FUNDACIÓN CAPITAL: INFORME SOBRE COMERCIO EXTERIOR

REDUCCIONES IMPOSITIVAS Y REINTEGROS

Brasil, junto al trigo/maíz (no soja), esperanzan a Macri 2017


Tal como había sucedido con la consultora Abeceb, de Dante Sica, la Fundación Capital, que dirige Martín Redrado, informa sobre un incremento del intercambio comercial con Brasil, país que visita el presidente Mauricio Macri. De acuerdo a este trabajo, el campo y Brasil impulsaron el comercio exterior 2016 para darle alguna movilidad a un país que necesita salir de la estanflación que acumula 5 años ininterrumpidos. Redrado: "El alivio de las cuentas externas derivado del ingreso de dólares financieros, constituye una oportunidad para retomar la agenda de diversificación de exportaciones e incorporación de tecnologías y bienes de capital que prioricen el desarrollo productivo." El gran interrogante sigue siendo cómo y cuándo ocurrirá algún 'derrame' o 'goteo' en términos de demanda d e nuevo empleo. Las autoridades seguirían apostando a una mejora de la competitividad vía reducciones impositivas y otras variables por fuera del tipo de cambio. Mientras esperamos conocer precisiones, aquí va el informe:
En diciembre, los flujos de comercio mostraron un desempeño positivo, superando las magras dinámicas del promedio del año. Las exportaciones exhibieron una fuerte suba del 34% i.a., mientras las importaciones se mantuvieron casi constantes (0,2% i.a., o sea interanual) y marcaron el 2do. mes en terreno positivo. De esta forma, la balanza comercial registró un leve superávit en diciembre de US$ 65 millones.

Por el lado de las exportaciones, el incremento se explicó por mayores cantidades (33,1% i.a.), dado que los precios subieron sólo 0,7% i.a..

A su vez, todos los rubros de exportación registraron mayores ventas que un año atrás, destacándose los envíos de productos primarios (120% i.a.), traccionados por las ventas de cereales, que se multiplicaron por 4.

Le siguieron las exportaciones de manufacturas agropecuarias que crecieron 31,2% i.a., destacándose las ventas de grasas y aceites (98% i.a.) y de residuos y desperdicios de la industria alimentaria (22%i.a.). Además, las exportaciones de combustibles y energía aumentaron 26% i.a., en terreno positivo por segundo mes consecutivo.

Las ventas de manufacturas industriales crecieron un 10,1% i.a., principalmente por las ventas de material de transporte (54,6% i.a.), en particular con destino a Brasil (75% i.a.).

Por su parte, las importaciones se mantuvieron casi constantes en diciembre (0,2% i.a.) dado que la suba de las cantidades (3,7% i.a.) fue compensada por la caída de los precios (3,3%i.a.). Al interior del grupo, el comportamiento fue dispar.

Por un lado, las importaciones de bienes de consumo y vehículos automotores mantuvieron la tendencia del año y crecieron 9,9% i.a. y 69% i.a., respectivamente.

Por el otro, aquellos usos de importación asociados a la actividad económica siguieron contrayéndose, con las compras de bienes intermedios y piezas y accesorios para bienes de capital disminuyendo 15,8% i.a. y 7,7% i.a., respectivamente.

En línea, las importaciones de combustibles también cayeron (60% i.a.) el último mes del año.

Las compras al exterior de bienes de capital aumentaron 25,9% i.a. en diciembre, aunque impulsadas por las compras de aviones y ferrocarriles por parte del sector público. Si descontamos este efecto, estas hubieran caído 10,6% i.a..

En el acumulado del año, el resultado no fue igual de positivo. Si bien la balanza comercial alcanzó los US$ 2.128 millones, la reversión del signo negativo de 2015 se explicó por la baja de las importaciones (-6,9% i.a.) y no por el dinamismo exportador, siendo que las exportaciones se mantuvieron en niveles similares a los de 2015 (+1,7% i.a.).

A pesar d e que la suba fue leve debe tenerse en cuenta que dejaron de caer luego de 4 años consecutivos.No obstante, a diferencia de diciembre cuando todos los rubros mostraron subas, en el acumulado del año sólo los productos primarios aumentaron (17% i.a.) y las manufacturas agropecuarias cerraron el año estables (0,4% i.a.).

Por su parte, los combustibles y manufacturas industriales mostraron importantes bajas (-14% i.a. y -7% i.a., respectivamente), aunque recortando las caídas el último bimestre.

En cambio, las importaciones cumplieron el 3er. año de caídas consecutivas, sin una reversión de las bajas en el último bimestre del año.

En 2016, la caída se explicó por las fuertes contracciones de las compras de bienes intermedios, piezas y accesorios para bienes de capital y combustibles (-15% i.a., -12% i.a. y -29% i.a., respectivamente), en línea con el deterioro de la producción industrial y el consumo energético derivado de la menor actividad económica.

Estas bajas fueron parcialmente compensadas por el aumento de las importaciones de bienes de consumo, vehículos y bienes de capital que mostraron importantes aumentos todo el año (13% i.a., 22% i.a. y 3,7% i.a., respectivamente).

De esta forma, si bien el 2016 no dio buenas noticias en cuanto al comercio exterior, los últimos meses podrían sugerir cierta recuperación de las exportaciones. Así, mientras en el acumulado del año crecieron únicamente un 1,7%, en los últimos dos meses alcanzaron el 26,9% i.a., con alzas en todos los rubros.

Si bien hay cierto efecto por la baja base de comparación, ya que en el último bimestre de 2015 se retuvieron envíos anticipándose a la devaluación, el dato de diciembre es el primero positivo en relación a los envíos de 2014 (2,1%). Esto podría indicar una trayectoria de recuperación de las exportaciones sostenible en los próximos meses.
Un mayor dinamismo de los flujos de comercio en 2017

Para el año en curso, las perspectivas son positivas con un mayor dinamismo de las exportaciones y de las importaciones. Estimamos que las ventas externas crecerán en torno al 7,4% anual, alcanzando los US$ 61.992 millones, mientras las importaciones subirían 10,8% anual, volviendo a terreno positivo luego de tres años de caídas y alcanzando los US$ 61.635 millones.

De esta forma, el saldo comercial se ubicaría en terreno positivo (US$ 356 millones) aunque por debajo del año previo e incluso ambos flujos de comercio continuarían en niveles menores a 2014.

Por el lado de las exportaciones, los envíos de productos primarios traccionarían las ventas nuevamente. En particular, esperamos mayores embarques en toneladas para el maíz (15,2% i.a.) y para el trigo (8,9 % i.a.).

Por su parte, el complejo sojero no sería un motor en 2017, en tanto los despachos se ubicarían en los mismos niveles del año previo, o levemente por encima. El actual esquema de incentivos es más negativo para este producto, mientras los problemas climáticos de los últimos meses condicionaron el normal desarrollo de la cosecha.

Al respecto, hemos reducido las estimaciones de producción para la oleaginosa a 54 millones de toneladas, desde 56 millones.

Por el lado de los productos manufacturados, Brasil probablemente signifique buenas noticias, aunque la baja competitividad cambiaria continuará condicionando su dinamismo.

En este sentido, las autoridades seguirían apostando a una mejora de la competitividad vía reducciones impositivas y otras variables por fuera del tipo de cambio. Así, se anunciaron una serie de beneficios que implican el r egreso o incremento en los reintegros a las exportaciones de diversos productos.

Este es el caso de productos agroalimentarios (lácteos, huevos, frutas, cereales, productos de molinería, semillas, harinas de trigo y maíz, pastas, carne aviar, entre otras).

En todos los casos, el valor agregado es una cuestión clave, ya que a mayor industrialización, mayor será el nivel de reintegro. Además, se anunciaron reintegros a las exportaciones de carne vacuna, en un año donde posiblemente podría alcanzarse un récord histórico de producción. 
Por último, también se aplicarían subas de entre 2 y 3 puntos a las devoluciones para las exportaciones industriales, aunque resta oficializar la medida. Todas estas disposiciones, tendrán un impacto más moderado que las medidas adoptadas a inicio del año pasado (eliminación/reducción de retenciones, eliminación de ROEs, etc.) aunque sin duda son una buena noticia.

Por el lado de las importaciones, la recuperación de la economía local (3,1% i.a. estimado) implicaría una mayor demanda de bienes externos, tanto de bienes finales como de insumos y maquinarias para la producción. Asimismo, el año en curso contaría con un impulso en las importaciones de bienes de capital derivado de la compra de trenes y material ferroviario por parte del gobierno nacional.

Por un lado, el Ministerio de Transporte anunció la construcción de la Red de Expresos Regionales (RER) que implicaría la compra de 174 unidades eléctricas que comenzarían a llegar este año. Asimismo, se adquirieron 107 locomotoras chinas para el sistema estatal de trenes de carga que empezaron a llegar en diciembre.

Por otro lado, el desempeño de las compras al exterior será sensible a potenciales cambios en la política de importaciones.

En principio, la ya anunciada rebaja en las alícuotas para notebooks, netbooks y tablets, con el objetivo de reducir sus precios y achicar la brecha tecnológica, tendrá un correlato en las compras al exterior.

De esta forma, el saldo comercial se reduciría a US$ 356 millones, lo que implica un menor ingreso de dólares comerciales.

En un contexto de abundancia de dólares financieros esto no representa un dilema para el corto plazo.

Sin embargo, este escenario provee un espacio para repensar la necesidad de diversificar la matriz exportadora y mejorar la inserción internaciona l de nuestros productos. Sólo así, se podrán sentar las bases para que, en el medio o largo plazo, la restricción externa no represente un límite al desarrollo del país.

Comienzan a disiparse algunos interrogantes

El nuevo escenario internacional propone desafíos para profundizar la inserción de los productos argentinos en nuevos mercados, aunque traerá alivio de la mano de nuestro principal socio comercial. En este sentido, enero comenzó con un buen desempeño de las exportaciones a Brasil.

Según datos oficiales del país vecino, los envíos crecieron un 39,8% i.a. el primer mes del año. 

La suba fue impulsada por mayores ventas del sector agroexportador, en particular de maíz, trigo, cebada y leche; y por la recuperación de los envíos del sector automotor, que ya mostraron alzas el bimestre noviembre-diciembre (32,9% i.a.).

Para lo que resta del año, esperamos que las ventas a Brasil sigan mostrando buenos resultados. En parte porque luego de tres años de caídas la baja base de comparación ayudará, pero, también porque se espera cierta estabilización de la economía vecina.
De hecho, las expectativas sobre el crecimiento económico de Brasil se han estabilizado en torno a un 0,5% anual, por debajo de lo esperado meses atrás, pero sin mayores riesgos a la baja.
Además, el consenso económico brasilero estima que la producción industrial recuperará el signo positivo el año en curso (1% i.a.), luego de cuatro años de caídas.
Así, si bien cuesta pensar en una robusta recuperación de la demanda brasilera, esta estabilización repercutirá positivamente en nuestras exportaciones y estimamos que los envíos de productos manufacturados crecerían en torno al 14% i.a., luego de 3 años en bajas.

Brasil no es el único socio con perspectivas de crecimiento moderadas para 2017.

De hecho, el crecimiento esperado de nuestros 5 principales socios (Brasil, China, Estados Unidos, Chile y la Unión Europea) ponderado por el peso que tienen en nuestras exportaciones es del 2,1%, por debajo del promedio mundial (3,4% seg ún el FMI). Así, los destinos de la mitad de nuestros envíos mostrarían un menor dinamismo que el promedio, aunque en un escalón por encima del 2016.

Sin embargo, hay otro grupo de países, que en los últimos años fue ganando terreno persistentemente en nuestras ventas externas, y ya conforma el 27% del total. Este grupo, conformado por países asiáticos (ASEAN, India y Asia pacífico) aguarda un crecimiento muy por encima de la media y, por lo tanto, aparece como una ventana de oportunidad para Argentina.

En este contexto, autoridades argentinas se reunieron con sus pares brasileños la última semana, para promover la búsqueda de nuevos mercados de manera conjunta. Acordaron dar prioridad a las negociaciones en curso con la Unión Europea y la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) y estrechar lazos comerciales con Japón, Canadá y países de la cuenca del Pacífico.

Si bien es una buena noticia, en tanto en conjunto poseen un mayor poder de negociación, resta monitorear los avances en las negociaciones en el nuevo escenario mundial.

En cuanto a Estados Unidos, los esfuerzos para acelerar el crecimiento económico de las nuevas autoridades podrían entrar en contradicción con los intentos de moderar sus importaciones.

Así, es probable que el país se encamine hacia una etapa de negociación “país por país” en donde busque sacar el mayor beneficio de cada relación comercial pero, a su vez, mantenga una demanda sostenida por productos de origen externo.

En particular, Argentina no cuenta actualmente con preferencias arancelaria para sus productos por lo que la nueva estrategia de negociación posiblemente no afecte en forma directa los envíos locales.

Cabe destacar que en 2016, el fuerte aumento de los envíos de biodiesel, que se triplicaron en 2016, hicieron que la participación de Estados Unidos en nuestras exportaciones aumente casi 2 puntos, alcanzando el 7,8%. Asimismo, dicho país es uno de los principales destinos para varios productos regionales entre los que se destacan la miel, jugos, vinos, arándanos y té negro.

En efecto, la buena dinámica de los envíos de biodiesel y aluminio permitió mitigar el impacto del alicaído mercado brasilero en las manufacturas industriales.

De todos modos, hacia adelante Argentina deberá asumir una postura más activa y negociar puntualmente el ingreso de sus bienes. Este es el caso de la carne bovina, para la cual el SENASA anunció que en marzo iniciarán negociaciones para la reapertura del mercado, una vez finalizados los trámites administrativos y el envío de la lista de establecimientos habilitados para la exportación.

En conclusión, el contexto internacional implica nuevos desafíos y la necesidad de una agenda externa más activa que promueva la inserción de nuestros productos.

Si bien los últimos meses del 2016 trajeron buenas noticias, con un alza en todos los rubros de exportación por primera vez en seis años, el desafío de la restricción externa no puede dejarse de lado.

El alivio de las cuentas externas derivado del ingreso de dólares financieros, constituye una oportunidad para retomar la agenda de diversificación de exportaciones e incorporación de tecnologías y bienes de capital que prioricen el desarrollo productivo.

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