SUBSIDIOS E INTERVENCIÓN ESTATA

En los K 2014 y 2015, el nivel de subsidios se elevó a US$ 15.000 millones anuales pero en 2016 totalizó US$ 14.000 millones.
por RICARDO A. MOLINA

Los datos del primer año de gestión de Mauricio Macri empiezan a conocerse. Uno de ellos ha sido aportado recientemente por la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) y se trata de los subsidios económicos que el gobierno nacional ha destinado al sector energético argentino. Esta entidad sin fines de lucro viene publicando los Informes de Ejecución Presupuestaria de la Administración Pública Nacional en forma mensual desde hace varios años.

Los datos duros muestran -con total crudeza- que el MINEM (Ministerio de Energía y Minería) y el “equipo ministerial” poco hicieron para corregir los desequilibrios macroeconómicos del sector heredados del gobierno anterior.

Por el contrario, se adoptaron decisiones que seguirán repercutiendo negativamente en los años por venir, tal como convertir a CAMMESA (Compañà ­a Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) en comprador firme de energía creyendo que eso incentivaría las inversiones en nuevas centrales de generación.

La magnitud de los subsidios económicos, en este caso a la energía, marca el nivel de intervención del gobierno en esta significativa área de la economía argentina. Y esa intervención es la razón principal que explica el desaliento de las inversiones privadas, indispensables para revertir el proceso de desinversión heredado.

Los subsidios económicos se dividen en 2 grandes grupos,

* aquellos destinados a solventar gastos corrientes de

* aquellos otros imputables a los gastos de capital.

En este trabajo sólo se consideran los destinados a los gastos corrientes.

Desde el 2004 hasta el 2016, los subsidios económicos a los gastos corrientes de la energía han acumulado la escalof riante cifra de US$ 98.578 millones. En el 2014 y el 2015 el nivel de subsidios se elevó a US$ 15.000 millones anuales y en el 2016 totalizó US$ 14.000 millones.


Ricardo Molina en base a datos del MINEM.


Comparando las cifras de este último año con los del 2015, año récord de la Administración K, se verifica que el monto de los subsidios, medidos en pesos, fueron superiores en un 53,1%, lo que significa un crecimiento interanual en términos reales respecto a la inflación. En dólares, la variación fue negativa en un 7,2%. Este gasto representó un 12% del total de los gastos primarios incurridos por el gobierno nacional y un 2,7% del PBI estimado para el año.

Ricardo Molina en base a datos del MINEM.

Los destinados a los gastos corrientes de CAMMESA y los que solventan el precio artificial del gas natural denominado Plan Gas, absorben la mayor parte de estos subsidios. Por lo tanto, es interesante ver cómo estas cifras han evolucionado entre estos dos años tan emblemáticos: el 2015 por ser el último de la Administración K y el 2016 por ser el primero del gobierno de Macri.

En el caso de CAMMESA los subsidios en pesos del año 2016 fueron un 58,3% superior a los del 2015. Aquí también se verifica un aumento en términos reales respecto a la inflación. En dólares la variación fue mínima, sólo -3,6%. Estos subsidios se van a reducir significativamente cuando el gobierno asuma la decisión política de liberar el mercado mayorista eléctrico (MEM).

Ricardo Molina en base a datos del MINEM.

En el Plan Gas se verifican los mayores incrementos de subsidios entre el 2016 y el 2015. El MINEM y el “equipo ministerial” han decidido volcar una masa de subsidios a los productores de gas que superan ampliamente las variaciones antes analizadas. En el 2016, los productores de gas han recibido más de $ 43.000 millones (US$ 2.800 millones). En el 2015, ese subsidio acumuló $ 12.000 millones (un poco más de US$ 1.300 millones). Los porcentajes de variación interanual son demasiado significativos: un 262,2% en pesos y 114% en dólares. Estas magnitudes eximen de mayores comentarios.

Ricardo Molina en base a datos del MINEM.

Según los anuncios públicos, el gobierno de Mauricio Macri no planifica eliminar estos desequilibrios hasta el final de su mandato en el 2019. Mientras tanto, los subsidios seguirán impactando en el déficit fiscal y consecuentemente, en el nivel de inflación de los próximos años. Por lo tanto, la solución de la crisis energética también se seguirá postergando.

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