DEVALUAR NO ES SOLUCIÓN - Informe de Massot & Monteverde
El gobierno ha basado su batalla contra el dólar en la pérdida sistemática y acelerada de reservas.
> Ello ocurre porque ha decidido mantener una política monetaria
blanda, amordazando la tasa de interés, lo que no hace otra cosa que
subsidiar la fuga hacia otras divisas.
> Una tasa de interés más alta disuadiría a mucha gente de comprar dólares y les haría atractivo el quedarse en pesos.
> Claro que eso afectaría la actividad.
> Lo mismo ocurre con las trabas a las importaciones, que dañan el ciclo productivo local.
> Quienes recomiendan la devaluación como solución a la pérdida de reservas soslayan irrefutable evidencia histórica.
> En los primeros 10 meses de 2012 se perdieron apenas 10% de lo
perdido en 2013 a pesar de que el año pasado el ritmo de devaluación
fue la mitad que el de este año.
> Dicho de otra forma: a pesar de que se devaluó el doble, se multiplicó por 10 la caída de las reservas.
> Subyace en las propuestas devaluacionistas cierto desconocimiento de los fenómenos monetarios.
> Las reservas que se van lo hacen porque la gente las adquiere con los pesos que sobran por exceso de emisión.
> A cada pérdida de reservas corresponde una absorción de pesos equivalente.
> Las devaluaciones no resuelven 'per se' la creación
en exceso de moneda local y arrastran, inevitablemente, corrimientos en
los precios, principalmente de exportables e importados.
> De esa forma, los costos internos se reacomodan hasta
erosionar la ventaja competitiva conseguida con la devaluación con el
costo adicional de la fuerte contracción que en el camino sufre el
salario real.
> En el marco del actual modelo y con las limitaciones
conceptuales que impone la coalición kirchnerista, estamos condenados a
un compromiso entre inflación, crecimiento y reservas; donde sostenemos
uno, se deteriora el otro.
> Con esto queremos remarcar que la pérdida de reservas
fue la opción elegida por el gobierno como forma de evitar un daño
ulterior sobre la actividad.
> Si ahora insisten con asegurar el crecimiento, dentro del
limitado espacio decisorio actual no queda otra posibilidad que seguir
perdiendo reservas hasta que el mercado sea el que se ocupe, de hecho,
en dejar de lado todo limitante.
> Por cierto que, así como el cepo cambiario ha tenido
un papel determinante en la aceleración de esta crisis de balance de
pagos, su desarticulación no significaría necesariamente una
recomposición de los ingresos de capital, al menos mientras gobierne el
kirchnerismo.
> El deterioro de la confianza pública en la gestión K es enorme
y prácticamente irreversible y un levantamiento del cepo exige
credibilidad para tener algún éxito.
> Por otro lado, sería indispensable que ese levantamiento fuese
acompañado con un vasto espectro de medidas encaminadas a devolver
certeza patrimonial, lo cual no resulta digerible para el kirchnerismo
—ni creíble viniendo de su parte.
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