La Argentina escaló posiciones en un ranking energético global
Según el “Energy Architecture Performance Index” 2016
Está en el puesto 39⁰ entre 126 naciones evaluadas por el Foro Económico Mundial sobre la base de sus niveles de acceso a la energía y seguridad en el suministro, crecimiento económico y sostenibilidad ambiental. Un año antes, se posicionaba 47⁰entre 125 países.
La edición 2016 del “Energy Architecture Performance Index” (EAPI), uno de los principales relevamientos del escenario energético en todo el planeta, arrojó resultados positivos para la Argentina, que mejoró su promedio de calificaciones y ascendió ocho casilleros en el ranking.
El país, que en 2015 se había colocado en el puesto 47⁰ entre 125 mercados de los cinco continentes, esta temporada escaló hasta la 39⁰ ubicación entre un total de 126 naciones. Asimismo, su puntuación energética general se elevó desde 0,64 unidades hasta su actual promedio de 0,67 (en una escala de 0 a 1).
el modelo colombiano ganó en competitividad por la baja demanda de energía de sus habitantes con respecto al Producto Bruto Interno (PBI), el uruguayo fue ponderado por sus cada vez menores necesidades de importar combustibles y su decidido apoyo a las energías renovables.
El trabajo, elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) a partir de datos de la consultora Accenture, evaluó de manera dispar el rendimiento nacional en tres grandes áreas: “Crecimiento y Desarrollo Económico” (donde consiguió un score de 0,7 y logró ascender hasta el 6⁰ lugar del listado), “Sostenibilidad Ambiental” (donde cosechó 0,6 puntos y se colocó 79⁰) y “Acceso a la Energía y Seguridad Energética” (donde sumó 0,7 unidades y ocupó el 65⁰ puesto).
En la comparación regional, el sector energético argentino se situó muy por debajo de dos naciones que consiguieron infiltrarse entre las 10 mejores: Colombia (que llegó a un meritorio 8⁰ puesto) y Uruguay (10⁰). Mientras que el modelo colombiano ganó en competitividad por la baja demanda de energía de sus habitantes con respecto al Producto Bruto Interno (PBI), el uruguayo fue ponderado por sus cada vez menores necesidades de importar combustibles y su decidido apoyo a las energías renovables.
Otros rendimientos destacados fueron los de Costa Rica (13⁰), Perú (20⁰), Paraguay (21⁰), Brasil (25⁰) y Chile (38⁰).
Detrás de la Argentina se posicionaron Panamá (42⁰), El Salvador (47⁰), México (49⁰), Cuba (62⁰), Ecuador (69⁰), Guatemala (70⁰), Nicaragua (73⁰) y Bolivia (78⁰). En el extremo inferior del listado, en tanto, figuraron Honduras (86⁰), Venezuela (89⁰), Jamaica (98⁰), Trinidad y Tobago (110⁰) y Haití (123⁰).
En la comparación regional, el sector energético argentino se situó muy por debajo de dos naciones que consiguieron infiltrarse entre las 10 mejores: Colombia (que llegó a un meritorio 8⁰ puesto) y Uruguay (10⁰). Mientras que el modelo colombiano ganó en competitividad por la baja demanda de energía de sus habitantes con respecto al Producto Bruto Interno (PBI), el uruguayo fue ponderado por sus cada vez menores necesidades de importar combustibles y su decidido apoyo a las energías renovables.
Otros rendimientos destacados fueron los de Costa Rica (13⁰), Perú (20⁰), Paraguay (21⁰), Brasil (25⁰) y Chile (38⁰).
Detrás de la Argentina se posicionaron Panamá (42⁰), El Salvador (47⁰), México (49⁰), Cuba (62⁰), Ecuador (69⁰), Guatemala (70⁰), Nicaragua (73⁰) y Bolivia (78⁰). En el extremo inferior del listado, en tanto, figuraron Honduras (86⁰), Venezuela (89⁰), Jamaica (98⁰), Trinidad y Tobago (110⁰) y Haití (123⁰).
Ítem por ítem
En cuanto al primer apartado (“Crecimiento y Desarrollo Económico”), la Argentina figuró por encima de la media en ítems como “Nivel de distorsión de precios a través de subsidios o impuestos en la nafta Súper” (1⁰ en el ranking), “Precios de la electricidad para la industria” (6⁰), “Nivel de distorsión de precios a través de subsidios o impuestos en el diesel” (16⁰) y “Porcentaje de importación de combustibles en el PBI” (25⁰). No obstante, su desempeño decayó sobremanera en las dos variables restantes: “Porcentaje del PBI por unidad de energía consumida per cápita” (72⁰) y “Exportaciones de combustibles” (97⁰).
En el plano de la “Sostenibilidad Ambiental”, apenas puede resaltarse el posicionamiento obtenido en “Concentración de material particulado en el aire” (16⁰). En cambio, fueron de malas a pésimas las valoraciones en términos de “Emisiones de dióxido de carbono –CO²– de la generación eléctrica” (57⁰), “Emisiones de metano del sector energético” (82⁰), “Economía de combustibles por pasajero de automóviles” (84⁰), “Emisiones de óxido de nitrógeno en el sector energético” (89⁰) y “Uso de energías alternativas y de origen nuclear” (90⁰).
Finalmente, en términos de “Acceso a la Energía y Seguridad Energética”, la Argentina registró un desempeño aceptable en “Diversificación de destinos de importación” (39⁰), “Porcentaje de la energía importada en la demanda” (44⁰) y “Porcentaje de la población que usa combustibles sólidos para cocinar” (52⁰). La performance nacional fue decididamente pobre en “Diversidad de las fuentes primarias de energía en el suministro total” (64⁰), “Tasa de electrificación” (70⁰) y “Calidad del suministro eléctrico” (108⁰).
En el plano de la “Sostenibilidad Ambiental”, apenas puede resaltarse el posicionamiento obtenido en “Concentración de material particulado en el aire” (16⁰). En cambio, fueron de malas a pésimas las valoraciones en términos de “Emisiones de dióxido de carbono –CO²– de la generación eléctrica” (57⁰), “Emisiones de metano del sector energético” (82⁰), “Economía de combustibles por pasajero de automóviles” (84⁰), “Emisiones de óxido de nitrógeno en el sector energético” (89⁰) y “Uso de energías alternativas y de origen nuclear” (90⁰).
Finalmente, en términos de “Acceso a la Energía y Seguridad Energética”, la Argentina registró un desempeño aceptable en “Diversificación de destinos de importación” (39⁰), “Porcentaje de la energía importada en la demanda” (44⁰) y “Porcentaje de la población que usa combustibles sólidos para cocinar” (52⁰). La performance nacional fue decididamente pobre en “Diversidad de las fuentes primarias de energía en el suministro total” (64⁰), “Tasa de electrificación” (70⁰) y “Calidad del suministro eléctrico” (108⁰).
Liderazgo europeo
Los siete mercados con mayor desarrollo energético del mundo son europeos: Suiza, Noruega, Suecia, Francia, Dinamarca, Austria y España, en ese orden. Vale destacar que estos países ya habían ocupado, casi sin variaciones, los primeros puestos del ranking en 2015.
Aparte de los dos casos latinoamericanos ya citados (Colombia y Uruguay), la otra nación no europea que ingresó al top-10 fue Nueva Zelanda (ocupante del 9⁰ lugar). Entre las grandes potencias económicas del mundo, deben mencionarse las rezagadas ubicaciones de Gran Bretaña (16⁰) y Alemania (24⁰), y los casos de Estados Unidos (48⁰), Japón (50⁰), Rusia (52⁰) y China (94⁰), cuatro gigantes que se situaron por debajo de la línea de la Argentina.
Según el EAPI 2016, los avances tecnológicos están cambiando vertiginosamente el escenario energético internacional, al crear retos que demandan el desarrollo de nuevas estrategias públicas y privadas. “El acceso a la energía y la seguridad en el segmento serán el eslabón clave para afrontar los disruptivos desafíos que plantea la arquitectura energética global. Se requerirán acciones rápidas para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades vinculadas con la diversidad de las fuentes de suministro, las vulnerabilidades resultantes de la convergencia de las tecnologías digitales y el mundo físico, y las incertidumbres geopolíticas vigentes”, indicó el informe.
Aparte de los dos casos latinoamericanos ya citados (Colombia y Uruguay), la otra nación no europea que ingresó al top-10 fue Nueva Zelanda (ocupante del 9⁰ lugar). Entre las grandes potencias económicas del mundo, deben mencionarse las rezagadas ubicaciones de Gran Bretaña (16⁰) y Alemania (24⁰), y los casos de Estados Unidos (48⁰), Japón (50⁰), Rusia (52⁰) y China (94⁰), cuatro gigantes que se situaron por debajo de la línea de la Argentina.
Según el EAPI 2016, los avances tecnológicos están cambiando vertiginosamente el escenario energético internacional, al crear retos que demandan el desarrollo de nuevas estrategias públicas y privadas. “El acceso a la energía y la seguridad en el segmento serán el eslabón clave para afrontar los disruptivos desafíos que plantea la arquitectura energética global. Se requerirán acciones rápidas para mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades vinculadas con la diversidad de las fuentes de suministro, las vulnerabilidades resultantes de la convergencia de las tecnologías digitales y el mundo físico, y las incertidumbres geopolíticas vigentes”, indicó el informe.
La performance nacional fue decididamente pobre en “Diversidad de las fuentes primarias de energía en el suministro total” (64⁰), “Tasa de electrificación” (70⁰) y “Calidad del suministro eléctrico” (108⁰).
En cuanto a las transformaciones que viene padeciendo el mercado de los combustibles, el EAPI aludió a los nuevos roles de Estados Unidos, Asia y Medio Oriente desde un punto de vista comercial. “Todavía hará falta que los estados colaboren mucho entre sí y sigan de cerca un creciente número de acuerdos híbridos o mixtos, más allá de que tienda a incrementarse el protagonismo de los demás actores, incluyendo las organizaciones privadas, los individuos y las nuevas coaliciones”, concluyó el reporte.
Fuente: www.petroquimica.com.ar
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