BIOCOMBUSTIBLES

BIOCOMBUSTIBLES

La razón exige prudencia, no fundamentalismos

Congreso Internacional de Biodiésel, en el Holiday Inn, en Ezeiza (GBA), donde el ministro de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires, Leonardo Sarquís; el subsecretario de Bioindustria de la Nación, Mariano Lechardoy; el subsecretario de Cambio Climático y Desarrollo Sustentable, Carlos Gentile; y el subsecretario de Comercialización y Refinación, Pablo Popik, ratificaron el respaldo de la Administración Macri al desarrollo de los biocombustibles en general, y del biodiésel en particular. En tanto, la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO), expresó su "satisfacción con las gestiones realizadas por la Embajada argentina en Madrid a los efectos de lograr el levantamiento de las medidas administrativas que dejaron fuera del mercado español a las exportaciones de biodiesel argentino desde el aà ±o 2013. Empresas socias de CARBIO habían interpuesto oportunamente una queja administrativa por esta medida sin alcanzar a la fecha una resolución favorable", aunque recordó que "el acceso al mercado comunitario, que incluye al español, aún se encuentra cerrado en la práctica por la imposición de derechos antidumping por parte de la Comisión Europea en noviembre de 2013" pese a que el informe final de la autoridad competente considera que "la UE calculó erróneamente el costo de producción, determinó erróneamente el monto de ganancia en la construcción del valor normal de producción e impuso erróneamente los derechos antidumping excediendo el margen de dumping calculado." Se esperan novedades. Uno de los participantes de la conferencia fue Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, y aquí su opinión en una columna para Urgente24:
El croquis explica el complejo pero autosustentable ciclo del biocombustible.
por CLAUDIO MOLINA
La economía moderna se desarrolló desde hace más de un siglo y medio, a partir de la transformación del petróleo, no solo para su uso como combustible, a través de sus destilados, sino también, para su uso como insumo de bienes durables, productos derivados de la industria petroquímica. Junto al petróleo, el gas natural ha tenido y tiene cada vez más un rol preponderante en la industria moderna. Y aunque la era del carbón haya terminado hace mucho tiempo, su participación entre las fuentes primarias de energía sigue siendo muy importante, similar a la del gas natural.
El calentamiento atmosférico global generó un cambio de paradigma y es insoslayable la necesidad que tiene el mundo a partir de él, de diversificar la matriz energética, dando una creciente y significativa participación a las fuentes de energías renovables, las que sin dudas, son mucho menos contaminantes que las fuentes de origen mineral.
Pretender firmar el certificado de defunción del petróleo y del carbón a corto y mediano plazo es unautopía, a pesar de no ser amigables con el medio ambiente. Del mismo modo lo es no tomar en el mismo período a las energías renovables en general y a los biocombustibles, como complementarios, no como sustitutos excluyentes.
Resultan contradictorias las posiciones fundamentalistas que en muchas oportunidades se exteriorizan en favor de las renovables, soslayando de alguna manera la importancia del petróleo, gas y carbón en la matriz energética mundial y su contribución a una mejora de la calidad de vida de la población –más allá de los innegables efectos colaterales negativos que han generado y generan de manera creciente-, cuando en particular, esas posiciones se exteriorizan haciendo uso y abuso del consumo de energía derivada de fuentes minerales, y adoptando en muchos casos como ejemplos a seguir, el de aquellos países más desarrollados que presentan los más altos índices de ineficiencia en términos de consumo de energía no renovable sobre PBI.
La humanidad en su conjunto, pero principalmente la porción minoritaria de la población más desarrollada, debe cambiar su cultura, su típica adicción al ultra-bienestar, la que viene acompañada con una tasa de intensidad energética insostenible, hecho que se haría aún más grave si la mayoría de los países –no tan solo los desarrollados-, registrara esos niveles de uso de energía.
El mundo debe realizar un enorme esfuerzo en materia de eficiencia energética y Argentina no puede hacerse la distraída en este sentido. Pero también cada ciudadano en forma individual debe asumir una responsabilidad para con el medio ambiente y privilegiando el bien común por sobre todo.
Más y mejor transporte público –fundamentalmente ferrocarriles-, menos automotores y más eficientes en el uso energético (hecho que requiere un paulatino cambio de buena parte del parque actual, migrando a otros de mejor tecnología), menos consumo de energía eléctrica per cápita (a partir de una más eficiente utilización de los recursos disponibles y con mayor participación en su producción de fuentes renovables), mejores planteos ganaderos para reducir las emisiones de metano, mejores prácticas agrícolas, incorporación de nuevas tecnologías, procesos y productos industriales, etc., deben constituirse en postulados básicos para el desarrollo de las actividades humanas.
Considero inapropiado plantear un dilema entre la energía mineral, convencional, y las renovables en general y los biocombustibles en particular, el que es tan malo como el que se generó entre alimentos y biocombustibles. Si analizamos nuestra vida con profundidad, nos daremos cuenta que es impensable a corto y mediano plazo, prescindir de una porción importante de la energía mineral que consumimos de manera directa o indirecta.
Nuestra generación no vivirá el fin de la era del petróleo, sí en cambio contribuiremos activamente a lograr una inflexión en la forma de generar y consumir energía, para crear las condiciones a partir de las cuales las nuevas generaciones profundicen este cambio de paradigma.
Por cierto que existen países, como el nuestro, en condiciones de lograr una mayor tasa de utilización en términos relativos de energías renovables en general, incluso, exportando como se efectúa, parte de ella  caso del biodiesel-. Estamos en condiciones de aumentar la participación de los biocombustibles en el transporte, agro y generación eléctrica, en el marco de la Ley 26.093, como así también, de cumplir los objetivos establecidos por la Ley 27.191 en cuanto a la participación de energía de fuentes renovables en la generación eléctrica, y debemos hacer todo esto rápido y sin dudar.
Pero eliminemos los fundamentalismos, provengan de donde sea. El mundo y Argentina en particular, requiere soluciones y planteos de gestión inteligentes, acorde a las reales posibilidades de crecimiento presente y futuro que requieren las energías renovables en general y los biocombustibles en particular, conviviendo con un uso más eficiente del petróleo, gas y carbón disponible.

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