INTELIGENCIA ARTIFICIAL Anabólico de las Big Tech en Nasdaq

 

DESARROLLOS

Inteligencia artificial, anabólico de las Big Tech en Nasdaq

Hay que impedir que las tasas de interés ascendentes compliquen más las cotizaciones de las Big Tech. No hay otra pandemia a la vista. La IA es una posibilidad.


BigTech necesitan un anabólico para mantener sus cotizaciones.

Las Big Tech comenzaron a invertir hace tiempo en la Inteligencia Artificial (IA aunque en inglés es AI). Los disparadores fueron sucesivos y variados: desde la iniciativa por un automóvil sin conductor hasta el conocimiento de la identidad y preferencias del usuario para mejorar la oferta de productos y servicios, pasando por los proyectos secretos para el Pentágono. En concreto, la ciencia abstracta ha devenido en ciencia concreta, con uso comercial posible. Al menos permite intentar atraer a los inversionistas para que conserven sus acciones en las Big Tech, quizás mejorar la cotización accionaria en tiempos de problemas en los mercados de capitales (ya sea Nasdaq o NYSE), o tal vez atraer nuevo público en un nuevo peldaño de la Gran Carreta Digital. En cualquier caso, todos muestran sus innovaciones que, también es cierto, están en pañales respecto de las ambiciones de los activistas de la IA. También abundan los interrogantes. Veamos aquí algunos tópicos a tener en cuenta.

Inteligencia Artificial, oasis en el desierto de las Big Tech.


La carrera de las Big Tech

En los últimos días, Amazon y Meta se sumaron a las "Big Tech" que están desarrollando sus propios chatbots con modelos de lenguaje, similares al revolucionario Chat GPT. En un momento de despidos masivos y resultados financieros por debajo de las expectativas, ¿la Inteligencia Artificial será la salvadora de los gigantes tecnológicos?

Hace unas ocho décadas, el británico Alan Turing se preguntaba si una máquina sería capaz de pensar. Por entonces, el desarrollo de las computadoras, ya capaces de hacer cálculos o resolver enigmas, pasaba del ámbito bélico al académico, y la tecnología fue aprendiendo a hacer cada vez más tareas propias del cerebro humano.

Algunas décadas después, a finales del milenio, sucedió un hecho que volvería a cambiar el rumbo del desarrollo de la Inteligencia Artificial (o IA): en 1997, una computadora le ganó una partida de ajedrez al campeón mundial, Gari Kasparov. Se encendieron las alarmas en Silicon Valley y la IA salió de la academia para comenzar a desarrollarse con una velocidad sin precedentes, a manos de los gigantes tecnológicos.

En los últimos 10 años, los usuarios -ahora con computadoras en sus hogares y teléfonos inteligentes en sus bolsillos- comenzamos a estar rodeados de IA, aunque muchos no se dieran cuenta: aparecieron l os asistentes de voz de Apple y de Google (los ya históricos Siri y Google Now), los asistentes de navegador, las publicidades online, los algoritmos de las redes sociales, los sitios de ecommerce, las plataformas de streaming y sus sugerencias "para vos", los predictores de texto que completan nuestras palabras antes de que lleguemos a escribirlas. Más recientemente, la IA estuvo presente incluso en el desarrollo de la vacuna del Covid-19.

Ese desarrollo cada vez más acelerado, sumado a la creciente adopción de la nube, que permite al mundo almacenar y compartir información (el alimento de la Inteligencia Artificial) en volúmenes y a una velocidad antes impensadas, dio lugar a un nuevo hito: herramientas capaces de crear artículos, poemas, ilustraciones, música, tareas creativas que muchos creían que una máquina jamás podría hacer.

Alan Turing, un ícono -maltratado en su tiempo, aunque no quieran recordarlo-.


La aparición del Chat GPT, de la organización Open AI, será recordada en la historia de la tecnología. La herramienta logra con mucho éxito establecer una conversación "humana", recordarla, relacionar datos de millones de fuentes y crear nueva información a partir de las preguntas que recibe, en cuestión de segundos. La IA dejó de ser parte de nuestra vida sin que nos diéramos cuenta, y es aceptada con gran entusiasmo por usuarios que se divierten chateando o la apro vechan para buscar información o complementar trabajos creativos.

La batalla entre las Big Tech ahora está marcada por la urgencia de no quedarse atrás de este chatbot que está conquistando muchos corazones. A pocas semanas de la revolución causada por esta tecnología, casi todos los gigantes tecnológicos anunciaron que están trabajando en soluciones semejantes.

Microsoft invirtió en el chat de Open AI y está trabajando en integrarlo a su buscador Bing. Google anunció "Bard", con tanta urgencia que hasta se les pasó por alto un error en la información que aparecía en en video promocional, generando polémica y caída de acciones de la compañía. En las últimas semanas, Amazon y Meta (matriz de Facebook) también comunicaron que están trabajando en sus propios modelos de lenguaje inteligentes.

Y la presión no es menor, porque tras unos años de crecimiento vertiginoso en el sector, impulsado en parte por la necesidad de digitalización que provo có la pandemia, las Big Tech enfrentan un momento complejo. Entre finales del año pasado e inicios de este 2023, la compañía liderada por Mark Zuckerberg despidió a 11.000 trabajadores, Microsoft dijo adiós a unos 10.000, Google desvinculó de la compañía a 12.000 personas y Amazon alcanzó el número de 18.000 despidos. Esta tendencia alcanza a más de 1.000 compañías en todo el mundo y se habla de unos 150.000 puestos de trabajo perdidos a nivel global.

En paralelo, los resultados financieros del último trimestre de 2022 de los gigantes tecnológicos muestran que las ganancias ya no son las mismas que las de pocos años atrás. Microsoft registró su crecimiento de ingresos más bajo desde 2016, apenas un 2%, Google se estancó, con un crecimiento del 1%, Meta registró una caída del 4% en su facturación y del 55% en sus beneficios, y las ganancias de Amazon sufrieron un fuerte descenso del 98%.

Holograma + Inteligencia Artificial ¿Es el futuro?


Estas cuatro tecnológicas tienen puntos en común: todas ellas argumentan que buscan una mejor eficiencia en sus operaciones, y también todas ellas están corriendo la carrera de la Inteligencia Artificial, una tecnología que no solo es revolucionaria sino también costosa. En una entrevista a Reuters, el presidente de Alphabet (matriz de Google), dijo que tener una conversación con un motor como ChatGPT cuesta 10 veces más que una búsqueda estándar en Internet.

Y ahora la gran pregunta es: ¿cómo lo monetizamos? Modelos de suscripción (como el que ya sacó Open AI, por el cual se pueden pagar 20 dólares mensuales para tener prioridad de respuesta y que el chat funcione más rápido) y la clásica publicidad, que caracteriza a muchas soluciones de estas compañías (como el buscador de Google), parecen ser dos opciones viables, pero de implementación compleja.

Para colmo, los modelos de lenguaje que utilizan información disponible en Internet podrían enfrentar demandas que sumen una interesante moneda a los costos de implementación. Medios como el Wall Street Journal y CNN ya están manifestando que, si el chat utiliza su información como insumo para ofrecer respuestas, deberían reconocer su propiedad intelectual.

Habrá que ver si, en esta carrera por el negocio de la Inteligencia Artificial, las Big Tech logran un 2023 que supere el desempeño del 2022 o si, por el contrario, enfrentarán dificultades para recuperar las millonarias inversiones, en un momento en el que persiguen operaciones eficientes y los inversores esperan buenas noticias. Todo dependerá de quien resulte vencedor.

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