PRODUCTOS ELECTRÓNICOS Y ELECTRODOMÉSTICOS IMPORTADOS DE CHINA

Hasta inodoros chinos 
Marcelo Zlotogwiazda


En los clásicos avisos sabatinos y domingueros de los últimos fines de semana que publican las grandes cadenas de electrodomésticos y de supermercados hubo abundante y surtida oferta de productos electrónicos y electrodomésticos importados de China: notebooks marca Lenovo, HP y Dell; diversos modelos de impresoras multifunción HP; lavavajillas marca Peabody, BGH y Candy; lavarropas Samsung y Eslabón de Lujo; televisores, secadores de pelo, estufas halógenas, caloventores, heladeras, smartphones, tostadoras, jugueras y cafeteras de la marca Top House de Coto, hornos eléctricos, hornos de pan, aspiradoras, licuadoras, y reproductor de DVD de la marca Nex de Jumbo; cafetera Dolce; secador de pelo Gama; hornos BGH; monitores Samsung; microcomponentes Stromberg; minicomponente LG; tablets Cx; y consolas de juego X Box 360 y PlayStation 4 FIFA.

Garbarino promociona de la marca Philips pavas eléctricas, mixers, ollas a presión y jugueras. Sobresalieron por el precio las setenta heladeras marca Peabody que Carrefour ofreció a 35.999 pesos.

Es absurdo pretender que un país fabrique de todo. Menos aún productos de alta tecnología. Tan absurdo como que importe de manera indiscriminada bienes de consumo que se fabrican localmente.

De China no solo se está importando electrónica y electrodomésticos de alta y baja tecnología y que en varios casos compiten con oferta doméstica. En el relevamiento de las publicidades de fin de semana se advierte que también se importaron treinta mil frazadas para bebé, doscientos cochecitos para bebé marca Hauck, crickets carritos para levantar hasta dos toneladas, set de veinticuatro piezas de cubiertos, ollas pastarella con dos coladores, lamparitas led, luces de emergencia led, portalámparas colgantes cónicos, lámparas de pie y de escritorio, set de banquetas, zapatillas marca Vans, bibliotecas bodegueras, mochilas escolares, taladros percutor, pulidoras, futones, escritorios de nogal y sillones camas.

Easy ofreció a “precio demoledor” de 1.590 pesos un stock de cinco mil inodoros chinos marca Galio.

No todo lo promocionado era chino. Había heladeras y lavarropas Top House fabricadas en Turquía; heladeras LG de Polonia; impresoras Epson de Filipinas; heladeras Whirlpool brasileñas; paneles de calefacción de Malasia y cinco mil set de dieciséis piezas de vajilla de porcelana de ese mismo origen; estufas halógenas de Tailandia; zapatillas para niños de Indonesia; herméticos para freezer mexicanos; whisky escocés Old Smuggler, y diferentes modelos de cafetera Nespresso de Suiza, Italia y Hungría.

El listado es ilustrativo e impresiona. Pero la verdadera dimensión de la apertura económica que ha habido hasta ahora, y su característica, la dan los datos macroeconómicos agregados.

Según la información que el Indec difundió el lunes pasado, la cantidad de bienes de consumo importados en la primera mitad del año fue un 22,2 por ciento mayor que en igual período de 2015, con el agravante de que la comparación de los meses de junio arroja un alza del 28,6 por ciento. En valor, las importaciones de bienes finales del semestre ascendieron a 3.445 millones de dólares.

La apertura no es generalizada. Está acotada a los artículos de consumo y a los automóviles. Las importaciones totales cayeron en el semestre un 5,8 por ciento, con bajas superiores a ese promedio en bienes intermedios (11,9 por ciento), combustibles y lubricantes (29,8) y piezas y accesorios para bienes de capital (8,7). Es decir que en un marco recesivo que provoca una merma en la importación de insumos para la producción, se verifica un alza en el ingreso de bienes finales que desplaza producción interna y agrava el marco recesivo.

El informe del Indec aporta alguna pauta desagregada sobre la importación de artículos de consumo. Por ejemplo, en el semestre las compras a China de bienes finales subieron un 19 por ciento en comparación con igual período del año pasado, alcanzando 857 millones de dólares. La importación de alimentos y bebidas subió en la primera mitad del año un 10 por ciento hasta llegar a 568 millones de dólares. Está ingresando mucha carne de cerdo desde Brasil y Dinamarca, carne aviar desde Brasil, fruta chilena e israelí, y cerveza de varios países.

Eso sucede en un país con capacidad para alimentar a 400 millones de personas y cuyo presidente sostiene que debe transformarse en un supermercado del mundo.

Un informe elaborado por la Unión Industrial Argentina en base a la información de los primeros cinco meses destaca que a un nivel de desagregación mayor se observa que el volumen importado de vajilla de plástico aumentó un 60 por ciento; el de hilados un 37 por ciento; el de azúcar y productos de confitería un 22 por ciento; la cantidad de prendas de vestir un 25 por ciento; y la de calzado deportivo un 24 por ciento.

El aumento en la importación de marroquinería también está por encima del promedio. Según la Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines, el aumento en cantidades fue del 28 por ciento y en dólares del 46 por ciento.
Para varios sectores, la mayor oferta importada en un contexto de menor demanda interna ejerce un efecto pinzas que resiente la producción y el empleo. En línea blanca se registran despidos y muchas suspensiones en dos de las principales fábricas, Gafa/Electrolux y Bambi. En la cadena textil sucede lo mismo en Alpargatas y TN Platex, entre muchas otras.

Un informe de la fundación Protejer muestra que las empresas que más textiles importaron en el primer semestre fueron la fueguina Australtex, Adidas, Zara, Coteminas y Falabella. Y las que más aumentaron sus compras en el exterior fueron Ullum, Indusnor, Barpla y Zara, en telas; All Saints y Walmart y Zara en prendas; y Carrefour en confecciones para el hogar.

Este panorama, al que se agrega la reciente decisión oficial de flexibilizar las compras por Internet, está generando creciente malestar en ámbitos industriales, particularmente de pymes.

El secretario de Comercio, Miguel Braun, respondió que aspiran a “una industria nacional fuerte y con una integración inteligente con el mundo”. El ministro de Producción, Francisco Cabrera, negó que hubiera una invasión de importaciones y afirmó que “estamos siendo cuidadosos con la administración del comercio”.

No es eso lo que se desprende de los datos.


Revista Veintitrés

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