CHUBUT Regalías que no se recaudaron
Chubut dejó de recaudar U$S 1.000 millones de regalías: con eso haría el Viaducto en Comodoro y pavimentaría la Ruta 40
La desidia de la política y la lógica avaricia empresaria se pagan caros. La falta de una decisión estatal firme para el manejo de los hidrocarburos en Chubut se tradujo en una pérdida cercana a los 1.000 millones de dólares, que la provincia dejó de recaudar en regalías petroleras durante los últimos diez años. Con esos fondos se podrían resolver dos problemas fundamentales que hoy hacen sufrir a los habitantes de Chubut: serían suficientes para la construcción del viaducto que resolvería el colapso del Cerro Chenque en Comodoro Rivadavia -en angustiosa espera desde hace 28 años y medio- y también para repavimentar la totalidad de la Ruta 40 entre Río Mayo y El Bolsón. Además, sobrarían casi 300 millones de dólares para suplir muchísimas otras falencias que el Estado nunca resolvió. Hoy se pagan las consecuencias de una larga década de desmanejos y falta de decisión para gobernar en favor de la población, en la que se despilfarraron cerca de 2.000 millones de dólares.
Chubut tiene problemas estructurales que la política no sabe o no quiere resolver para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Mucho se anuncia o se promete, pero las soluciones están cada vez más ausentes y los discursos se vuelven repetitivos ante la reaparición permanente de las mismas problemáticas irresueltas. De eso se aferran los anti-Estado, que se montan en la ineficiencia de la política para exigir que se dinamite o se demuela todo.
El nuevo desplazamiento del Cerro Chenque volvió a dejar al desnudo la incapacidad de una clase política que por omisión o desidia no puso en marcha en casi 30 años ninguna de las opciones posibles, pero cuando el cerro volvió a deslizarse sobre la Ruta 3 evidenció una crónica falta de soluciones e iniciativas concretas.
Lo mismo sucede con la Ruta 40, que recorre la zona cordillerana y la Comarca Andina Patagónica. Desde hace largos años es un camino de cráteres y banquinas carcomidas por la erosión, un combo casi perfecto para los constantes accidentes viales, muchos de ellos mortales.
De ambas problemáticas -se han elegido solo esas dos para este artículo- se habla cuando los hechos vuelven a ponerse en superficie; luego todo pasa y la mala vida continúa.
Lo mismo sucede con las escuelas públicas que se caen a pedazos, los hospitales en condiciones deplorables, la infraestructura de la Comarca Andina que da pena en cuanto a suministro eléctrico y conectividad, los constantes cortes de agua en verano y también en invierno, o los pequeños pueblos abandonados del interior provincial que subsisten en algo muy parecido al Medioevo.
Podrían enumerarse decenas de situaciones como éstas, inadmisibles en una provincia rica en recursos naturales pero muy pobre en el nivel de su clase dirigente, inepta para el manejo de los fondos públicos. La sociedad tiene un rango de responsabilidad, ya que solo se indigna y reclama cuando el problema afecta individualmente a cada uno de sus integrantes.
Se esfumó una deuda y otro tanto de regalías
Sin ir muy atrás en el tiempo -porque podrían contabilizarse los 414 millones de dólares que Carlos Maestro recibió por las regalías mal liquidadas al momento de acompañar la privatización de YPF en los años '90- Chubut despilfarró cerca de 2.000 millones de dólares.
A esa cantidad de plata esfumada se llega sumando los 1.000 millones de deuda emitida en dólares desde la gestión de Martín Buzzi en 2013 hasta la de Mario Das Neves en dos tramos durante 2016, ya acompañado por Mariano Arcioni como vice.
De esos 1.000 millones de dólares de endeudamiento no quedó casi nada en las obras de infraestructura comprometida, muchas de las cuales no se concretaron o no se terminaron. Obviamente se tienen que seguir pagando religiosamente de manera trimestral hasta el año 2030 gracias a la renegociación que concretó el ministro Oscar Antonena en 2020.
No solamente se esfumaron esos fondos, sino que Chubut dejó de recaudar cerca de 1.000 millones de dólares por regalías petroleras. Esa pérdida de ingresos para la provincia se suscitó por el desmanejo de los tres últimos gobiernos que dejaron todo a la buena de Dios y en manos del mercado al sector petrolero. Jamás intervinieron en favor de las arcas públicas y solamente se preocuparon por garantizarle las ganancias a las poderosas operadoras.
Si bien las regalías están atadas de manera directa a los ritmos de producción y al precio del crudo Escalante, incluyendo sus variaciones en función del precio internacional del petróleo, el Gobierno provincial no intervino en ninguno de los momentos propicios que se fueron suscitando en la última década.
En los momentos de crisis sí operó, pero siempre en favor de las petroleras. Lo hizo para gestionarles ante Nación beneficios impositivos y subsidios, como los que recibieron a través del barril criollo o los instrumentados en tiempos de pandemia.
1.000 millones menos en regalías
En 2012 el precio del barril Escalante promedió los 77 dólares y el año pasado rondó los 76 dólares; y en los primeros siete meses de este 2023 merodea los 71 dólares por barril.
Esos valores permiten altísimos niveles de rentabilidad para las operadoras, muy por encima del promedio y dejando un amplísimo margen de ganancia por encima del costo de producción.
Es un dato que mantienen escondido bajo siete llaves y jamás dan a conocer, ni siquiera al propio Estado provincial que es el dueño del recurso.
Desde enero de 2012 hasta julio de este año el precio promedio del crudo Escalante fue de 62 dólares y en muy pocos los momentos en que la cotización se mostró por debajo de esa banda a lo largo de todo el período.
Salvo en 2015, cuando el Escalante promedió los 57 dólares; en 2016 con 48 dólares; 2017 con 50 dólares; 2019 con 56 dólares y 2020 con 40 dólares por barril; en todos los demás años el precio del crudo estuvo a la par o bastante por encima del promedio de la década.
Calculando las regalías que Chubut debería haber cobrado en diez años en base a un barril promedio de 60 dólares, la diferencia con las que ingresaron efectivamente a las arcas provinciales ronda los 964 millones de dólares.
Vale tener en cuenta que se tomó el promedio del crudo Escalante en 60 dólares, cuando en realidad fue de 62 dólares, y que se utilizó el 14,5% de regalías, cuando en realidad son del 13% más el aporte especial del 3% que debería sumarse de manera extraordinaria.
Desde 2012 y hasta 2022 Chubut recaudó 4.216 millones de dólares en regalías, con el decrecimiento casi constante la producción de petróleo; mientras que el cálculo mencionado -extremadamente conservador- determina que la provincia tranquilamente podría haber percibido 5.200 millones de dólares por regalías si los gobiernos hubiesen intervenido en el sector y marcado las pautas a las operadoras.
La diferencia negativa es de 1.000 millones de dólares no recaudados por la provincia.
Una millonada para obras
Así fue como otros 1.000 millones de dólares se esfumaron de Chubut, junto a los otros 1.000 millones de deuda que aún se deben seguir pagando y no se tradujeron en obras para mejorar la calidad de vida de los chubutenses; salvo en casos excepcionales.
Sin embargo, con 1.000 millones de dólares que no se cobraron por regalías sobre la base de desregulación y la desidia política se podrían solucionar dos de los principales problemas por los que atraviesa hoy la provincia.
Para construir el viaducto que permitiría saltear las dificultades generadas por el Cerro Chenque se necesitaban cerca de 60 o 65 millones de dólares a principios de los años 2000. Suponiendo que esos valores podrían tener un incremento, más allá de que estaban calculados en moneda estadounidense, se puede inferir que hacer viaducto hoy podría costar entre 100 y 130 millones de dólares.
Repavimentar toda la Ruta 40 entre la localidad de Río Mayo al sur y Lago Puelo al norte representaría una inversión cercana a los 600 millones de dólares, ya que el costo promedio del kilómetro de ruta asfaltada es de 1,1 millones de dólares -contemplando los valores promedio de Argentina y los principales países de América Latina- ya que se trata de un tramo de 552 kilómetros hasta El Bolsón.
Es decir que para solucionar los problemas existentes en Comodoro Rivadavia con el Chenque y en la cordillera con la Ruta 40 la provincia necesitaría invertir cerca de 700 millones de dólares.
Si Chubut hubiese cobrado las regalías posibles en base al promedio establecido y ciertas normas regulatorias menores, sin hacer ningún cambio brusco, ni reformular las sustancialmente las reglas del juego, la provincia contaría con los fondos necesarios para concretar esas dos obras mencionadas e inclusive tendría en su poder otros 300 millones de dólares para mejorar escuelas, hospitales, tendidos eléctricos y condiciones de vida en pueblos del interior.
Hay que recordar que con la modificación que sí hizo Bolivia desde 2006 en tiempos de Evo Morales el país del Altiplano pasó a cobrar del 18 al 82% en regalías y sin embargo ninguna operadora se fue del país,
Nada de esos sucedió y no se trataba de encontrar consensos para llevar adelante una revolución social, para expropiar al capitalismo o para instaurar un gobierno del proletariado; cosas que por demás parecer estar más que lejanas en el horizonte de las utopías y pensamientos colectivos actuales.
En Argentina no aconteció porque los gobernantes de turno y la clase dirigente en general no se propusieron cambiar un ápice las realidades que benefician a los más poderosos, que siguen abultando sus ganancias.
La dirigencia se conformó con "lo que hay" y en el mejor de los casos soñó con lo posible dentro los límites establecidos. Por supuesto, los pueblos también son responsables de no demandarle a sus dirigentes que dejen de gobernar solamente para los poderosos, sino que tienen la obligación de incluir a los pueblos y mejorar su calidad vida actual y la futura. Eso parece muy lejano en tiempos de avance de la derecha más recalcitrante.
La vida se escapa como arena entre los dedos, el Chenque se sigue deslizando, los pozos de la Ruta 40 cobrándose vidas, los incendios destruyendo la Comarca Andina Patagónica, las escuelas cayéndose a pedazos y todo lo que se podría solucionar y proyectar se convierte en una espesa bruma que enturbia el futuro por venir. El gobernador electo Ignacio Torres tendrá esta música de fondo al asumir su mandato en diciembre.
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