EN LA REGIÓN, ARGENTINA ES EL ÚNICO PAÍS QUE PIERDE RESERVAS.
Los datos publicados por el BCRA muestran una marcada caída de las reservas internacionales durante el primer trimestre del año. Las estadísticas hasta el 19 de de abril tampoco son alentadoras y ponen de manifiesto que las reservas se redujeron un 8% en lo que va del año; pasando de US$ 43.290 millones el 31 de diciembre a US$ 39.800 millones el 19 de abril.
Como remarcamos en el punto anterior, la caída de las reservas es uno de los factores que presiona sobre el tipo de cambio de cobertura y se traslada a la cotización del dólar blue.
Gran parte de esta caída de reservas se explica porque el superávit comercial se reduce y el Central compra menos divisas provenientes del saldo comercial. Estas menores compras no alcanzan a compensar las reservas que se pierden por giros al Tesoro y pagos a Organismos Internacionales.
En otras palabras, a medida que el resultado comercial se achica y las necesidades de dólares del Gobierno Nacional se incrementan, se reduce el grifo de dólares que alimenta al stock de reservas.
La balanza comercial
En efecto, el superávit comercial del primer trimestre del año asciende a US$ 1.300 millones, lo que implica menos de la mitad del resultado del mismo período del año anterior (US$ 2.970 millones). A su vez, en el acumulado 12 meses, la balanza comercial presenta una resultado positivo en torno a los US$ 11.000 millones con una merma superior al 4% anual respecto del mismo período del año anterior.
La caída del superávit comercial se explica por una reducción de las exportaciones y un avance de las importaciones. En concreto, durante el primer trimestre del año, las ventas al exterior muestran una caída del 5% y las compras un aumento similar; haciendo que el superávit caiga un 56%.
La reducción del total exportado surge de una significativa caída de los combustibles (-30%) por la reducción de la producción del sector; y en menor medida, de una contracción de las manufacturas de origen primario (-10.5%), como consecuencia -principalmente- de una merma en la demanda china de aceites y harinas.
En lo que respecta específicamente al complejo sojero, los datos publicados por INdEC muestran una contracción del 19% de las exportaciones (-592 millones); como consecuencia de una caía de las ventas de poroto de soja, de la harina, del aceite y del biodiesel del 86%, 0.3%, 35% y 47% respectivamente.
En todos los casos se trata de menores cantidades exportadas; menos para el caso del aceite de soja en el que caen tanto los precios como las cantidades.
Contrariamente, el precio promedio del primer trimestre del poroto y de la harina muestran un incremento interanual del 14% y del 25% respectivamente.
Lo que ocurre es que el contexto de incertidumbre provocado por el aumento de la brecha entre la cotización del blue y el oficial, induce a los exportadores a acopiar sus productos y postergar sus ventas al exterior, esperando una devaluación del dólar oficial que reduzca la brecha cambiaria.
A su vez, la dinámica de las importaciones también indujo al BCRA a vender más divisas.
Concretamente, las compras al exterior se incrementaron un 5% en el primer trimestre respecto del mismo período del año anterior. Este aumento estuvo impulsado por un avance de los combustibles (57%), de las piezas y accesorios para bienes de capital (8%) y de los bienes de consumo (11%). Contrariamente, los bienes de capital los insumos intermedios y los vehículos presentan caídas del 7%, del 3.2% y del 4% respectivamente.
El resultado comercial del primer trimestre complica aún más el problema cambiario, porquereduce la capacidad de acumular reservas internacionales que tiene el Central. Asimismo, esperamos que las exportaciones en general y las ventas de soja en particular se recompongan, haciendo que superávit comercial se ubique en torno a los US$ 11.200 millones para el año, con unas exportaciones del complejo sojero en torno a los US$ 23.500 millones.
De todos modos, la acumulación de reservas, por medio del resultado comercial en general y de las exportaciones de soja en particular, no alcanza para solucionar el avance del dólar blue y de la brecha cambiaria; porque el Tesoro usa las reservas del Central para financiarse (y pagar su deuda en dólares) y porque se siguen emitiendo pesos para costear la política fiscal del Gobierno Nacional.
Las reservas
Desde mediados de 2011, Argentina es el país de la región que más se diferencia en forma negativa, como consecuencia de sus políticas económicas inconsistentes. La distancia entre Argentina por un lado y Brasil, Chile, Uruguay y Perú se agranda día a día.
Aún utilizando las cuestionadas cifras oficiales de Argentina se puede observar que nuestro crecimiento económico se desaceleró tanto en términos absolutos como en términos relativos.
La tasa de crecimiento económico de Argentina fue la que más se desaceleró de toda la región (7 p.p. o sea puntos porcentuales), pasando de 8,9% a 1,9% según las cifras oficiales. Otros países más dependientes del clima externo como Brasil (volatilidad del flujo de capitales) y Chile (volatilidad del precio del cobre) perdieron menos puntos de crecimiento que Argentina.
Lo que ocurre es que el cepo y el desdoblamiento cambiario son los principales artífices de nuestro enfriamiento económico. No se nos vino el mundo encima, sino que nuestras políticas domésticas nos aplastaron.
Por el lado monetario, Argentina también es el país con el peor comportamiento. En nuestro país, los medios de pago (agregados monetarios) tienen un crecimiento record se encuentran totalmente disociada del nivel de actividad domestico. En Argentina M1 crece 35% y su PBI real 1.9%.
Es más, en Argentina los medios de pago (billetes en circulación y saldos en cuenta corriente) se encuentran disociados del PBI medido en moneda corriente debido probablemente a una subestimación en los precios implícitos del producto del INdEC. Esta disociación entre medios de pago y PBI nominal es captada por un coeficiente de correlación lineal, que en Argentina muestra el nivel más bajo en toda la región.
Justamente, en un contexto de inflación elevada como el que presenta Argentina, la demanda de moneda domestica disminuye porque el costo de oportunidad de mantener pesos en el bolsillo es mucho mayor que en los otros países de la región, en los cuales la inflación es más baja.
De hecho, la suba del dólar paralelo es el mejor reflejo de la debilidad de la demanda de pesos en Argentina. En nuestro país sólo hay demanda transaccional de pesos, ya que no hay demanda de pesos para reserva de valor. Esto no sucede en Brasil; Chile y Uruguay donde se demanda moneda doméstica por motivo ahorro.
Paralelamente, el BCRA es el único banco central de la región que perdió reservas internacionales. A diferencia de otros países de la región que acumulan reservas, Argentina registra una pérdida persistente de reservas en los últimos 2 años, lo que implicó pasar de US$ 51.300 millones a US$ 40.400 millones.
En los últimos dos años Argentina perdió un 21% de sus reservas, mientras que Uruguay, Perú, Chile y Brasil acumularon reservas un 74%, 47%, 27% y 19% respectivamente.
El principal factor explicativo de esta divergencia en términos de acumulación de reservas se debe a la política oficial mal denominada de “desendeudamiento” que aplica el gobierno nacional de Argentina. El Sector Público Nacional entrega al BCRA letras de deuda intransferibles a cambio de divisas del Central que son luego utilizadas para el pago de deuda pública. Esto último, deteriora el activo del central ya que se le entregan dólares a cambio de una promesa de pago.
Es más, desde el punto de vista del sector público no hay desendeudamiento, sino sólo una operación que implica un cambio de acreedor (y no un desendeudamiento genuino). En otras palabras se sustituyen tenedores de deuda privados, por el BCRA.
A excepción de Brasil en donde el gobierno de Dilma Rousseff (con escaso éxito) hace esfuerzos para depreciar el Real contra la divisa norteamericana, Argentina es el único país de la región en el cual su moneda se deprecia fuertemente contra el dólar de USA.
En este sentido, en Argentina el poder adquisitivo del dólar aumentó un 26% en el mercado oficial cambiario oficial en los últimos 13 meses.
Paralelamente, dicho incremento ascendió al 96% en el mercado negro.
Por el contrario, en Chile, Uruguay y Perú las monedas domésticas ganaron entre un 2% y 7% de poder adquisitivo frente al dólar en el mismo período.
Esta diferencia de comportamiento cambiario entre Argentina y los restantes países de la región muestra que mientras en nuestro país “faltan” dólares a nuestros países vecinos les sobran.
Mientras nosotros aplicamos barreras para que los dólares no se fuguen, los países de la región estudian medidas para contener el ingreso y evitar la apreciación cambiaria. Todo este comportamiento diferencial que presenta Argentina con respecto a la región indica que nuestras políticas domésticas son inconsistentes e inadecuadas.
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