2015 - MÁS EMPLEO PÚBLICO Y ESTANFLACIÓN CUIDADA
Dos informes sobre lo que se espera para 2015. Economía & Regiones concluye que la economía está sumergida en una estanflación que se profundizó durante 2014 y para el ano que viene concluye que habrá menos probabilidad de que se suavice. Una estanflación moderada y controlada le es útil al gobierno en 2015, porque la recesión sirve para reducir el desequilibrio externo y la inflación, pero termina buscando un difícil equilibrio. En tanto, la última encuesta de expectativas de empleo de Manpower determinó que 8 de cada 10 empleadores no espera realizar contrataciones en el primer trimestre del año entrante.
La evolución del empleo público (Gráfico: E&R)
Fuente Urgente 24
Termina el 2014 y las consultoras realizan sus primeros diagnósticos y plantean escenarios para 2015. En este caso, Economía y Regiones y Manpowes analizan la economía y el mercado de empleo, respectivamente.
Según la última Encuesta de Expectativas de Empleo de Manpower, ocho de cada diez empleadores no prevé contratar trabajadores en el primer trimestre de 2015, lo que hace que la Expectativa Neta de Empleo (ENE) se ubique en 3%, su nivel más bajo desde el cuarto trimestre de 2009.
Con el 9% de los empleadores que anticipa una suba en los niveles de sus dotaciones; un 6% que pronostica un descenso y un 82% que no prevé cambios, la ENE se ubica en 3%, lo que marca que las intenciones de contratación se debilitaron en dos y tres puntos porcentuales a nivel trimestral e interanual.
De acuerdo con la encuesta, las peores perspectivas en términos de empleo las tienen las micro y pequeñas empresas, que cuentan con menos de 50 trabajadores, porque en ellas no se esperan contrataciones y se prevén hasta declives en su dotación actual.
Por el contrario, en las grandes empresas con más de 250 empleados la Expectativa Neta de Empleo es de 10% y en las medianas, con más de 50 empleados, es de 7%.
En tanto, Economía & Regiones considera que para 2015, habrá menos probabilidad de que la estanflación se suavice cuanto más el gobierno quiera contrarrestarla con políticas expansivas de demanda agregada.
“Pero es claro que el gobierno no renunciará a su “convicción” y pondrá en práctica una fuerte política acomodaticia de demanda, lo cual tiene como riesgo implícito terminar profundizando la estanflación. Y una profundización de la estanflación es peligrosa, ya que puede devenir en crisis macroeconómica; escenario que el Kirchnerismo quiere eludir. Sin embargo, una estanflación moderada y controlada le es útil al gobierno en 2015, porque la recesión sirve para reducir el desequilibrio externo (más aún con menos dólares de la soja) y la inflación (sin espiralizarse) para financiar el desequilibrio interno a través del impuesto inflacionario”, añade el informe.
“Así, el gobierno termina buscando un difícil equilibrio, tomando medidas (política cambiaria, nivel de reservas, acuerdo con hold outs y política de ingresos) que contrarresten los efectos de la estimulación de demanda y acoten el riesgo de más estanflación y crisis, procurando que la inflación y la recesión se suavicen “cambiando lo menos posible”, concluye E&R.
A continuación el informe completo de Economía & Regiones.
La Estanflación que tenemos.
Nos aproximamos al final del año y es prudente analizar hacia dónde se está dirigiendo nuestra economía el próximo año. Actualmente, nuestra economía se encuentra sumergida en una estanflación caracterizada por una recesión y una inflación (interanual) que se han profundizado a lo largo de este año. En este sentido, los números son contundentes.
Argentina tiene una estanflación surgida por inflación de demanda que luego devino en estanflación por contracción de oferta agregada cuyo origen es 100% endógeno y responsabilidad del gobierno. En nuestro país el ratio gasto público nacional / PBI pasó de 20.4% (2007) a 32.4% (2014). Bien medido, el sector público nacional pasó de tener equilibrio fiscal (2007) a presentar un déficit fiscal de ‐6.3% del PBI (2014). Paralelamente, entre 2007 y 2014 el BCRA hizo crecer la cantidad de dinero bien por arriba de la tasa de crecimiento de la economía, creando un exceso de pesos que llegó a 5.1% del PBI en diciembre 2013; principal causa de la devaluación de enero 2014. Por el contrario, no hubo un aumento de nuestras exportaciones que originara una inflación de demanda y consecuentemente la estanflación.
En síntesis, la política fiscal y monetaria desmedidamente expansiva fue la que en un principio generó la inflación de demanda que dio lugar al comienzo de la estanflación.
Sin embargo, la agresiva política de ingresos, (con incrementos salariales que superaban la productividad del trabajo, la inflación y el ritmo devaluatorio), transformó la estanflación por inflación de demanda en una estanflación por contracción de la oferta agregada. Así, se generó un sobre consumo financiado con pérdida de reservas a partir de 2011, las expectativas de devaluación aumentaron, la inflación se aceleró, la inversión se comenzó a debilitar aún más, el stock de capital se contrajo, la demanda de empleo cayó (‐1,6 p.p. según u.d. INDEC), el desempleo aumentó (+0,8 p.p. según u.d. INDEC) y así el nivel de producto comenzó a caer.
¿Hacia dónde vamos en 2015?
¿En 2015 seguirá la estanflación o se volverá a crecer? De no retornarse a un escenario de expansión del nivel de actividad, la estanflación se suavizará, seguirá igual, o por el contrario se profundizará en 2015?
El accionar del gobierno definirá si el nivel de actividad económica vuelve a recuperarse en 2015 o si, por el contrario, la estanflación continúa presente un año más. En este marco, el nivel de estanflación también será consecuencia de las decisiones que el gobierno tome en materia de política económica.
La teoría económica muestra contundentemente que habrá menos (más) probabilidad que la estanflación se suavice (aumente) cuanto más el gobierno quiera contrarrestarla con políticas expansivas (acomodaticias) de demanda agregada. Cuanto mayor sea el crecimiento del gasto público, más alto el déficit fiscal y más emita el BCRA, más elevadas serían las expectativas (racionales) de devaluación e inflación y por ende, mayor probabilidad que la estanflación se profundice.
Al ser un año electoral, en 2015 el gobierno propulsaría políticas fiscales y monetarias expansivas de incentivación de la demanda agregada. En este sentido, esperamos que el déficit fiscal del SPN aumenté entre un 40% y 50% en relación a 2014. Paralelamente, esperamos que la emisión del BCRA para financiar al Tesoro se incremente de 3.6% (2014) a 4.3% (2015) del PBI.
De hecho, en 2015 la política oficial de incentivación de la demanda agregada probablemente tenga uno de sus puntos fuertes en la expansión del empleo público a nivel nacional. Hace años que gobierno, es el sector más dinámico como demandante de mano de obra, incrementando su ritmo de expansión del 3.1% (2012) al 3.4% (2013) y 3.6% (2014). Este crecimiento del empleo es independiente del nivel de actividad y se financia con emisión monetaria.
Es claro que el gobierno no renunciará a su “convicción” y pondrá en práctica una fuerte política acomodaticia de demanda, lo cual tiene como riesgo implícito terminar profundizando la estanflación.
Y una profundización de la estanflación es peligrosa, ya que puede devenir en crisis macroeconómica; escenario que el Kirchnerismo quiere eludir. Sin embargo, una estanflación moderada y controlada le es útil al gobierno en 2015, porque la recesión sirve para reducir el desequilibrio externo (más aún con menos dólares de la soja) y la inflación (sin espiralizarse) para financiar el desequilibrio interno a través del impuesto inflacionario. Por el contrario, un escenario de crecimiento potencia el desequilibrio externo, aumentando la escasez de dólares y la presión sobre reservas, lo cual incrementa las expectativas de devaluación e inflación y también las probabilidades de crisis macro.
Así, el gobierno termina buscando un difícil equilibrio, tomando medidas (política cambiaria, nivel de reservas, acuerdo con hold outs y política de ingresos) que contrarresten los efectos de la estimulación de demanda y acoten el riesgo de más estanflación y crisis, procurando que la inflación y la recesión se suavicen “cambiando lo menos posible”.
La probabilidad de atemperar la estanflación aumenta en la medida que la actual paz financiera se mantenga en el tiempo. ¿Son sustentables en el tiempo los 4 pilares sobre los que se cimienta la actual paz financiera que logró la dupla Kicillof / Vanoli? Primero y principal, se aplica nuevamente una política de tipo de cambio nominal cuasi fijo (0,8% de devaluación mensual) que actúa como ancla (imperfecta) anti inflacionaria, bajando la inflación a niveles anualizados del 30%/33%. El gobierno intentará seguir usando el atraso del tipo de cambio oficial y de las tarifas como anclas macro y de sostenimiento del poder de compra, resistiendo otra devaluación; aunque implique perder reservas y ahogar al sector exportador.
Segundo, el gobierno sabe que la política de dólar cuasi fijo tiene que ser acompañada sí o sí por una política de “rascar la olla” de divisas (cepo, swaps, adelanto exportadores, telefonía celular, etc) para que las reservas no caigan y por una férrea política de contención del dólar paralelo (con ventas de dólares oficiales al público, más controles y bonos dólar‐linked).
Tercero, el gobierno está interesado en que siempre haya expectativas de acuerdo con los holdouts en el primer trimestre de 2015 y un potencial posterior ingreso de dólares frescos a nuestra economía. Dicho ingreso de dólares le permitiría apuntalar las reservas, reducir las expectativas de devaluación, de inflación y la brecha cambiaria. Paralelamente, también le permitiría ser más agresivo con las políticas expansivas de incentivación de la demanda agregada incurriendo en una menor probabilidad de crisis.
Finalmente en cuarto lugar, el gobierno procurará adelantar la negociación de paritarias para evitar un agresivo aumento de salarios que termine alimentando la estanflación y los riesgos de devaluación, inflación y crisis macro.
En definitiva, lo más probable es que el escenario 2015 no sea muy diferente al escenario 2014 y también haya una marcada estanflación.
La suavización de la estanflación no es sencilla de alcanzar. Para lograr que, con política fiscal y monetaria expansivas de incentivación de la demanda la estanflación se suavice, sería necesario acordar con los holdouts, obtener financiamiento de dólares frescos para lograr que las reservas caigan lo menos posible, mantener la política de dólar cuasi fijo y evitar que las expectativas de devaluación e inflación aumenten, para que no se trasladen a precios y nivel de actividad. En este sentido, hay que tener en cuenta que los vencimientos en dólares ascienden a usd14.600 MM (Nación usd12.600 MM + Provincias usd2.000 MM)2. No es fácil que el gobierno pueda emitir deuda por un monto de usd12.100 MM3 para evitar que las reservas caigan en 2015. Porque el acuerdo con los holdouts más la refinanciación de los vencimientos 2015 implicaría emitir deuda por un monto total de usd30.000 MM, un nivel de endeudamiento alto para la actuali dad Argentina.
Con acuerdo, si se lograra mantener la actual política de dólar cuasi fijo, se emitiera deuda fresca por usd10.000MM y se evitara que las reservas cayeran más allá de usd24.500 MM, habría chances que la inflación bajara del 38.6% (2014) al 31.3% (2015) promedio anual con una suavización de la caída del nivel de actividad que pasaría de ‐3.0% (2014) a 0.0% (2015) del PBI. Sin embargo, vemos complicado que se pueda emitir usd10.000 MM y las reservas no perforen el piso de de usd24.500 MM a fin de 2015.
Acordar con los hold uts implica emitir deuda por usd15.000 MM / 16.000 MM. Si se obtiene financiamiento “fresco” por aproximadamente usd5.000 MM (nuevo endeudamiento total por usd20.000 MM/21.000 MM), la caída estimada de reservas ascendería a usd7.100 MM con lo cual su stock cerrarían en torno a los usd20.500 MM en 2015. Con esta caída de reservas, la política de tipo de cambio cuasi fijo continuaría pero un poco más relajada, con lo cual los niveles de inflación, aumento salarial y contracción del PBI sería mayores. Concretamente, si se obtienen dólares frescos por usd5.000 MM, es decir la mitad del anterior escenario, la inflación podría estar entorno al 35,4% y la caída del PBI en torno al ‐1%. Como puede apreciarse, el ingreso de dólares frescos es la variable clave, ya que una reducción de usd10.000 MM a usd5.000 MM conduciría a una devaluación algo mayor, más inflación y mayor contracción del PBI. En p ocas palabras, menos dólares frescos es estanflación más fuerte.
En último término, sin acuerdo con Hold‐outs y default de nuestros pasivos externos por plazo indeterminado, el descenso de reservas se atenuaría hacia fin de 2015. Pero comparativamente, está forma de perder menos reservas agudiza la presión cambiaria e inflacionaria y castiga más el crecimiento de 2015. En este escenario, Argentina queda fuera del radar de los mercados de crédito internacional, canal que permitiría solventar una reducción de los desequilibrios externos en forma gradual, lo que deteriora aún más las expectativas sobre la economía de los próximos años. Consecuentemente, la corrida contra reservas crece, la inflación se acelera y el declive del PBI será mayor al de este año. En pocas palabras, si en 2015 no hay acuerdo y se cae en default por plazo indeterminado, la economía se contrae igual o más que en 2014, la inflación sería mayor que este año y la estanflación más profunda.
En definitiva, al igual que en 2014, el escenario 2015 dependerá de lo que el gobierno haga en política económica y de lo que logre alcanzar en materia de negociación y acuerdo con los holdouts y acceso al financiamiento; respectivamente. Para volver a crecer, el gobierno tendría que acceder a un monto de financiamiento total entre usd36.500 MM (para acordar con hold outs, evitar que caigan las reservas y poder sacar traba a las importaciones) y usd42.000 MM (para cubrir la emisión de pesos que se emitirá para financiar la política de aumento del déficit fiscal). Un monto que parece inaccesible para la situación actual Argentina.
Con este panorama, pareciera que la estanflación nos seguirá acompañando el año que viene. Su fuerza estará determinada por lo que haga el gobierno en materia de política económica y por lo que logre en materia de acuerdo con los hold outs y emisión de deuda, tipo de cambio y reservas. A políticas fiscales y monetarias más expansivas, estanflación más fuerte. A mayor financiamiento, tipo de cambio cuasi fijo por más tiempo y menor caída de reservas, estanflación más suave.
¿Qué podemos esperar del blue? El dólar blue y brecha cambiaria es un termómetro (imperfecto) de la confianza sobre la economía Argentina, porque su precio refleja el costo de aislarse del riesgo Argentino. Luego del cepo cambiario, su precio fue muy de la mano (a veces por arriba y por debajo) del tipo de cambio de cobertura con reservas (base monetaria/reservas). A mayor brecha cambiaria, menor es la confianza, mayores las expectativas de devaluación y menor el nivel de actividad económica general.
En la primera semana de diciembre´14 el dólar blue cotiza a 13 pesos y el cobertura a 13.6 pesos por dólar. El BCRA ha logrado bajar el dólar cobertura “rascando la olla” de las reservas, lo cual junto a los controles “policíacos” contribuyeron a bajar el dólar paralelo y la brecha.
El potencial aumento del dólar cobertura es una variable clave a seguir de cerca, ya que conlleva el riesgo de que aumenten las expectativas de devaluación e inflación, alimentando un círculo vicioso que puede potenciar la estanflación, potenciando aún más la caída del PBI y la inflación. En este sentido y sin lugar a duda, hay que esperar que el gobierno potencie el cepo, todos los controles y los bonos dólar linked en 2015, procurando por un lado contener el dólar cobertura y sobre todo, por el otro disociar, separar, la trayectoria del dólar paralelo con respecto al dólar cobertura, intentando crear una nueva brecha entre el dólar paralelo (blue y contado con liqui) y el dólar cobertura.
Consecuentemente el blue podría sufrir un importante aumento en 2015. A mayor financiamiento externo menor será la presión sobre el blue y viceversa en 2015.
Lo más importante
En materia de política económica se puede hacer “cualquier cosa”. Lo único que no se puede hacer es evitar las consecuencias de las políticas aplicadas. ¿Qué quiere decir? Que en la actualidad se están tapando los problemas en 2015 para que emerjan con más fuerza en 2016, cuando forzosamente se tenga que comenzar a desandar el camino en sentido opuesto y comenzar a hacer muchas cosas opuestas a las que se han venido haciendo los últimos años en pos de solucionar los graves problemas de fondo que tiene nuestra economía.
A partir de 2016 habrá que desarmar el control de cambios (cepo) que ha potenciado el desequilibrio externo (escasez de dólares) que enfrenta nuestra economía. Habrá que bajar el peso del gasto público sobre el PBI para reducir la asfixia del sector privado y bajar la presión tributaria para alentar e incentivar la inversión, el trabajo y la producción en el sector privado.
Habrá que refundar el BCRA y institucionalizar la conducción de la política monetaria en base a un esquema de metas de inflación, para dotar de independencia a la autoridad monetaria, eliminar la dominancia fiscal y dejar de lado la política de tasas negativas; punto inicial para estimular el ahorro, el crédito y la inversión. También habrá que reformular todos los esquemas de regulación de los servicios públicos y los esquemas tarifarios para poder incentivar la inversión en energía y eliminar la distorsión de precios relativos, para potenciar la producción de los sectores claves de la economía (petróleo, gas, electricidad, carne, harina, etc). Todo este trabajo es indispensable para aliviar la restricción externa y los desequilibrios domésticos.
El próximo Gobierno recibe una herencia muy pesada, cuya solución demandará varios años.
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