IARAF Stock y composición de la deuda del Sector Público Nacional no financiero. Servicios comprometidos a futuro. 26 de agosto de 2015 12:03 Comentar este artículo inShare Claves - En las últimas dos décadas, la deuda pública argentina ha tenido profundos cambios, que merecen ser analizados en detalle a los fines de comprender su verdadera dimensión actual y plantear los desafíos futuros a los que se enfrenta el próximo presidente. - El stock de deuda del Sector Público No Financiero al 31 de diciembre del año 2014 asciende a unos US$ 233.400 millones (incluyendo holdouts) cifra que representa un 45% del PIB. - En términos nominales, el nivel de endeudamiento actual excede en unos US$ 40 mil millones al máximo valor alcanzando en el 2004, antes del canje de deuda. Si bien en términos del PIB el porcentaje actual es sustancialmente más bajo que en ese año (45% versus 106% del PIB), la importancia de la deuda actual en el PIB se encuentra en niveles similares a los de los años 1999-2000, período en el cual el endeudamiento ya empezaba a constituir un problema difícil de manejar. - En los últimos cuatro años, el stock total de deuda pública aumentó en casi US$ 58.000 millones. Gran parte de este aumento se explica por un mayor endeudamiento con los propios organismos estatales, principalmente el Banco Central, que fue el principal financista del Sector Público durante este período, brindándole asistencia en dólares, con el suministro de reservas a cambio de Letras Intransferibles, y también en pesos, mediante el otorgamiento de adelantos transitorios. - De este modo, actualmente un 61% de la deuda se encuentra en manos del propio Estado (39% de la deuda del Sector Público Argentino está en manos del BCRA, un 16% en el Fondo de Garantía y Sustentabilidad, de ANSES, y un 6% en otros organismos estatales y Banco Nación). - Sin embargo, un punto esencial a remarcar es que la deuda “intrasector público” no puede ser ignorada. En primer lugar, porque un Estado “pagador” cumple con todas sus obligaciones de deuda, independientemente de si éstas están en manos privadas o públicas. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que es clave desde el punto de vista práctico y de sostenibilidad futura que se le paguen estos compromisos al BCRA y al FGS. La contracara de la deuda intrasector público termina siendo un deterioro progresivo del balance de la autoridad monetaria- y en consecuencia del valor de la moneda- y del fondo de Anses. Es decir que si bien una porción significativa de la deuda está en manos del propio Estado, por la importancia de las entidades oficiales que la poseen, el hecho de honrar a tiempo estos compromisos tiene hondo impacto en toda la sociedad argentina y particularmente en los jubilados (y futuros jubilados). - El horizonte de pago de los servicios de deuda a futuro es bastante extenso. Centrando el análisis en un plazo más inmediato, el del próximo período presidencial, se aprecia que los vencimientos totales de deuda por pagos de amortización e interés (tanto en pesos como en moneda extranjera) parten desde unos US$ 30.500 millones en el año 2016, y van descendiendo a US$ 21.500 millones, US$ 17.200 millones y US$ 15.700 millones, en los años 2017, 2018 y 2019, respectivamente. - La necesidad de divisas para el pago de la deuda nominada en moneda extranjera (considerando solo acreedores privados, sin organismos multilaterales ni deuda intrasector público) sería de unos US$ 2.800 millones en el 2016 y superaría los US$ 9.000 millones en 2017. De todas maneras, con respecto al vencimiento de la Letra en manos del BCRA por US$ 9.530 millones en el 2016, vale remarcar lo destacado anteriormente acerca de la importancia de que se paguen estos bonos en manos de entidades del Sector Público, ya que su refinanciación continua se vuelve insostenible. Este vencimiento será para el próximo Presidente el primer gran test en materia de deuda intra sector público. - En un momento como el actual, en el que tanto se habla de la necesidad de revalorizar y fortalecer las instituciones en Argentina, el honrar los compromisos de la deuda pasa a ser un aspecto trascendental de la política económica. En este sentido, el otro gran desafío al que se enfrenta el próximo Presidente en materia de deuda pública es lograr un acuerdo con los bonistas que no ingresaron a los canjes de deuda, los llamados holdouts, y poder normalizar definitivamente, luego de casi 15 años, la situación de pago de la deuda pública argentina. STOCK Y COMPOSICIÓN DE LA DEUDA DEL SECTOR PÚBLICO NACIONAL NO FINANCIERO. SERVICIOS COMPROMETIDOS A FUTURO. En materia de deuda pública, el “desendeudamiento” ha sido uno de los principales lemas con los cuales se ha caracterizado a este aspecto de la realidad económica argentina en la última década. Sin embargo, el tema adquiere una complejidad tal que esta sola palabra no alcanza para caracterizar la situación actual de la deuda. En las últimas dos décadas, la deuda pública argentina ha tenido profundos cambios, que merecen ser analizados en detalle a los fines de comprender su verdadera dimensión actual y plantear los desafíos futuros a los que se enfrenta el próximo presidente. 1- Nivel actual de la deuda Pública: en dólares, el máximo valor histórico. El stock de deuda del Sector Público No Financiero al 31 de diciembre del año 2014 (último dato de la Subsecretaría de Financiamiento de la Nación) asciende a casi US$ 233.400 millones, de los cuales unos US$ 12.000 millones corresponden a deuda no ingresada en los Canjes 2005 y 2010, es decir a los llamados holdouts. A su vez, si se consideraran los BOGAR, cuyo stock cercano a los US$ 4.300 millones dejó de ser contabilizado desde el 2014 como parte de la deuda Pública Nacional (pero que si bien cuentan con garantía de los recursos de coparticipación federal de impuestos, siguen siendo obligaciones a cargo del Tesoro) el stock total de la deuda ascendería a US$ 237.700 millones. En términos relativos al producto bruto generado por la economía, el total de deuda, incluyendo holdouts, representa actualmente un 45% del PIB (y un 46% si se consideraran los Bogar, excluidos en el último año de las estadísticas oficiales de la deuda pública). Observando la trayectoria de la deuda en los últimos veinte años, se aprecia que luego de crecer a un ritmo sostenido en el período 1995-2001, se llega a diciembre del 2001, momento en el que se declara la cesación de pagos, con un stock total cercano a los US$ 144.500 millones. La deuda siguió creciendo, llegando a alcanzar los US$ 191 mil millones en diciembre de 2004, y en marzo del 2005 se llevó adelante el proceso de reestructuración de la deuda, en el cual se canjearon los títulos de deuda en default por nuevos títulos que implicaban una importante quita de deuda y un alargamiento de los plazos. En el año 2010 se llevó a cabo una reapertura del Canje, tras la cual el monto de tenedores holdouts se redujo a los US$ 11.200 millones, que son los que persisten actualmente, y entre los cuales se encuentran los llamados “fondos buitres” que han iniciado acciones judiciales para poder cobrar sus acreencias a un valor del 100% de los montos originales. En términos nominales, el nivel de endeudamiento actual (incluyendo holdouts) excede en unos US$ 40 mil millones al máximo alcanzando en el 2004, antes del canje de deuda. Si bien en términos del PIB el porcentaje actual es sustancialmente más bajo que en ese año (45% versus 106% del PIB), la importancia de la deuda actual en el PIB se encuentra en niveles similares a los de los años 1999-2000, período en el cual el endeudamiento ya empezaba a constituir un problema difícil de manejar. En consecuencia, ¿cuáles son las diferencias entre el nivel de deuda actual y el del período previo al default? Además de la reducción del ratio deuda/PIB, la respuesta tiene que ver con la estructura y composición de la deuda, que se analiza en los apartados a continuación. 2- El nivel de deuda aumentó por una mayor asistencia al mismo Estado. Entre diciembre del año 2010 y el mismo mes del 2014, el stock total de deuda pública aumentó en casi US$ 58.000 millones, pasando de unos US$ 164.000 millones a casi US$ 220.000 millones. Para analizar las causas de este incremento, es necesario desagregar las variaciones que han tenido los diferentes instrumentos de deuda según el tipo de acreedor. Así, se aprecia que el principal financista del sector público durante estos 4 años fue el Banco Central, que brindó asistencia al Tesoro en dólares, al suministrarle reservas a cambio de Letras Intransferibles por casi US$ 38.000 millones, y también en pesos mediante el otorgamiento de adelantos transitorios por un monto similar, equivalente a casi U$S 37.000 millones. La colocación de títulos públicos fue la tercera causa de variación, habiendo aumentado este instrumento en unos US$ 19.000 millones en los últimos 4 años, de los cuales gran parte del aumento se registró durante el 2014, entre otros factores, por la cancelación de la deuda con Repsol- YPF. Asimismo, aumentaron las tenencias de Letras del Tesoro, tanto en pesos como en dólares, por un total de US$ 6.200 millones. Dichas letras fueron colocadas en propios organismos estatales, como el Fondo de Garantía y Sustentabilidad (FGS) de Anses, el Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Empresas, la Lotería Nacional, entre otros. El endeudamiento neto con organismos multilaterales y bilaterales fue de unos US$ 5.800 millones, también explicado en gran parte por el aumento de la deuda en el año 2014 debido al arreglo con el Club de Paris, puesto que el resto de las operaciones con organismos multilateral estuvo una posición neta prácticamente neutral, con un financiamiento apenas por encima del monto que resultó de las cancelaciones. Por su parte, aumentó el endeudamiento neto en pesos con el Banco Nación por unos US$ 3.200 millones. Por el contrario, un factor que hizo disminuir el stock de deuda de manera considerable fueron las variaciones en el tipo de cambio. Esto es, la devaluación observada en el peso respecto a las principales monedas durante el período generó que aquella deuda nominada en pesos pasara a tener menor relevancia al expresarla en dólares. En consecuencia, el efecto que tuvo la devaluación del tipo de cambio (neto de los ajustes por CER que se aplican para ciertos títulos públicos) fue de una reducción en el stock de deuda de casi US$ 45.000 millones. Otras cuestiones incidieron en la reducción de la deuda por unos US$ 6.800 millones, de las cuales el principal factor fue la eliminación de las estadísticas de deuda del sector público nacional de los Bogar, ya mencionada al comienzo del trabajo. En definitiva, gran parte del aumento en la deuda pública registrado a lo largo del período 2010-2014 se explica por un mayor endeudamiento con los propios organismos estatales, principalmente el BCRA. Vale remarcar que el atraso cambiario ha implicado también un aumento “implícito” de la deuda, puesto que aquellos instrumentos nominados en pesos, al expresar su monto en dólares terminan resultando en un valor mayor al que hubiese resultado de ser el tipo de cambio más alto (un tipo de cambio más elevado genera una licuación de la deuda nominada en pesos). Para estimar una magnitud, de haber sido el tipo de cambio al 31 de diciembre del 2014, por ejemplo, de $14 en lugar de la cotización oficial de $8.55 la deuda en pesos hubiese sido de unos US$ 30.000 millones menos que la actual. El siguiente gráfico expone los aumentos desagregados por año y sus principales causas de variación. Se aprecia cómo progresivamente fue aumentando el financiamiento al sector público, hecho que se acentuó de manera importante en el 2014. 3. Estructura de la deuda pública: disminuye deuda con sector privado, pero aumenta con sector público. En función de las causas de variación de la deuda del apartado anterior y analizando la estructura actual de la deuda pública según el tipo de acreedor, se aprecia que un 39% de la deuda del Sector Público Argentino está en manos del BCRA y un 16% en el Fondo de Garantía y Sustentabilidad, de ANSES. Otros organismos estatales y el Banco Nación se llevan un 6%. Los organismos internacionales participan con un 13% y el 26% restante corresponde a deuda con acreedores privados. En definitiva, actualmente un 61% de la deuda se encuentra en manos del propio Estado. Esta mayor importancia de las propias agencias estatales como acreedoras del endeudamiento argentino se ha acentuado particularmente en los últimos años. Por caso, comparando con la composición de la deuda del año 2005, luego del canje, se aprecia que en ese entonces la deuda en manos del sector público representaba solo el 8% del stock total (fundamentalmente, por los Adelantos Transitorios al BCRA). En contraposición, ha ido disminuyendo de manera importante el porcentaje de deuda pública con el sector privado y con organismos multilaterales y bilaterales del crédito. Sin embargo, un punto esencial a remarcar es que la deuda “intrasector público” no puede ser ignorada. En primer lugar, porque un Estado “pagador” cumple con todas sus obligaciones de deuda, independientemente de si éstas están en manos privadas o públicas. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que es clave desde el punto de vista práctico y de sostenibilidad futura que se le paguen estos compromisos al BCRA y al FGS. La contracara de la deuda intrasector público termina siendo un deterioro progresivo del balance de la autoridad monetaria- y en consecuencia del valor de la moneda- y del fondo de Anses. Es decir que si bien una porción significativa de la deuda está en manos del propio Estado, por la importancia de las entidades oficiales que la poseen, el hecho de honrar a tiempo estos compromisos tiene hondo impacto en toda la sociedad argentina y particularmente en los jubilados (y futuros jubilados). 4. Vencimientos futuros: la necesidad de dólares vuelve a ser grande en 2017. El horizonte de pago de los servicios de deuda a futuro es bastante extenso. Concretamente, hasta el año 2045 el gobierno nacional debe afrontar vencimientos de títulos públicos, tanto en moneda local como extranjera. Centrando el análisis en un plazo más inmediato, el del próximo período presidencial, se aprecia que los vencimientos totales de deuda por pagos de amortización e interés (tanto en pesos como en moneda extranjera) parten desde unos US$ 30.500 millones en el año 2016, y van descendiendo a US$ 21.500 millones, US$ 17.200 millones y US$ 15.700 millones, en los años 2017, 2018 y 2019, respectivamente. De ese período, el año con fuertes vencimientos en moneda extranjera es el 2017 (debido al vencimiento del Bonar X por unos US$ 7.500 millones). Por su parte, en el año 2016 los vencimientos en dólares totalizan los US$ 9.000 millones, siendo importante en este año el vencimiento de la primera Letra Intransferible otorgada al BCRA a cambio del uso de reservas para pagar deuda, habiéndose este instrumento por primera vez para pago de la deuda con el FMI en el año 2006. A su vez, de los vencimientos de deuda en dólares, los que marcarían la verdadera necesidad de divisas para poder afrontarlos son los que corresponden a acreedores privados, puesto que se considera que los vencimientos con las propios organismos estatales (como el BCRA) se refinanciarían en su totalidad, mientras que los de organismos multilaterales si bien se pagan en su totalidad, lo usual es que luego se obtengan préstamos por montos similares a los que vencían. En consecuencia, la necesidad de divisas para el pago de la deuda en el corto y mediano plazo (considerando solo acreedores privados, sin organismos multilaterales) sería de unos US$ 2.800 millones en el 2016 y superaría los US$ 9.000 millones en 2017. De todas maneras, con respecto al vencimiento de la Letra en manos del BCRA por US$ 9.530 millones en el 2016, vale remarcar lo destacado anteriormente acerca de la importancia de que se paguen estos bonos en manos de entidades del Sector Público, ya que su refinanciación continua se vuelve insostenible. Este vencimiento será para el próximo Presidente el primer gran test en materia de deuda intra sector público. En un momento como el actual, en el que tanto se habla de la necesidad de revalorizar y fortalecer las instituciones en Argentina, el honrar los compromisos de la deuda pasa a ser un aspecto trascendental de la política económica. En este sentido, el otro gran desafío al que se enfrenta el próximo Presidente en materia de deuda pública es lograr un acuerdo con los bonistas que no ingresaron a los canjes de deuda, los llamados holdouts, y poder normalizar definitivamente, luego de casi 15 años, la situación de pago de la deuda pública argentina.
IARAF Stock y composición de la deuda del Sector Público Nacional no financiero. Servicios comprometidos a futuro. |
Claves |
En las últimas dos décadas, la deuda pública argentina ha tenido profundos cambios, que merecen ser analizados en detalle a los fines de comprender su verdadera dimensión actual y plantear los desafíos futuros a los que se enfrenta el próximo presidente.
El stock de deuda del Sector Público No Financiero al 31 de diciembre del año 2014 asciende a unos US$ 233.400 millones (incluyendo holdouts) cifra que representa un 45% del PIB.
En términos nominales, el nivel de endeudamiento actual excede en unos US$ 40 mil millones al máximo valor alcanzando en el 2004, antes del canje de deuda. Si bien en términos del PIB el porcentaje actual es sustancialmente más bajo que en ese año (45% versus 106% del PIB), la importancia de la deuda actual en el PIB se encuentra en niveles similares a los de los años 1999-2000, período en el cual el endeudamiento ya empezaba a constituir un problema difícil de manejar.
En los últimos cuatro años, el stock total de deuda pública aumentó en casi US$ 58.000 millones. Gran parte de este aumento se explica por un mayor endeudamiento con los propios organismos estatales, principalmente el Banco Central, que fue el principal financista del Sector Público durante este período, brindándole asistencia en dólares, con el suministro de reservas a cambio de Letras Intransferibles, y también en pesos, mediante el otorgamiento de adelantos transitorios.
De este modo, actualmente un 61% de la deuda se encuentra en manos del propio Estado (39% de la deuda del Sector Público Argentino está en manos del BCRA, un 16% en el Fondo de Garantía y Sustentabilidad, de ANSES, y un 6% en otros organismos estatales y Banco Nación).
Sin embargo, un punto esencial a remarcar es que la deuda “intrasector público” no puede ser ignorada. En primer lugar, porque un Estado “pagador” cumple con todas sus obligaciones de deuda, independientemente de si éstas están en manos privadas o públicas. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que es clave desde el punto de vista práctico y de sostenibilidad futura que se le paguen estos compromisos al BCRA y al FGS. La contracara de la deuda intrasector público termina siendo un deterioro progresivo del balance de la autoridad monetaria- y en consecuencia del valor de la moneda- y del fondo de Anses. Es decir que si bien una porción significativa de la deuda está en manos del propio Estado, por la importancia de las entidades oficiales que la poseen, el hecho de honrar a tiempo estos compromisos tiene hondo impacto en toda la sociedad argentina y particularmente en los jubilados (y futuros jubilados).
El horizonte de pago de los servicios de deuda a futuro es bastante extenso. Centrando el análisis en un plazo más inmediato, el del próximo período presidencial, se aprecia que los vencimientos totales de deuda por pagos de amortización e interés (tanto en pesos como en moneda extranjera) parten desde unos US$ 30.500 millones en el año 2016, y van descendiendo a US$ 21.500 millones, US$ 17.200 millones y US$ 15.700 millones, en los años 2017, 2018 y 2019, respectivamente.
La necesidad de divisas para el pago de la deuda nominada en moneda extranjera (considerando solo acreedores privados, sin organismos multilaterales ni deuda intrasector público) sería de unos US$ 2.800 millones en el 2016 y superaría los US$ 9.000 millones en 2017. De todas maneras, con respecto al vencimiento de la Letra en manos del BCRA por US$ 9.530 millones en el 2016, vale remarcar lo destacado anteriormente acerca de la importancia de que se paguen estos bonos en manos de entidades del Sector Público, ya que su refinanciación continua se vuelve insostenible. Este vencimiento será para el próximo Presidente el primer gran test en materia de deuda intra sector público.
En un momento como el actual, en el que tanto se habla de la necesidad de revalorizar y fortalecer las instituciones en Argentina, el honrar los compromisos de la deuda pasa a ser un aspecto trascendental de la política económica. En este sentido, el otro gran desafío al que se enfrenta el próximo Presidente en materia de deuda pública es lograr un acuerdo con los bonistas que no ingresaron a los canjes de deuda, los llamados holdouts, y poder normalizar definitivamente, luego de casi 15 años, la situación de pago de la deuda pública argentina.
STOCK Y COMPOSICIÓN DE LA DEUDA DEL SECTOR PÚBLICO NACIONAL NO FINANCIERO. SERVICIOS COMPROMETIDOS A FUTURO.
En materia de deuda pública, el “desendeudamiento” ha sido uno de los principales lemas con los cuales se ha caracterizado a este aspecto de la realidad económica argentina en la última década.
Sin embargo, el tema adquiere una complejidad tal que esta sola palabra no alcanza para caracterizar la situación actual de la deuda. En las últimas dos décadas, la deuda pública argentina ha tenido profundos cambios, que merecen ser analizados en detalle a los fines de comprender su verdadera dimensión actual y plantear los desafíos futuros a los que se enfrenta el próximo presidente.
1- Nivel actual de la deuda Pública: en dólares, el máximo valor histórico.
El stock de deuda del Sector Público No Financiero al 31 de diciembre del año 2014 (último dato de la Subsecretaría de Financiamiento de la Nación) asciende a casi US$ 233.400 millones, de los cuales unos US$ 12.000 millones corresponden a deuda no ingresada en los Canjes 2005 y 2010, es decir a los llamados holdouts. A su vez, si se consideraran los BOGAR, cuyo stock cercano a los US$ 4.300 millones dejó de ser contabilizado desde el 2014 como parte de la deuda Pública Nacional (pero que si bien cuentan con garantía de los recursos de coparticipación federal de impuestos, siguen siendo obligaciones a cargo del Tesoro) el stock total de la deuda ascendería a US$ 237.700 millones.
En términos relativos al producto bruto generado por la economía, el total de deuda, incluyendo holdouts, representa actualmente un 45% del PIB (y un 46% si se consideraran los Bogar, excluidos en el último año
de las estadísticas oficiales de la deuda pública).
Observando la trayectoria de la deuda en los últimos veinte años, se aprecia que luego de crecer a un ritmo sostenido en el período 1995-2001, se llega a diciembre del 2001, momento en el que se declara la cesación de pagos, con un stock total cercano a los US$ 144.500 millones. La deuda siguió creciendo, llegando a alcanzar los US$ 191 mil millones en diciembre de 2004, y en marzo del 2005 se llevó adelante el proceso de reestructuración de la deuda, en el cual se canjearon los títulos de deuda en default por nuevos títulos que implicaban una importante quita de deuda y un alargamiento de los plazos. En el año 2010 se llevó a cabo una reapertura del Canje, tras la cual el monto de tenedores holdouts se redujo a los US$ 11.200 millones, que son los que persisten actualmente, y entre los cuales se encuentran los llamados “fondos buitres” que han iniciado acciones judiciales para poder cobrar sus acreencias a un valor del 100% de los montos originales.
En términos nominales, el nivel de endeudamiento actual (incluyendo holdouts) excede en unos US$ 40 mil millones al máximo alcanzando en el 2004, antes del canje de deuda. Si bien en términos del PIB el porcentaje actual es sustancialmente más bajo que en ese año (45% versus 106% del PIB), la importancia de la deuda actual en el PIB se encuentra en niveles similares a los de los años 1999-2000, período en el cual el endeudamiento ya empezaba a constituir un problema difícil de manejar.
En consecuencia, ¿cuáles son las diferencias entre el nivel de deuda actual y el del período previo al default? Además de la reducción del ratio deuda/PIB, la respuesta tiene que ver con la estructura y composición de la deuda, que se analiza en los apartados a continuación.
2- El nivel de deuda aumentó por una mayor asistencia al mismo Estado.
Entre diciembre del año 2010 y el mismo mes del 2014, el stock total de deuda pública aumentó en casi US$ 58.000 millones, pasando de unos US$ 164.000 millones a casi US$ 220.000 millones. Para analizar las causas de este incremento, es necesario desagregar las variaciones que han tenido los diferentes instrumentos de deuda según el tipo de acreedor.
Así, se aprecia que el principal financista del sector público durante estos 4 años fue el Banco Central, que brindó asistencia al Tesoro en dólares, al suministrarle reservas a cambio de Letras Intransferibles por casi US$ 38.000 millones, y también en pesos mediante el otorgamiento de adelantos transitorios por un monto similar, equivalente a casi U$S 37.000 millones.
La colocación de títulos públicos fue la tercera causa de variación, habiendo aumentado este instrumento en unos US$ 19.000 millones en los últimos 4 años, de los cuales gran parte del aumento se registró durante el 2014, entre otros factores, por la cancelación de la deuda con Repsol- YPF.
Asimismo, aumentaron las tenencias de Letras del Tesoro, tanto en pesos como en dólares, por un total de US$ 6.200 millones. Dichas letras fueron colocadas en propios organismos estatales, como el Fondo de Garantía y Sustentabilidad (FGS) de Anses, el Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Empresas, la Lotería Nacional, entre otros.
El endeudamiento neto con organismos multilaterales y bilaterales fue de unos US$ 5.800 millones, también explicado en gran parte por el aumento de la deuda en el año 2014 debido al arreglo con el Club de Paris, puesto que el resto de las operaciones con organismos multilateral estuvo una posición neta prácticamente neutral, con un financiamiento apenas por encima del monto que resultó de las cancelaciones.
Por su parte, aumentó el endeudamiento neto en pesos con el Banco Nación por unos US$ 3.200 millones.
Por el contrario, un factor que hizo disminuir el stock de deuda de manera considerable fueron las variaciones en el tipo de cambio. Esto es, la devaluación observada en el peso respecto a las principales monedas durante el período generó que aquella deuda nominada en pesos pasara a tener menor relevancia al expresarla en dólares. En consecuencia, el efecto que tuvo la devaluación del tipo de cambio (neto de los ajustes por CER que se aplican para ciertos títulos públicos) fue de una reducción en el stock de deuda de casi US$ 45.000 millones.
Otras cuestiones incidieron en la reducción de la deuda por unos US$ 6.800 millones, de las cuales el principal factor fue la eliminación de las estadísticas de deuda del sector público nacional de los Bogar, ya mencionada al comienzo del trabajo.
En definitiva, gran parte del aumento en la deuda pública registrado a lo largo del período 2010-2014 se explica por un mayor endeudamiento con los propios organismos estatales, principalmente el BCRA.
Vale remarcar que el atraso cambiario ha implicado también un aumento “implícito” de la deuda, puesto que aquellos instrumentos nominados en pesos, al expresar su monto en dólares terminan resultando en un valor mayor al que hubiese resultado de ser el tipo de cambio más alto (un tipo de cambio más elevado genera una licuación de la deuda nominada en pesos). Para estimar una magnitud, de haber sido el tipo de cambio al 31 de diciembre del 2014, por ejemplo, de $14 en lugar de la cotización oficial de $8.55 la deuda en pesos hubiese sido de unos US$ 30.000 millones menos que la actual.
El siguiente gráfico expone los aumentos desagregados por año y sus principales causas de variación. Se aprecia cómo progresivamente fue aumentando el financiamiento al sector público, hecho que se acentuó de manera importante en el 2014.
3. Estructura de la deuda pública: disminuye deuda con sector privado, pero aumenta con sector público.
En función de las causas de variación de la deuda del apartado anterior y analizando la estructura actual de la deuda pública según el tipo de acreedor, se aprecia que un 39% de la deuda del Sector Público Argentino está en manos del BCRA y un 16% en el Fondo de Garantía y Sustentabilidad, de ANSES. Otros organismos estatales y el Banco Nación se llevan un 6%. Los organismos internacionales participan con un 13% y el 26% restante corresponde a deuda con acreedores privados. En definitiva, actualmente un 61% de la deuda se encuentra en manos del propio Estado.
Esta mayor importancia de las propias agencias estatales como acreedoras del endeudamiento argentino se ha acentuado particularmente en los últimos años. Por caso, comparando con la composición de la deuda del año 2005, luego del canje, se aprecia que en ese entonces la deuda en manos del sector público representaba solo el 8% del stock total (fundamentalmente, por los Adelantos Transitorios al BCRA).
En contraposición, ha ido disminuyendo de manera importante el porcentaje de deuda pública con el sector privado y con organismos multilaterales y bilaterales del crédito.
Sin embargo, un punto esencial a remarcar es que la deuda “intrasector público” no puede ser ignorada. En primer lugar, porque un Estado “pagador” cumple con todas sus obligaciones de deuda, independientemente de si éstas están en manos privadas o públicas. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que es clave desde el punto de vista práctico y de sostenibilidad futura que se le paguen estos compromisos al BCRA y al FGS. La contracara de la deuda intrasector público termina siendo un deterioro progresivo del balance de la autoridad monetaria- y en consecuencia del valor de la moneda- y del fondo de Anses. Es decir que si bien una porción significativa de la deuda está en manos del propio Estado, por la importancia de las entidades oficiales que la poseen, el hecho de honrar a tiempo estos compromisos tiene hondo impacto en toda la sociedad argentina y particularmente en los jubilados (y futuros jubilados).
4. Vencimientos futuros: la necesidad de dólares vuelve a ser grande en 2017.
El horizonte de pago de los servicios de deuda a futuro es bastante extenso. Concretamente, hasta el año 2045 el gobierno nacional debe afrontar vencimientos de títulos públicos, tanto en moneda local como extranjera.
Centrando el análisis en un plazo más inmediato, el del próximo período presidencial, se aprecia que los vencimientos totales de deuda por pagos de amortización e interés (tanto en pesos como en moneda extranjera) parten desde unos US$ 30.500 millones en el año 2016, y van descendiendo a US$ 21.500 millones, US$ 17.200 millones y US$ 15.700 millones, en los años 2017, 2018 y 2019, respectivamente.
De ese período, el año con fuertes vencimientos en moneda extranjera es el 2017 (debido al vencimiento del Bonar X por unos US$ 7.500 millones). Por su parte, en el año 2016 los vencimientos en dólares totalizan los US$ 9.000 millones, siendo importante en este año el vencimiento de la primera Letra Intransferible otorgada al BCRA a cambio del uso de reservas para pagar deuda, habiéndose este instrumento por primera vez para pago de la deuda con el FMI en el año 2006.
A su vez, de los vencimientos de deuda en dólares, los que marcarían la verdadera necesidad de divisas para poder afrontarlos son los que corresponden a acreedores privados, puesto que se considera que los vencimientos con las propios organismos estatales (como el BCRA) se refinanciarían en su totalidad, mientras que los de organismos multilaterales si bien se pagan en su totalidad, lo usual es que luego se obtengan préstamos por montos similares a los que vencían.
En consecuencia, la necesidad de divisas para el pago de la deuda en el corto y mediano plazo (considerando solo acreedores privados, sin organismos multilaterales) sería de unos US$ 2.800 millones en el 2016 y superaría los US$ 9.000 millones en 2017. De todas maneras, con respecto al vencimiento de la Letra en manos del BCRA por US$ 9.530 millones en el 2016, vale remarcar lo destacado anteriormente acerca de la importancia de que se paguen estos bonos en manos de entidades del Sector Público, ya que su refinanciación continua se vuelve insostenible. Este vencimiento será para el próximo Presidente el primer gran test en materia de deuda intra sector público.
En un momento como el actual, en el que tanto se habla de la necesidad de revalorizar y fortalecer las
instituciones en Argentina, el honrar los compromisos de la deuda pasa a ser un aspecto trascendental de la política económica. En este sentido, el otro gran desafío al que se enfrenta el próximo Presidente en materia de deuda pública es lograr un acuerdo con los bonistas que no ingresaron a los canjes de deuda, los llamados holdouts, y poder normalizar definitivamente, luego de casi 15 años, la situación de pago de la deuda pública argentina.
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