La Soja no revertirá el drenaje de reservas
Para ir avisándole a Cristina
En medio de una fuerte pérdida de reservas en el Banco Central y especulaciones con nuevas medidas económicas cuando Cristina Fernández regrese a la gestión, el último informe de la consultora Economía & Regiones, advierte que “la actual pérdida de dinamismo del sector exportador es una luz de alarma tanto para el balance cambiario como para el nivel de actividad” donde “las importaciones del sector energético representan una verdadera aspiradora de divisas”. Por último, E&R alerta que “en términos macroeconómicos, las exportaciones de soja motorizan a todo el sector comercial externo y financian los déficits de la industria y del sector energético. Sin embargo, nuestro país estaría enfrentando un contexto de pérdida estructural de reservas en el que las exportaciones de soja ya no alcanzan para revertir este drenaje de capitales”.El último informe de la consultora Economía & Regiones se conoce en momentos en que circulan varias hipótesis sobre medidas económicas que tomaría el Gobierno nacional para frenar el drenaje de divisas del Banco Central; desde un desdoblamiento cambiario hasta una fuerte devaluación. En ese contexto, E&R advierte sobre el panorama de la economía 2013 y avizora algo de lo que vendrá en 2014 de no haber modificaciones en la política económica. El dato más desalentador para el Gobierno, que insiste en apuntar al campo por la liquidación de divisas de las exportaciones, es que la Soja ya no ayudará a compensar el déficit energético y turístico el año que viene.
Para E&R la economía argentina atraviesa
una pérdida estructural de reservas internacionales que se viene
profundizando desde el 2011 (inclusive). Puntualmente, este año ya se
perdieron 9.000 millones de dólares de reservas y el stock ya es menor a
US$34.000 millones.
El cepo cambiario logró revertir
la formación de activos externos y frenar el giro de utilidades de las
empresas al exterior. Sin embargo, no pudo frenar y revertir la pérdida
de reservas.
La aceleración del ritmo al cual el BCRA pierde reservas es principalmente consecuencia de la aparición
de déficit de cuenta corriente por primera vez en diez años y, en menor
medida, por el resultado estructuralmente deficitario de la cuenta de
capital.
Sin acceso a los mercados de capitales,
con pocos préstamos de los organismos internacionales de crédito,
recibiendo poca IED y cancelando deuda, es lógico que exista una salida
neta estructural de dólares por la cuenta de capital.
Por su parte, la cuenta corriente vuelve a
ser deficitaria porque el superávit comercial, que se mantiene
artificialmente con trabas a las importaciones, no alcanza a compensar
la salida neta de dólares por la cuenta servicios (básicamente por el
turismo). Además, el superávit comercial tiene un “techo” bajo porque
las exportaciones pierden dinamismo. La incertidumbre que generan el cepo y la aceleración devaluatoria incentivan retener y no liquidar exportaciones.
Paralelamente, la cuenta servicios de la
cuenta corriente es cada vez más negativa por el incremento de la compra
con tarjeta en el exterior y por el aumento del turismo emisivo. De
hecho, este año la cuenta servicios podría ser negativa en 9.046
millones de dólares; un aumento de USD5.236 millones con respecto a
2012.
De ese aumento del déficit (+US$3.906
millones), el 74.5% (US$3.906 millones) se debe al incremento de la
salida de dólares y 25.5% (US$1.333 millones) por menor entrada de
dólares. De las mayores salidas, el 90.5% (USS3.534 millones) es
explicado por Turismo, Viajes y Pasajes.
En pocas palabras, el superávit comercial es la única fuente genuina de dólares que le queda a nuestra economía; además de ser uno de los motores del nivel de actividad.
En este marco, la actual pérdida
de dinamismo del sector exportador es una luz de alarma tanto para el
balance cambiario como para el nivel de actividad, ya que
presiona sobre las trabas a las importaciones, afectando negativamente
el suministro de insumos y bienes intermedios importados esenciales para
el sector manufacturero doméstico.
En los primeros 9 meses de 2013 la
pérdida de dinamismo del sector exportador asciende a 35% con respecto
al mismo período de 2012, ya que el superávit comercial
acumulado alcanza a US$7.100 millones. Si consideramos los últimos 12
meses, el superávit comercial asciende tan sólo a US$ 8.900 millones,
ubicándolo muy por debajo de los US$ 10.560 millones proyectados en el
Presupuesto 2014 para este año.
Más en detalle, las exportaciones tuvieron
un muy mal primer trimestre y luego se recuperaron hasta alcanzar los
US$ 63.500 millones en los primeros 9 meses de 2013, con un aumento
implícito del 2.7% en el período bajo estudio. Durante el primer cuarto
el año, la incertidumbre que forjó la aceleración de la cotización del
dólar blue hizo que los productores posterguen sus decisiones de ventas
al exterior. Durante el segundo trimestre, la dinámica de las
exportaciones se recompuso. Sin embargo, hacia el final del tercer
trimestre, la aceleración de la pauta devaluatoria oficial, a un ritmo
constante superior al 30% anualizado, incentivó -nuevamente- a que los
productores decidan retener nuevamente parte de la producción.
A modo de ejemplo, históricamente
en los 9 meses transcurridos entre enero y septiembre se suele vender el
90% de de la cosecha de soja a la industria y a los exportadores;
mientras que este año sólo se ha comercializado un 72% de la misma.
A su vez, se destaca el fuerte desplome de las exportaciones de
combustibles y energía que acumulan una merma mayor al 21% anual en los
nueves meses transcurridos.
Las importaciones, por su parte,
presentaron un aumento anual en torno al 11%, acumulando unos US$ 56.300
millones aproximadamente en los nueve meses del año. Juega a favor del
rebote de las importaciones la recuperación del nivel de actividad en
general y de la IBIF en particular, que tracciona la compra externa de
bienes de capital, de piezas de bienes de capital, de insumos
intermedios para la producción y sobre todo de energía (gas).
Paralelamente, la demanda de autos importados continuó creciendo aceleradamente.
La brecha existente entre el tipo de cambio oficial y paralelo,
incentiva la compra de vehículos importados de lujo, a lo que se agrega
un adelantamiento de consumos de autos de gama media y baja, que surge
de la aceleración de la pauta devaluatoria, del aumento de las
facilidades crediticias (de los bancos y automotrices) y de la búsqueda de un refugio frente a la inflación. En ese sentido, dado
que el comercio exterior de autos se basa en acuerdos entre firmas,
estas partidas resultan difíciles de ajustar (a la baja) por medio de
trabas a las importaciones; que sí se aplican a otros rubros.
El análisis “micro” de la balanza
comercial por sectores de actividad pone de manifiesto que los
superávits de algunas actividades financian los déficits crecientes y
difíciles de ajustar de las otras:
Contemplando los datos anualizados hasta
septiembre inclusive, en 2013, el resultado de la balanza comercial
primaria resultó superavitario en US$ 41.600 millones y alcanzó a
financiar -con creces- el déficit del sector industrial y energético que
totalizaron unos US$ 26.900 millones y US$ 5.700 millones
respectivamente.
Concretamente, el superávit comercial del
sector primario se sustenta por el avance de los precios de nuestras
exportaciones de commodities en general y de soja en particular junto
con el repunte de la cosecha (luego de la sequía del año pasado). Para
este año, el complejo exportador sojero -compuesto por las exportaciones
de poroto, de harina y de aceite-, alcanzaría unos US$ 15.000
aproximadamente hasta septiembre y unos US$ 21.000 millones
aproximadamente para todo el año; lo que representaría un 25% de
nuestras ventas al exterior y casi la mitad de las exportaciones
primarias.
Por último, luego de varios años de deterioro, según los registros de INDEC el déficit energético
alcanzó un récord de US$ 5.780 millones en los últimos doce meses. En
este sentido, mientras que las exportaciones energéticas se reducen un
16% aproximadamente, las importaciones del sector representan una verdadera aspiradora de divisas,
que en el 2012 habrían alcanzado unos US$ 9.500 millones
aproximadamente y que en los últimos doce meses (hasta septiembre
inclusive) habrían superado ya los US$ 11.200 millones.
Este creciente deterioro del saldo
energético no sólo complica al resultado comercial total, sino que
también compromete el frente fiscal, acrecentando el déficit del Tesoro
Nacional, que se hace cargo de los costos más elevados de la energía
importada (a través de los subsidios energéticos).
En pocas palabras, en términos
macroeconómicos, las exportaciones de soja motorizan a todo el sector
comercial externo y financian los déficits de la industria y del sector
energético. Sin embargo, nuestro país
estaría enfrentando un contexto de pérdida estructural de reservas en el
que las exportaciones de soja ya no alcanzan para revertir este drenaje
de capitales: las exportaciones se desaceleran por el
incremento del ritmo devaluatorio y de la brecha cambiaria entre
cotizaciones, que incentiva a los productores a postergar sus ventas;
las exportaciones de energía también se amesetan por problemas de
producción; las importaciones de energía y capital aumentan traccionadas
por el nivel de actividad y resultan muy difíciles de ajustar a la
baja; las importaciones de autos crecen por la inflación, las
facilidades de crédito y el aumento del dólar blue; la cuenta servicios
del balance de pagos se torna muy deficitaria por el turismo emisivo; la
IED se reduce paulatinamente por que las empresas no pueden demandar
dólares para girar a sus casas matrices, y el Gobierno se mantiene
alejado de los mercados internacionales de crédito.
La restricción externa se hace cada vez más presente, las
exportaciones no se incrementarán significativamente en 2014 y la
paulatina quita de estímulos monetarios de EEUU también jugará en contra
para la escasez de divisas que comienza a padecer nuestro sistema
económico.
Fuente: Urgente 24
Comentarios