaluación a precios. Porque las empresas fijan sus
precios con anticipación y el ajuste será mayor cuanto más persistente
se perciba el aumento de costos.
> Grado de apertura de la economía: A mayor
grado de apertura de la economía, es de esperarse que exista un mayor
pass-through debido a que las importaciones y exportaciones tienen un
mayor peso en la estructura económica. En la Argentina de hoy,
las exportaciones e importaciones representan el 37% del producto
si se mide en términos corrientes (y el 25% a precios de 1993); este
ratio duplica al del promedio de la década del ’90. De modo que la
creciente importancia del sector externo en la economía hace que la
aceleración devaluatoria impacte con mayor ímpetu en el nivel de
precios.
> Penetración de importaciones en el entramado productivo: a
mayor penetración, más elevado coeficiente de pass-through. En
Argentina la penetración de las importaciones es muy elevada, por lo
cual el coeficiente de pass-through tiende a ser muy alto. En nuestro
país más del 80% de las importaciones son insumos y bienes de capital
para los sectores productores. En 2012 el sector industrial tuvo una
balanza comercial negativa de –US$24.000 millones, lo que duplica al
superávit comercial de toda la economía (US$12.000 millones). Esta
situación se agrava con el déficit comercial energético. Mayor
devaluación implica también mayor déficit fiscal, más emisión y más
inflación.
> Utilización de la capacidad instalada y condiciones del mercado de trabajo: A
mayor utilización de la capacidad, mayor coeficiente de pass-through y
más rápido traspaso de la devaluación a precios. Actualmente, la
economía argentina se encuentra en torno al pleno empleo de sus recursos
productivos. La tasa de desempleo se ubicaría cerca del 7%/8% mientras
que la utilización de la capacidad instalada (promedio) de la industria
se encuentra próxima al 75%. Este factor tiende a contribuir a un
pass-through elevado en Argentina.
> Expectativas de inflación: la teoría
económica es clara y contundente. A mayores expectativas de inflación,
más inflación. Si la gente piensa que va a haber inflación, con
devaluación del tipo de cambio terminará habiendo más inflación.
En pocas palabras, la actual aceleración devaluatoria del tipo de
cambio se trasladaría a precios rápidamente, acelerando las presiones
inflacionarias en el mediano plazo. Además, el abandono paulatino del
ancla nominal cambiaria podría cerrar la brecha entre la cotización
oficial y el paralelo en el cortísimo plazo, pero impactaría subiendo el
dólar paralelo en el mediano plazo, retroalimentando el círculo vicioso
de la inflación. En definitiva, la inflación cada vez se acercará más
al 30% y será más costoso corregirla.
No competitividad
El real brasilero cotiza a 2.43 por dólar. Brasil devaluó un 20% en
lo que va del año. Ante la devaluación de Brasil, muchos actores de la
economía local “piden” que el peso argentino “copie” la devaluación del real.
El ajuste del tipo de cambio de Brasil no es un fenómeno aislado,
sino que es un fenómeno regional. Todos los tipos de cambio nominales de
la región se están depreciando contra el dólar. El peso uruguayo y el
peso chileno se han depreciado 17% y 9% respectivamente.
Las monedas regionales se deprecian a partir del aumento de la tasa
del Treasury a 10 años, que pasó de 1.6% a 2.9% como consecuencia del
cambio de expectativas sobre la recuperación del nivel de actividad en
la economía USA y del fin de la política expansiva de la Reserva
Federal.
Brasil aplica un programa de metas de inflación, lo cual implica
que hay un máximo tolerado de inflación y toda la política monetaria y
cambiaria se subordina a dicho objetivo. En ese marco, el tipo de cambio
de Brasil se mueve en forma totalmente diferente al tipo de cambio en
Argentina.
El tipo de cambio nominal se aprecia y se deprecia fuertemente en
Brasil, fenómeno que no sucede en Argentina, dónde el tipo de cambio
nominal sólo se deprecia en forma constante.
Además, Argentina tiene inflación de 2 dígitos hace 8 años,
mientras que el aumento de los precios de Brasil siempre se ha ubicado
por debajo del 6% anual en el mismo período.
En otras palabras, tanto las políticas monetarias y
cambiarias como los resultados en materia de inflación son
diametralmente opuestos en Argentina y Brasil. Brasil tiene inflación
mucho más baja y volatilidad del tipo de cambio mucho más alta que
Argentina, por lo cual devalúa sin generar inflación doméstica.
En el mismo sentido juega el hecho de que Brasil tenga
menor penetración de las importaciones en el entramado productivo y
mayor capacidad de sustituir bienes importados por nacionales que
Argentina. Paralelamente, Brasil tiene expectativas inflacionarias mucho
más bajas que Argentina, lo cual contribuye a que esa devaluación se
traslade poco o nada a precios.
Las grandes diferencias en materia de estructura económica y
política monetaria/cambiaria que existen entre Argentina y Brasil
conciben que de aplicarse el mismo ritmo de devaluación a ambos lados de
la frontera, los resultados económicos serían diferentes.
SI en Argentina el tipo de cambio nominal se depreciara con
la misma fuerza que en Brasil, nuestra inflación doméstica se
aceleraría inmediatamente y el tipo de cambio real contra Brasil muy
probablemente se apreciaría con más ímpetu que en la actualidad.
Actualmente el tipo de cambio real entre Argentina y Brasil (1.49)
se encuentra un 5% más apreciado que en su mínimo histórico
correspondiente al primer trimestre de 2003 (1.57). Si la comparación se
realiza con respecto a un año atrás (1.67), nuestro tipo de cambio real
se encuentra un 10% más apreciado. Esta apreciación del peso argentino
contra el real aconteció a pesar de que Argentina (20%) devaluó más que
Brasil (18%) en términos nominales. Este comportamiento del último año
muestra que Argentina pierde competitividad por tipo de cambio real
contra Brasil por más que devalúe más.
Para ponerlo en forma contundente, en los últimos 10 años
Argentina devaluó su moneda un 90% (de $2.9 a $5.6) mientras que Brasil
la apreció un 16% (R$2.9 a R$2.43). Es decir, la relación bilateral más
que se duplicó y pasó de 1 a 1 en 2003 a 2.3 Pesos por Real en la
actualidad.
Sin embargo, la inflación acumulada en Argentina (+384%) más que
quintuplicó el aumento de precios en Brasil (71%), lo que condujo a que
el tipo de cambio real se apreciara un 16% en el mismo período; de 1.78
(agosto’03) a 1.49 (agosto’13) pesos por reales.
En pocas palabras, Argentina no ganará competitividad real
contra Brasil aplicando una mayor devaluación nominal que nuestro país
vecino. Las políticas aplicadas durante los últimos 10 años nos han
dejado sin el tipo de cambio como instrumento de política económica.
Por el contrario, Brasil tiene muchos más grados de
libertad para utilizar el tipo de cambio como instrumento de política
económica.
En este contexto, la competitividad del tipo de cambio frente a
Brasil sigue dependiendo de factores exógenos que no manejamos. Esos
factores exógenos jugaron a favor y permitieron que Argentina, aún con
inflación, tuviera un tipo de cambio real competitivo frente a Brasil en
2006/2007 y en 2010/2012.
Ahora esos factores exógenos juegan en contra y nuestra moneda se
aprecia aceleradamente en términos reales. Nuestras políticas nos
dejaron sin instrumentos para dar respuesta.
La única alternativa que tenemos para ganar competitividad en
términos reales frente a Brasil es que el real vuelva a apreciarse
nominalmente frente al dólar, lo cual luce muy poco probable.
Fuente: URGENTE 24
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