Durante 10 años la electricidad costó 5,5 veces menos que el promedio regional
Según un relevamiento elaborado por KPMG
Entre 2005 y 2015, los usuarios argentinos pagaron u$s 1,7 por cada kilowatt/hora consumido, al tiempo que ese valor promedió los u$s 9,4 en la región (con picos de 11,88 en Chile y 16,47 en Brasil). En ese lapso, los subsidios energéticos treparon desde los $ 1.185 millones hasta los $ 140.000 millones.
El fenómeno de los subsidios a la energía, categoría particular de las transferencias corrientes que realiza el Estado a diversos sectores y que sobre todo abarca a la generación y provisión de energía eléctrica y gas, es relativamente nuevo en la Argentina. Según un estudio de KPMG, estas transferencias mostraron un crecimiento significativo durante la última década, cuando su participación en los subsidios totales transferidos por el Estado nacional se elevó de un 4% en 2005 a más de un 60% en 2015.
De acuerdo con la consultora, sobre la base de los datos aportados por la Ley de Presupuesto Nacional se espera que durante 2016 la injerencia de estos subsidios persista, aunque se prevé un retroceso que debería acompañar el nuevo esquema tarifario.
Denominado “Tarifas eléctricas, congelamiento, subsidios e impacto del ajuste”, el trabajo plantea que –si bien tuvo algún efecto de corte social– la política adoptada a partir de los eventos propios de la debacle de 2001 y de la Ley de Emergencia Económica 25.561 de 2002 ha impactado negativamente en el desempeño de las empresas del sector energético y en las cuentas fiscales, además de contribuir con el déficit público comprobado.
Denominado “Tarifas eléctricas, congelamiento, subsidios e impacto del ajuste”, el trabajo plantea que –si bien tuvo algún efecto de corte social– la política adoptada a partir de los eventos propios de la debacle de 2001 y de la Ley de Emergencia Económica 25.561 de 2002 ha impactado negativamente en el desempeño de las empresas del sector energético y en las cuentas fiscales, además de contribuir con el déficit público comprobado.
Según KPMG, el crecimiento de los subsidios al sector energético no tiene precedentes, ya que en poco más de una década su magnitud se incrementó en un múltiplo superior a las 870 veces con respecto a 2002, al tiempo que su participación en el total de transferencias lo hizo en más de 44 veces
El relevamiento expone que el crecimiento de los subsidios económicos al sector energético no tiene precedentes, ya que en poco más de una década su magnitud se incrementó en un múltiplo superior a las 870 veces con respecto a 2002, al tiempo que su participación en el total de transferencias lo hizo en más de 44 veces. “Desde un punto de vista comparativo, las tarifas al consumo eléctrico en la Argentina presentaron, durante todos estos años y hasta el reciente cambio de esquema, dos características fundamentales: eran anacrónicas (porque estaban pesificadas y congeladas desde 2002 y sufrieron escasas variaciones o ajustes en los últimos años); y estaban desligadas de los costos de generación desde que la Ley de Emergencia Económica rompió la relación inherente entre éstos (donde impactan el precio internacional del gas –de grandes variaciones en la última década– y la inflación local) y la tarifa de consumo (subsidiada por el Estado)”, indica el reporte.
Comparación regional
Si se tienen en cuenta las dos cualidades antes mencionadas y adicionalmente se considera que el actual Gobierno modificó el esquema tarifario para atenuar su impacto, KPMG precisa que la tarifa promedio que pagaba un usuario representativo a nivel nacional hasta diciembre de 2015 se ubica en las antípodas del monto que abonan los usuarios en otros países de la región (con la única salvedad de Venezuela).
Según el informe, el valor de la energía eléctrica por cada kilowatt/hora (Kwh) en la Argentina representaba, en promedio y hasta fines de 2015, alrededor de la sexta parte de la media regional (es decir, tan sólo el 18% de ésta). Equivalía, asimismo, a la séptima y décima parte de las cifras cobradas en Chile y Brasil, respectivamente.
Y si bien las diferencias en las tarifas medias que abonan los usuarios de los distintos países resultan muy notorias en comparación con el caso argentino (o con el venezolano), la consultora aclara que dichas brechas no estarían explicadas sólo por los subsidios en su totalidad, sino también por el congelamiento anacrónico de las tarifas.
Deterioro del servicio
En el período 2005-2015, los fondos asignados a subsidiar el consumo de energía eléctrica crecieron en un múltiplo de 118: desde los $ 1.185 millones asignados en 2005 hasta los casi $ 140.000 millones del año pasado. En ese sentido, la consultora detalla que del total acumulado de subsidios con fines económicos registrados en la citada década (valor que llegó a los u$s 130.500 millones), el Estado nacional destinó al sector energético unos u$s 85.000 millones.
A decir de Ariel Eisenstein, socio a cargo de Energía y Servicios Públicos de KPMG, en comparación con los subsidios a otros sectores, los orientados a la energía no tienen precedente histórico y han sido un instrumento esencial de la política económica del último Gobierno. “La grave situación del segmento hizo que la calidad del servicio eléctrico disminuyera de manera notable. La mejor evidencia de ello es que crecieron exponencialmente los reclamos de los usuarios a las empresas distribuidoras”, aseguró el especialista (quien fue uno de los autores del estudio junto con Matías Cano, gerente de Business Intelligence de KPMG Argentina).
En efecto, puntualizó, durante la última década la cantidad de reclamos por falta de suministro o deterioro en la calidad de éste se multiplicó unas 18 veces y hoy representa un 93% del total de las quejas. “En síntesis, la política de subsidios para mantener tarifas baratas fue contra los mismos usuarios que vieron cómo el servicio decaía año a año por la falta de inversiones, a raíz de que las empresas tuvieron que afrontar serios problemas de desfinanciamiento”, resumió. ℗
Y si bien las diferencias en las tarifas medias que abonan los usuarios de los distintos países resultan muy notorias en comparación con el caso argentino (o con el venezolano), la consultora aclara que dichas brechas no estarían explicadas sólo por los subsidios en su totalidad, sino también por el congelamiento anacrónico de las tarifas.
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