ARGENTINA: Dólar sin techo. BRASIL, URUGUAY Y CHILE: Ajustan hacia abajo.
Informe de IDESA
El valor del dólar sigue creciendo de manera sostenida. En lo que va de enero la cotización oficial pasó de $6,5 a $6,8 y el paralelo de $10 a $12 por dólar. Es decir, en menos de 20 días el dólar oficial creció casi 5% y el informal 20%. Teniendo en cuenta que durante todo el año 2013 el tipo de cambio oficial creció a una tasa del 2% mensual y el paralelo a razón de 3% promedio mensual, los incrementos del dólar de los últimos días sugieren una nueva etapa de aceleración del ritmo al que se desvaloriza la moneda nacional.
El valor del dólar sigue creciendo de manera sostenida. En lo que va de enero la cotización oficial pasó de $6,5 a $6,8 y el paralelo de $10 a $12 por dólar. Es decir, en menos de 20 días el dólar oficial creció casi 5% y el informal 20%. Teniendo en cuenta que durante todo el año 2013 el tipo de cambio oficial creció a una tasa del 2% mensual y el paralelo a razón de 3% promedio mensual, los incrementos del dólar de los últimos días sugieren una nueva etapa de aceleración del ritmo al que se desvaloriza la moneda nacional.
Muchos factores explican el fenómeno. Desde el oficialismo se
enfatiza, por ejemplo, que el período estival ejerce presión sobre el
mercado cambiario debido al turismo al exterior. Sin embargo, este tipo
de argumentación, como otras de características similares, resulta débil
frente a la intensidad y persistencia del fenómeno.
Una forma de mostrar que actúan factores más profundos y
estructurales es comparar la situación de la Argentina con la de los
países vecinos. En tal sentido, según datos de la CEPAL, el Ministerio
de Economía y del mercado cambiario, se observa que entre finales del
año 2003 y enero del 2014 en la Argentina el dólar paso de $2,9 a $6,8
en el mercado oficial (creció un 130%), mientras que en el mercado
informal alcanzó casi los $12 (creció un 300%). En los países vecinos,
en cambio, en el mismo período se observa que:
>El dólar en Chile pasó de 593 a 538 pesos por dólar, o sea bajó un -9%.
> El dólar en Brasil pasó de 2,91 a 2,42 reales por dólar, o sea bajó un -17%.
> El dólar en Uruguay pasó de 28,2 a 21,4 pesos por dólar, o sea bajó un -24%.
Estos datos muestran que en la década que pasó en los países vecinos del Cono Sur el valor del dólar cayó.
El fenómeno es consistente con el contexto internacional
excepcionalmente favorable. Altos precios de los commodities más tasas
de interés internacionales históricamente bajas provocan un masivo
ingreso de dólares a la región que tiende a apreciar las monedas
locales. Por lo tanto, la fuerte aceleración devaluatoria que sufre la
Argentina, que también disfruta condiciones externas muy beneficiosas,
sólo se explica por políticas internas diferentes a las que aplican los
países vecinos.
El rasgo que distingue a la Argentina es la paupérrima calidad con
la que se gestiona el gasto público. La presión tributaria alcanzó un
nivel récord, llegando casi a 40% del Producto Bruto Interno (PBI)
computando todas las imposiciones nacionales, provinciales y
municipales. Sin embargo, el gasto público está muy próximo a alcanzar
el 45% del PBI.
Es decir, el desequilibrio del sector público consolidado ronda el
5% del PBI. Este desbalance se financia fundamentalmente con emisión
monetaria generando una alta tasa de inflación que induce a la población
a comprar dólares como refugio de valor.
El problema se potencia porque la mayor parte del crecimiento del
gasto público es despilfarro. Testimonios extremadamente ilustrativos
son los cortes de electricidad, creciente niveles de inseguridad,
retrocesos en la calidad educativa y empresas públicas inviables.
No colocar a la irresponsable administración del Estado como
principal factor explicativo de las subas del dólar es un grueso error
de diagnóstico.
Esto explica los sucesivos fracasos que acumulan las autoridades en
el intento de contener el dólar paralelo. Para que la inflación y el
dólar dejen de ser problemas cotidianos es ineludible reducir el empleo
público redundante, los aportes a empresas publicas inviables, los
subsidios regresivos para mantener tarifas artificialmente bajas,
aumentar la inversión en infraestructura y energía, y ordenar el sistema
previsional.
Los países vecinos, en democracia, con alternancia y enfoques
ideológicos variados, gestionan más inteligentemente sus sectores
públicos. Por eso, aprovechan mejor la bonanza internacional y en lugar
de vivir agobiados por la inflación y el dólar, en sus agendas de
políticas públicas prevalecen temas mucho más relevantes relacionados
con la construcción de una sociedad más justa, progresista y
competitiva.
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