¿Qué hace el dólar con un yuan de 2006?

No es guerra de monedas. Es necesidad de mantener una tasa de crecimiento elevada que tiene en las exportaciones su potente motor porque al consumo interno le falta todavía bastante tiempo para alcanzar los niveles de USA. Por lo tanto, ya se habla de una paridad renminbi o yuan/dolar equivalente a la de 2006. El problema es que eso traerá consecuencias porque en aquellos tiempos eran muchas las críticas de Occidente + Japón a China por la subvaluación de su moneda nacional. Entonces, no es guerra de monedas pero un renminbi de 2006... ¡¡¡es la guerra!!!


"(...) una devaluación del 20% o el 25% en China podría tener un impacto significativo en la calidad del crédito. Si esto ocurriera, las inyecciones de capital a los países emergentes sufrirían las consecuencias. Un hecho que no sólo afectaría a países productores de materias primas sino también a otros, como Turquía o países de Europa emergente, que depende de los bancos europeos para financiar sus déficits."

El Gobierno nipón pidió discutir la situación de China en la cumbre de ministros de Finanzas del G20 que se celebra esta semana en Ankara (Turquía).
 
"Es importante tratar los desafíos estructurales de China, en lugar de centrarnos sólo en los movimientos superficiales de los mercados", dijo el ministro nipón de Finanzas, Taro Aso, en rueda de prensa.
 
"Sería beneficioso para todos mantener una discusión abierta sobre lo que está sucediendo con la economía china",señaló Aso, quien acudirá a Ankara.
 
Con seguridad, lo de Aso no provocará simpatías en Beijing, donde la relación con Tokio siempre es conflictiva.
 
El Ejecutivo nipón ya había expresado anteriormente su inquietud por la situación de China, después de que la devaluación del yuan o renminbi a mediados del acoso provocara graves pérdidas en las bolsas del gigante asiático que se extendieron a los principales mercados financieros de todo el mundo.
 
Las dudas sobre la evolución de la economía china no son nuevas, pero, en agosto, la decisión de las autoridades de devaluar el yuan hicieron saltar las alarmas. El mercado interpretó esta decisión como un síntoma de debilidad superior al que apuntan los indicadores. La falta de credibilidad de las autoridades chinas y su manera opaca de manejar la economía está influyendo mucho en la reacción de los inversores. La Bolsa de Tokio lo sufrió mucho.
 
Los datos que siguen llegando de China demuestran un debilitamiento evidente de la 2da. mayor economía del mundo. Mientras la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, sigue afirmando que el gigante asiático se desacelera, aunque no de forma brusca o inesperada, los mercados mundiales siguen atentos a los movimientos de Beijing.
 
China vive un proceso de cambio estructural de su modelo de crecimiento. El plan de las autoridades pasa por compensar las menores tasas de exportaciones e inversión con un mayor consumo interno. Pero, según los economistas, no va a ser sencillo. El dato de manufacturas que ayer desató el miedo en las Bolsas apunta en esta dirección. El PMI es un indicador elaborado mensualmente a partir de encuestas a unas 3.000 empresas de diferente tamaño. En los últimos meses, el indicador ha reflejado los cambios estructurales que está viviendo la economía mundial N°2, con un menor peso progresivo de la industria y una creciente importancia del sector servicios. El martes 01/09 ya entró en el terreno de la contracción
 
2006
 
 
"(...) Varios informes provenientes del país indican que algunas agencias gubernamentales asumen ya que el yuan llegará a cambiarse a 8 dólares a finales de 2016. Al menos eso indicaba, David Hauner, estratega de Bank of America Merrill Lynch en un documento publicado ayer martes. "Si esto ocurriera, estaríamos hablando de una devaluación del 20%, que nos llevaría a niveles de 2006", indicaba Hauner a sus clientes. Si tenemos en cuenta la volatilidad e incertidumbre generada por la devaluación del 3% ejercida por la divisa china en agosto, un movimiento de estas características podría ser fatal, especialmente entre los países emergentes.
 
"Los precios de los activos de los países exportadores de materias primas son los que más sufrirán, al igual que lo han hecho desde el pasado 10 de agosto", alertaba el estratega de BofAML, quien dejaba claro que otro riesgo potencial sería el contagio financiero a través de sistema bancario global. En este sentido, desde el banco estadounidense estiman que si el yuan experimentase una devaluación como la que contemplan algunas agencias chinas, y los índices de materias primas hicieran lo propio (cuando se miden en dólares estadounidenses), el precio de éstas podría caer hasta un 25% más.
 
Al respecto, uno de los países más damnificados sería Rusia, básicamente por su dependencia de la demanda de China para sobrevivir en un contexto en que el que los precios del crudo ya han caído con fuerza desde el año pasado. Un escenario extremo como el descrito por BofAML podría hacer que el rublo de devalúe entre un 30% o un 35% más en 2016. Esto podría disparar la inflación en otros 250 o 300 puntos básicos, manteniendo niveles del 9% o el 10% pese a la debilidad experimentada por el consumo. Este lastre se traduciría en una recesión más profunda el año que viene, con un crecimiento negativo de entre el 2,5% y el 3%.
 
Pero, según lo pone de manifiesto Hauner existe otro riesgo mucho mayor, tal como es el contagio a través de sistema bancario global. "Hasta ahora, los indicadores de estrés financiero como el cambio euro-dólar, no han reaccionado demasiado a la volatilidad", señala.
 
Sin embargo, una devaluación del 20% o el 25% en China podría tener un impacto significativo en la calidad del crédito. Si esto ocurriera, las inyecciones de capital a los países emergentes sufrirían las consecuencias. Un hecho que no sólo afectaría a países productores de materias primas sino también a otros, como Turquía o países de Europa emergente, que depende de los bancos europeos para financiar sus déficits."
 
La 'guerra' entre los bancos centrales
 
Esto conduce a otro tema. Los bancos centrales se han convertido durante esta última crisis económica en la institución económica protagonista, un papel que parece quieren seguir manteniendo durante mucho tiempo. 
 
El portal financiero Bloomberg difundió un informe realizado por 2 economistas de Morgan Stanley, Marco Spaltro y Jim Caron, quienes no dudan en señalar que los bancos centrales están inmersos en una partida de ajedrez, en la que cuando un banco mueve una pieza (baja tipos o compra activos) el resto de bancos tienen que mover una de sus piezas para que la partida vuelva a retomar el equilibrio.
 
Aunque estos economistas creen que si un banco central decide salirse de la partida puede abocar a su país a la deflación, tampoco creen que los bancos centrales inmersos en esta partida logren un resultado sustancialmente positivos para las economías para las que trabajan.
 
Ambos economistas creen que los movimientos de los bancos centrales terminan conduciendo a una oleada de devaluaciones competitivas: "Al comienzo del juego, la economía global se encuentra en un punto de equilibrio similar al de un tablero de ajedrez, la piezas o figuras representan las políticas de los bancos centras, que son usadas para lograr dos objetivos (inflación y crecimiento). Cuando un banco central realiza un movimiento, se produce una secuencia de movimientos de otros bancos centrales, finalmente los cambios devuelven la partida a un nuevo equilibrio".
 
"En este juego, cada banco central compite contra los otros implementando políticas monetarias expansivas en un intento por logar los objetivos de crecimiento e inflación. La falta de coordinación entre los bancos centrales podría desembocar en la eternización de las políticas monetarias laxas que conduzca a un estado semi-permanente de bajas rentabilidades. Al final de la partida, estaremos en una economía con más billetes creados por los bancos centrales, unos activos con precios elevados y en un entorno de baja inflación y baja rentabilidad", dicen los economistas de Morgan Stanley.
 
La creación de dinero durante los últimos años ha creado un exceso de capacidad productiva que mantiene los precios bajos. Por otro lado, este exceso de liquidez está provocando que los bonos tengan unos rendimientos bajos y la curva de rentabilidad se aplana. Un nuevo escenario económico que la 'guerra' entre los bancos centrales podría eternizar en el tiempo.
 
Suiza, Dinamarca y Suecia tienen tipos de interés oficiales negativos, es decir, el banco central paga dinero por prestar dinero a los bancos comerciales, cuando los normal había sido lo contrario. Tras estos países aparece Japón con un tipo oficial del 0%, justo detrás está la Eurozona y el BCE con unos tipos del 0,05%.
 
En las siguientes posiciones aparecen Israel, USA y Singapur, todos con unos tipos de interés por debajo del 0,5%. Después Reino Unido, Canadá y Hong Kong con el 0,5%, aunque se prevé que el vecino del norte de USA pueda rebajar el precio del dinero próximamente. Más adelante comienza el club de los países que tienen tipos al 1%, entre los que está Noruega, que también podría rebajarlos en los próximos días.

Fuente: URGENTE 24

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