EDUCACIÓN: mayor inclusión pero baja calidad educativa
Mayor inclusión, baja calidad la deuda educativa de la década K
La inversión en educación y los salarios docentes mejoraron en la última década, al igual que aumentó la inclusión de alumnos en las aulas. Sin embargo, la calidad de la enseñanza y los logros en el aprendizaje siguen siendo materia pendiente, según lo reflejan las pruebas de evaluación nacionales e internacionales. La formación de los maestros, en foco.
La inversión educativa alcanzó el esperado 6 por ciento del PBI. El promedio salarial docente subió a más de $ 9.000 contra los $ 1.800 de 2008, aunque corre en desventaja contra la inflación. Sin embargo, las pruebas de evaluación siguen dejando a la vista falencias en los aprendizajes mínimos de los chicos. Y este nuevo festejo del Día del Maestro, nos plantea, inexorable, la pregunta: ¿Cómo es el desafío que le queda, en materia de Educación, al próximo presidente?
Se impone una verdadera "revolución de la enseñanza". Lo que tiene que ocurrir es algo simple de decir, pero difícil de realizar: los chicos tienen que aprender lo necesario para insertarse en la sociedad del conocimiento.
Así como los 80 fueron los años de la democratización de los contenidos y los 90 fueron tiempos de reformas estructurales, la última década mejoró la inversión, los salarios docentes y la inclusión de más alumnos a las aulas. Pero no bastó. Lo que ahora se viene, y hay consenso entre todos los sectores, es el tiempo de garantizar una mejora de los aprendizajes reales en las aulas.
"No quisiera entrar en el debate de si hay que mejorar la calidad o no. Es una discusión remanida en el país sobre un concepto ambiguo. Pero llámese como se llame, lo que hay que garantizar es que aprendan cuestiones mínimas. Hay acuerdos y normas a nivel federal de aprendizajes por año, pero no se logran", dice, a modo de diagnóstico, Cecilia Veleda, investigadora de Cippec.
La mayoría de los especialistas consultados por 3Días reconocen que la educación argentina actual tiene ciertos logros, pero hay que profundizar y ajustar. "Los últimos años se caracterizaron por enormes esfuerzos de escolarización. Distintas medidas promovieron que nuevos jóvenes y nuevas familias que estaban excluidos del sistema educativo formal se vuelvan a acercar a las escuelas", admite Agustina Cavanagh, directora ejecutiva de Cimientos. El crecimiento de la matrícula nadie lo discute. En la secundaria, uno de los niveles más críticos, según datos oficiales, los ingresantes aumentaron un 12% entre el 2003 y el 2014 y, sin bien sólo la mitad de los adolescentes finaliza la escuela a la edad teórica esperada (17 y 18 años), el 71% de los jóvenes de 25 a 29 años tienen ya el título.
Reducir el abandono
"El desafío es cómo la escuela, los docentes, y las familias pueden lograr que el recorrido educativo por el nivel secundario sea significativo para reducir los indicadores de abandono escolar. Hoy este sigue siendo un tema preocupante en nuestro país, con enormes brechas entre el acceso y la permanencia. Se tienen que tomar medidas especialmente diseñadas para reducir esa brecha y asegurar la igualdad de oportunidades: que los chicos terminen o no la escuela secundaria no debe estar determinado por el lugar donde nacieron o las condiciones socioeconómicas de sus familias", señala Cavanagh.
"En estos años se avanzó en términos del acceso, se construyeron nuevas escuelas y se amplió la oferta de jardines de 4 y 5 años, ese camino de inversión en infraestructura e incorporación de docentes debe continuar. La inclusión no se pone en duda. Hay consenso en que el origen socioeconómico no determina el destino de los niños. Pero ahora el sistema debería enfocarse más profundamente en la retención y los aprendizajes", apunta Agustina Blanco, directora del programa Directores Líderes en Acción de la Universidad de San Andrés.
Para el neurólogo Facundo Manes, lo que existe es "un problema de fondo": una falta de proyecto educativo "a largo plazo, que emule la visión estratégica y la ambición de proyectos fundacionales para nuestro país, como los que sentaron las bases del actual sistema educativo y gracias al cual pudimos ver graduados a Milstein y a Favaloro".
Algo similar señala Veleda cuando reclama un plan nacional para la educación de no menos de cinco años, es decir, que no coincida con el cambio de Gobierno. "Juan Carlos Tedesco, desde la Secretaría de Planificación hizo un trabajo que dio los primeros pasos en ese sentido pero no fue tenido en cuenta", dice.
Cuando Tedesco dejó la cartera educativa, la presidenta Cristina Kirchner le encargó que elaborara un diagnóstico y un plan a largo plazo para la educación. El informe no se dio a conocer públicamente nunca y muchas de sus propuestas no se plasmaron.
Besos por celular
Los 12 millones de estudiantes argentinos hacen todo hoy a través de la tecnología, estudian, hablan, ven videos, reservan entradas, escuchan música y más. Por eso, a la hora de aprender, los recursos tecnológicos en el aula son centrales.
El Estado repartió más de cinco millones de netbooks en escuelas secundarias, técnicas y profesorados. Se promovió el software libre, se capacitó a miles de docentes, se entregaron aulas tecnológicas y hace ya un par de años se promueve, en forma experimental, la enseñanza de la programación en las escuelas estatales. Pero lo que falta en las escuelas es la conectividad a Internet. Sólo el 40% de las escuelas tienen una conectividad que permita trabajar en el aula y la mayoría de las conectadas están en los centros urbanos.
"Con Conectar Igualdad se redujo la brecha digital. La mejor noticia es que difundió entre los sectores populares el uso de Internet en los hogares. Pero fue un fracaso como programa educativo. El modelo 1 a 1 no funcionó en la escuela, las clases siguen siendo analógicas y tampoco promovió la calidad", señala el director del Laboratorio de Tecnología del Aprendizaje de la Universidad de San Andrés, Alejandro Artopoulos.
El experto indica que el programa "no tuvo un propósito educativo concreto" y que las netbooks quedaron "obsoletas frente a los dispositivos móviles". Lo que tiene que hacer el próximo gobierno es diseñar un Plan Nacional de Conectividad Educativa que garantice pisos de 100 MB a cada escuela y crear una Agencia de Innovación Educativa que sea independiente del Ministerio de Educación y que se ocupe de integrar las tecnologías digitales en el aula. "La política de incluir las tecnologías en la educación tiene que ser abierta y capaz de experimentar y tomar decisiones autónomas de los intereses empresarios y consensuarlas con los actores de la comunidad educativa sobre dispositivos y plataformas de enseñanzas", recomienda Artopoulus, quien mira hacia el modelo uruguayo que tiene el Laboratorio Tecnológico y el Plan Ceibal en las escuelas.
Lo que viene
Veleda está elaborando un documento sobre "Las trece balas de plata para la nueva gestión educativa". Puntualiza algunas propuestas.
- Sistema de información y evaluación educativa. Saber cuál es la situación en cada una de las escuelas es clave. No se trata de publicar rankings, sino de que los directivos y los docentes de cada institución sepan en qué punto están.
- Un plan nacional para la educación los próximos cinco años.
- Una política centrada en la docencia. Es imposible pensar cualquier mejora con el enorme déficit de formación de los docentes.
- Asesoramiento técnico a las escuelas con más dificultades. Existen experiencias como Escuelas del Bicentenario y otros programas focalizados que desarrollan organizaciones civiles como Educación para Todos y el Centro de Políticas Públicas que dieron buenos resultados y mejora en la enseñanza cuando los docentes son asistidos especialmente y con estrategias focalizadas para mejorar la práctica de enseñanza.
Para Facundo Manes, el tema es bien de fondo. Lo que él llama "la transformación" que el sistema educativo necesita para los próximos años tendrá que estar "liderada desde el Estado", pero "los fundamentos de ese desafío y el compromiso con el cambio deben ser promovidos, discutidos y exigidos por la sociedad civil: se trata de una revolución imprescindible".
Blanco pone el foco en "fortalecer a los actores clave del sistema, que son docentes y directivos". Sugiere acordar "marcos de la buena enseñanza" y ajustar la "formación docente inicial", reestructurando el "sobredimensionamiento de la oferta de formación inicial de los educadores: más de 1.200 institutos de formación docente y más de 60 universidades. "Una sugerencia sería tomar una evaluación para graduarse o antes de ingresar a la carrera docente, que verifique estándares de preparación para ser docente".
Porpuestas de los candidatos
La campaña electoral puede ser una oportunidad para debatir la educación. Varias organizaciones sociales así se lo proponen. Educar 2050 llevó adelante la campaña #YoVotoEducación en las redes sociales y logró tener las propuestas de la mayoría de los candidatos publicadas on line ( http://www.yovotoeducacion.org.ar). La Universidad Torcuato Di Tella y Cimientos promovieron también debates con los candidatos.
¿Pero cuáles son los lineamientos educativos y los principales asesores del área de los candidatos?
Daniel Scioli (FPV) tiene un equipo en la Fundación Dar, que coordina su hermano José Scioli, integrado por el actual subsecretario de Educación de la Provincia, Néstor Ribet, el profesor Sergio España, la licenciada Irene Kit (ambos de Educación para todos) y Alejandra Andrade. Ellos proponen cambiar la forma de enseñar, salir de la escuela enciclopedista y fijar temas prioritarios para la enseñanza. Los chicos tienen que salir de la escuela con capacidades concretas. Creen que el clima escolar y lo emocional es central a la hora de enseñar y aprender.
Mauricio Macri (Cambiemos) tiene como principal asesor a su ministro de Educación, Esteban Bullrich. Pone el foco en los docentes: buenos maestros para que haya calidad. Propone mejorar los sueldos de los educadores más capacitados.
Sergio Massa (UNA) es asesorado por Gustavo Iaies (CEPP). Esta semana propuso instalar el presentismo entre los maestros y premiar a las escuelas que les vaya mejor en las evaluaciones.
Margarita Stolbizer (Progresismo) cuenta con el asesoramiento de Guillermina Tiramonti (ex FLACSO). Su primera medida de gobierno sería hacer un diagnóstico de situación, cambiar los contenidos curriculares y el método de enseñanza en la secundaria y nuevos criterios de evaluación.
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