"Las cosas de la vida", ayudando a los padres


¿Te acordás hace varios años atrás cuando tuviste esa charla sobre las "cosas de la vida" con tus padres? Hoy las posiciones deberían darse vuelta y quizás, esta ves, seas vos quien tiene que abordar a la otra persona.
Según la edad de tus padres, probablemente van a necesitar ayuda no sólo en las cosas de todos los días, sino con asuntos y necesidades a largo plazo. Este artículo y los siguientes están diseñados para ayudarte a entender tus funciones cuando esencialmente te convertís en "padre/madre de tus padres".
La mejor forma de darles consejos es entendiendo su situación tanto médica, como personal, financiera y legal. Además es fundamental que tengas con ellos charlas francas acerca de lo que sucede a medida que van pasando los años.
 
Rompiendo el hielo.
Realmente no existe EL momento perfecto para hablar sobre temas delicados. Si tus padres son todavía capaces de manejar sus asuntos, seguramente van a refutar tu propuesta. Si ya están sintiendo los efectos de la edad, tus esfuerzos sirven como recordatorio de que es hora de delegar tareas. Las personas de la tercera edad son hoy muy independientes y algunos tienen miedo de convertirse en una carga para sus familias.
Así que no asumas que tus padres quieren tu ayuda o están cómodos hablando de estas cuestiones. Por otro lado, es muy importante hacer planes antes de que tus padres entren en una crisis, por lo que ¡no deberías posponer este proyecto!
 
¿Quién debería empezar?
Con todo lo que implica la relación padre-hijo, vos y tus hermanos deberán decidir quién de ustedes es el mejor candidato para hablar primero. Si todos se reúnen en un mismo lugar, probablemente tus padres lo consideren un arrebato.
Si ellos se rehusan a hablar estos temas, entonces va a ser necesaria la intervención de una tercera persona neutral para explicarles los beneficios que trae el planear de antemano estas circunstancias. Una buena opción es algún buen amigo suyo, o quizás algún médico de confianza.
 
¿De qué hablar?
Hay cuatro temas fundamentales que deben ser tratados: médicos, legales, personales y financieros. No esperes cubrir todos ellos en una sola conversación. Dependiendo de la situación, las discusiones deberían girar en torno a qué pasará o qué está pasando.
Mi consejo para estas primeras charlas es ir despacio y ser precavido. En el caso de que ellos todavía puedan tratar sus asuntos, respetá sus decisiones y preguntate cuánta ayuda quieren ellos de sus hijos.

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