LOS ORÍGENES DE LA INFLACIÓN EN LA HISTORIA DEL PERONISMO
Apuntes de ANTONIO CAFIERO
"El período 1946-51 fue pródigo en realizaciones y parecía que la prosperidad creada por el gobierno era virtualmente inextinguible. Se vívía una euforia en la que se sobreestimaban los recursos del país se subestimaban los problemas. Esto no permitió ver la situación económica en su real dimensión, en la que factores externos e internos precipitaron una crisis".
Sobre los factores de perturbación que precipitaron la crisis en 1952:
"El Plan Marhall, la pérdida del poder adquisitivo de nuestras divisas, la inconvertibilidad de la libra esterlina y la conferencia internacional de materias primas (que impedía la suba de nuestros precios), entre los factores externos. A ellos se sumaron dos sequías de magnitud no conocida en el país, las que arruinaron dos cosechas completas, las de 1949-50 y 1951-52. Y cuando yo llegé al gabinete, en 1952, me encontré con plan económico que Perón había puesto en vigencia en febrero de ese año, con medidas destinadas a conjurar la crisis. Esta se verificaba a través de un pronunciado déficit en la balanza de pagos y una inflación de caracteres muy agudos, que no iba acompañada de un crecimiento proporcional de la riqueza".
La política económica implementada en 1946 había sido la gran causante de las crisis que hubo que empezar a corregir en 1949 hasta desembocar en el plan económico de 1952.
"Las medidas de emergencia adoptadas se dirigieron fundamentalmente a propiciar una conciencia popular de austeridad en los consumos, fomento del ahorro y aumento de la productividad general. Campeó en su planteo el firme convencimiento de las autoridades de que sin la colaboración del pueblo era inútil esgrimir fórmulas salvadoras. Correspondía a la población asumir la decisión de aceptar los sacrificios que imponía la situación y consolidar con ello la independencia económica y la justicia social consagrada por la acción del justicialismo, o bien, abandonar toda aspiración de desarrollo progresista y retroceder a los tiempos de la colonia económica".
Entre esas medidas de emergencia figuraban, por ejemplo, la restricción de la faena de animales que no habían llegado a su madurez: el destino de una matanza semanal a las cámasras frigoríficas para exportación, y la prohibición del consumo de carne en hoteles y restaurantes en esos mismos días. Para compensar el fracaso de la cosecha de trigo, fue sustituída la importación necesaria con una mezcla de mijo y centeno, que hizo desaparecer de la mesa familiar el clásico pan blanco.
Referencia: "Historia del Peronismo: La obsecuencia (1952-1955)" autor: Hugo Gambini.
"El período 1946-51 fue pródigo en realizaciones y parecía que la prosperidad creada por el gobierno era virtualmente inextinguible. Se vívía una euforia en la que se sobreestimaban los recursos del país se subestimaban los problemas. Esto no permitió ver la situación económica en su real dimensión, en la que factores externos e internos precipitaron una crisis".
Sobre los factores de perturbación que precipitaron la crisis en 1952:
"El Plan Marhall, la pérdida del poder adquisitivo de nuestras divisas, la inconvertibilidad de la libra esterlina y la conferencia internacional de materias primas (que impedía la suba de nuestros precios), entre los factores externos. A ellos se sumaron dos sequías de magnitud no conocida en el país, las que arruinaron dos cosechas completas, las de 1949-50 y 1951-52. Y cuando yo llegé al gabinete, en 1952, me encontré con plan económico que Perón había puesto en vigencia en febrero de ese año, con medidas destinadas a conjurar la crisis. Esta se verificaba a través de un pronunciado déficit en la balanza de pagos y una inflación de caracteres muy agudos, que no iba acompañada de un crecimiento proporcional de la riqueza".
La política económica implementada en 1946 había sido la gran causante de las crisis que hubo que empezar a corregir en 1949 hasta desembocar en el plan económico de 1952.
"Las medidas de emergencia adoptadas se dirigieron fundamentalmente a propiciar una conciencia popular de austeridad en los consumos, fomento del ahorro y aumento de la productividad general. Campeó en su planteo el firme convencimiento de las autoridades de que sin la colaboración del pueblo era inútil esgrimir fórmulas salvadoras. Correspondía a la población asumir la decisión de aceptar los sacrificios que imponía la situación y consolidar con ello la independencia económica y la justicia social consagrada por la acción del justicialismo, o bien, abandonar toda aspiración de desarrollo progresista y retroceder a los tiempos de la colonia económica".
Entre esas medidas de emergencia figuraban, por ejemplo, la restricción de la faena de animales que no habían llegado a su madurez: el destino de una matanza semanal a las cámasras frigoríficas para exportación, y la prohibición del consumo de carne en hoteles y restaurantes en esos mismos días. Para compensar el fracaso de la cosecha de trigo, fue sustituída la importación necesaria con una mezcla de mijo y centeno, que hizo desaparecer de la mesa familiar el clásico pan blanco.
Referencia: "Historia del Peronismo: La obsecuencia (1952-1955)" autor: Hugo Gambini.
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