Dólar a 3,42 reales y 3 obstáculos entre Brasil y la Argentina


La divulgación de los datos sobre las cuentas públicas del gobierno, que mostraron que entre enero y junio Brasil tuvo el peor superávit primario desde 2011, hizo que el dólar comercial cerrara en alza frente al real, y en niveles similares a los de hace 12 años. La moneda estadounidense aumentó 1,63% y cerró la sesión cotizada a 3,425 reales para la venta, cotización más alta desde el 20 de marzo de 2003, cuando cerró a 3,47 reales. Durante julio el dólar se valorizó 10,1% y en el año ya sube 28,6% contra el real. La situación impacta en la Argentina.

n los últimos 12 meses, el Real acumuló una devaluación de 48.7%. Esta depreciación estuvo alimentada por la fuga de capitales, que se aceleró al reducirse las previsiones de crecimiento económico, la perspectiva de que Estados Unidos elevará las tasas de interés este año y la advertencia de las calificadoras de riesgo de que Brasil se aproxima a perder el estatus de “grado de inversión”.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Economía & Regiones). Las políticas cambiarias de Argentina y Brasil son asimétricas en estos momentos. Por un lado, Argentina mantiene una política de minidevaluaciones constantes que se sostienen en el tiempo, a la mitad del ritmo que crecen los precios. Del otro lado, Brasil permite que su tipo de cambio se devalúe con más ímpetu, sin un patrón pre establecido.
 
En este marco, el valor del real brasilero volvió a dispararse en los últimos días, apreciando el tipo de cambio bilateral argentino y agregando presión a la estrategia oficial de anclar la inflación utilizando el tipo de cambio.
 
Ahora bien, el actual proceso de encarecimiento de Argentina contra Brasil es más complejo que el de los últimos años de la Convertibilidad. En 1999/2000 Argentina se encarecía en términos relativos, sólo porque Brasil se abarataba en dólares; o sea sólo porque Brasil devaluaba. En aquel momento, Argentina no se encarecía en dólares.
 
En cambio, actualmente Argentina se encarece con respecto a Brasil, porque nuestro principal socio comercial devalúa y a la vez que nosotros nos encarecemos en dólares. Es decir, se trata de dos fenómenos separados, pero que se potencian y forman un cóctel más negativo.
 
Por su parte, Brasil continúa devaluando su moneda frente al dólar desde hace 5 años. Su tipo de cambio nominal alcanzó un nuevo record, llegando a 3,425 unidades por dólar; el mayor valor en más de 12 años (más precisamente desde marzo de 2003). 
 
En los últimos 12 meses, el Real acumuló una devaluación de 48.7%. Esta depreciación estuvo alimentada por la fuga de capitales, que se aceleró al reducirse las previsiones de crecimiento económico, la perspectiva de que Estados Unidos elevará las tasas de interés este año y la advertencia de las calificadoras de riesgo de que Brasil se aproxima a perder el estatus de “grado de inversión”.
 
Al mismo tiempo que Brasil se abarata en dólares, Argentina se encarece en términos de la moneda norteamericana.
 
En los últimos 5 años el tipo de cambio real de Brasil contra el dólar se abarató 75%, pasando de 0.45 (enero 2011) a 0.79 (julio 2015). Paralelamente, el tipo de cambio real de Argentina se encareció 19.4% en dólares, pasando de 1.24 (enero’11) a 1.00 (julio’15).
 
Este abaratamiento y (encarecimiento) en dólares de Brasil (Argentina), complica la competitividad de nuestros (ya castigados) sectores exportadores que comercian con Brasil, a la vez que le quita protección a la industria local. Una medida de esta pérdida de competitividad es el tipo de cambio real bilateral Argentina-Brasil que se apreció un 50% desde el 2011 a la actualidad (desde 2.55 a 1.29).
 
Teniendo en cuenta que Brasil comenzó a devaluar en 2011, la anterior pregunta se puede contestar haciendo un ejercicio en el que Argentina devalúa más de lo que efectivamente se observó, de manera de que su tipo de cambio real contra el dólar se mantenga constante durante el período 2011 / 2015. Es decir, en este ejercicio Argentina no se abarata, ni se encarece en dólares durante todo el período 2011/2015.
 
Luego, se observa que el tipo de cambio real bilateral Argentina vs Brasil sería actualmente 1.56, en lugar del efectivamente observado de 1.28 a julio 2015. Dicho de otro modo, entre 2011 y julio 2015, la apreciación del tipo de cambio real bilateral efectivamente observada es 49.8% (1.28/2.55), mientras que en el ejercicio es de 38.8%. 
 
En otras palabras, la pérdida de competitividad precio por tipo de cambio de Argentina frente a Brasil se debe en un 22% (1-38.8%/49.8%) al encarecimiento de Argentina en dólares y un 78% al abaratamiento de Brasil en dólares durante 2011/2015.
 
Pero no todo el comercio bilateral depende del tipo de cambio, el resultado del comercio también obedece al diferencial del nivel de actividad entre ambos países. El país con mejor nivel de actividad interno tiende a tener déficit comercial con su socio comercial. En palabras sencillas, un nivel de actividad pobre en Brasil implica menos demanda de productos argentinos y “menos ingresos” para nuestro país en materia de comercio bilateral. El nivel de actividad de Brasil retrocedió un 2.7% anual en los primeros cinco meses de 2015 y acumuló una merma de 1% en el último año.
 
En síntesis, en la actualidad el comercio bilateral de Argentina con respecto a Brasil está siendo negativamente afectado por 3 fenómenos simultáneos: 
 
i) Brasil se abarata en Dólares; 
 
ii) el nivel de actividad de Brasil se contrae y 
 
iii) Argentina se encarece en dólares.
 
Y Brasil es el principal socio comercial de nuestro país. El 20% de las exportaciones argentinas se dirigen hacia el socio mayor del Mercosur. Tal es así, que en el primer semestre del año, las exportaciones a Brasil se redujeron un 23% interanual, totalizando sólo usd 5.757 millones, de las cuales 7 de cada 10 dólares son manufacturas de origen industrial. 
 
Es decir, el rubro más castigado fue “manufacturas industriales” (-27% año/año), en donde se destaca la caída de las exportaciones de la industria automotriz (-31% a/a).
 
Por ende, dado que Brasil es el principal comprador externo de la industria argentina, no es casualidad que este rubro (MOI) sea el más perjudicado del frente exportador. En este escenario, la caída de las ventas de manufacturas industriales impacta muy negativamente a los valores totales de exportaciones argentinas de MOI, que acumulan una caída del 18% interanual en el primer semestre.
 
Además, como si todo lo anterior fuera “poco”, el sector manufacturero exportador viene cayendo como consecuencia de la floja performance del sector automotriz que se ve negativamente afectada por las trabas a importar (inputs), que potencia los efectos negativos de la recesión y devaluación en Brasil.
 
Peor aún, la industria automotriz arrastra a la baja a muchos sectores exportadores vinculados, como la metalúrgica y metal-mecánica. Los costos elevados (entre ellos los laborales), la elevada presión tributaria y el uso del tipo de cambio como ancla de precios hacen que muchos sectores se tornen inviables o dependan cada vez más de las políticas proteccionistas.
 
A su vez, el impacto negativo del comercio bilateral con Brasil sobre las exportaciones totales y sobre el saldo comercial argentino no puede ser compensado por el complejo sojero. Con la caída del precio internacional de la soja, el complejo sojero ya no alcanza para apuntalar el comercio exterior. En 2015 se proyecta que el valor exportado vinculado con la soja se contraerá un 13.5% respecto al año anterior y sumará US$ 16.570 millones, debido a que el precio internacional de la oleaginosa y sus derivados (harina y aceite) cayó en promedio un 22% interanual.
 
La esperada caída en el valor exportable (-13.5%), podría agravarse si el productor decide retener soja y postergar su venta, dado el bajo precio doméstico y las expectativas de devaluación. Hasta el 22 de julio de 2015, la liquidación de divisas por exportación del cluster sojero sumó US$ 11.000 millones aproximadamente (según CIARA-CEC), exhibiendo una merma del 15.5% con respecto al mismo periodo del año anterior; lo que deja entrever que los sojeros ya estarían reteniendo una parte de su cosecha.

Fuente: URGENTE 24

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