ECONOMÍA & REGIONES: PROYECTO PRESUPUESTO 2018

El gasto público primario fue a contramano de lo que prometió Cambiemos en la campaña 2015 y de 52 puntos del PBI que ocupaban seguridad social y salarios (más universidades) en 2016 salta a 76 puntos en 2018, es decir 14  puntos más de gasto fijo que en 2016.
El detalle:
-La seguridad social (ANSeS y PAMI), que ocupa el 59% del gasto primario y es el mayor del Estado Nacional, aumentó de 9,1% (2016) a 9,8% (2017) del PBI, o sea, 12 p.p. respecto de 2016, que había sido del 47%.
-El pago de salarios públicos pasa de 15% del PBI en 2016 a 17% en 2018 y su incidencia avanza 14 puntos, con la particularidad de que la planta de empleados públicos nacionales disminuyó un -5,3% cuando se compara el 1er trimestre de 2016 (437.000) con el mismo período de 2017 (414.000).
En una palabra, una de las conclusiones que surgen del análisis realizado por Economía & Regiones en su semanario 288 del 8 de setiembre de 2017 sería: en la ANSeS las erogaciones subieron más que la recaudación y, por más que haya menos empleados públicos, ganan más.
Los últimos números “cerrados” del ANSeS muestran que en 2016 el sistema previsional tuvo ingresos totales equivalentes a 6,5% del PBI, sumando Contribuciones Patronales (3,9%) y Aportes Personales (2,6%), contra erogaciones por 9,1%, lo cual generó un déficit de 2,6% del PBI.
En la mochila de ANSES no entran sólo las jubilaciones, sino que se torna elástica con exóticas contribuciones afectadas a su cuenta, como resarcimientos extraordinarios, o políticas sociales que se distribuyen a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que en 2016 gastó $158.085 millones financiando el PRO.CRE.AR, préstamos a beneficiarios del SIPA, préstamos a provincias y déficit fiscal, lo cual equivale casi al 30% de las jubilaciones ($572.659 millones) y es un +47% superior al pago de Asignaciones familiares y AUH ($107.628 millones).
Para completar el año, en busca del voto jubilado, ANSeS acaba de aumentar un 13,32% los haberes previsionales de más de 8 millones de jubilaciones y pensiones, en el marco de la Ley de Movilidad Jubilatoria Nº 26.417, un mes antes de las elecciones, además de impactar también en las Asignaciones Familiares, con lo que viéndolo del lado del consumo, volcó $55.000 millones hasta fin de año.
Economía & Regiones advierte: “Sin cambios en el régimen previsional, el déficit del ANSES nos condena a tener altos niveles de gasto y de impuestos, y bajos niveles de inversión y crecimiento”.
Y a partir del diagnóstico de estanflación de oferta por asfixia estatal sin un claro alivio en los impuestos ni en el déficit fiscal, los grandes interrogantes que, plantea, se estaría haciendo el empresariado argentino serían: ¿Será negocio invertir en la 2da mitad de la presidencia de Macri?”. “¿Habrá de discutirse cuánto y dónde se van a achicar al Estado y su gasto público?”.
En la práctica, las negociaciones políticas, por el momento bajo cuerda, pasan por el lado de la cobranza. Hasta ahora, el Estado Nacional vino bajando los subsidios económicos, que perdieron peso relativo en el gasto primario del Presupuesto, retrocediendo de 16% (2016) a 7% (2018).
Sin embargo, esa reducción implica que el ajuste lo está haciendo el sector privado, que es el que ahorra, invierte y también consume.
Salvo en la energía, el recorte de los subsidios energéticos no provoca boom de inversión privada que gatille crecimiento y empleo.
Por el lado de la política monetaria, la contribución privada a financiar el déficit recibe una recompensa en la tasa de interés de corto plazo con que “afecta” las expectativas de inflación, ya que “solamente si los agentes económicos (no) creen que la inflación vaya a bajar, entonces, la inflación (no) baja”, señala la consultora fundada por Frigerio.
Fue lo que sucedió este año, cuando el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) nunca creyó la pauta antiinflacionaria del  17%, sino arriba del 26% que fue el nivel fijado por el BCRA a las LEBACS, pases o venta de dólares.
Para partir las diferencia de percepciones, 2017 apunta a cerrar con una inflación interanual en torno al +23% y, según el proyecto de presupuesto, debería arrancar 2018 en torno del 15%.
La lectura que hace E&R es que, como no cabe esperar ni una significativa reducción del déficit fiscal ni de los impuestos, ni tampoco que sean elevadas las tasas de crecimiento, “lo más oportunosería encarar planes de negocios conservadores con niveles de inversión moderados, lo cual retroalimenta el círculo de bajo crecimiento (empleo)”.
Como la estrategia del gobierno se sigue apoyando en que la meta de déficit fiscal primario (+4,2% del PBI) se cumpla en 2017 a fuerza de un aumento del stock de la deuda flotante más los respectivos intereses, infiere el informe que muy probablemente se trasladarán pagos de un ejercicio a otro.
En este marco, si todo sale bien, el gobierno de Macri habrá completado en su mandato en 2019 cerrando un déficit fiscal financiero (después de intereses) similar al heredado en 2015 (+5,8% del PBI), más de la mitad del cual lo explica el déficit operativo del ANSES, que nada se hizo para abordarlo.
Economía & Regiones destaca que “constituye un grave obstáculo para crecer a buen ritmo y en forma sostenida porque atenta contra el ahorro, la inversión y la formación de capital, obstaculizando la productividad, la creación de puestos de trabajo y la mejora del salario”.

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